La televisión está siendo el lugar ideal para que
se dé la contienda política de los candidatos a la
Presidencia de la República del año 2000. En todos
los países democráticos se dan Debates entre los
contendientes que se transmiten por televisión. En
México hemos tenido cuatro experiencia reales.
Destacan el Debate de Zedillo, Diego y Cuauhtémoc
de hace 5 años, y el de Roque, Madrazo, Bartlett y
Labastida, sucedido hace apenas unas semanas, En
todos los debates se utilizó la fórmula de dar
tiempos estrictos a cada contendiente para
cada una de sus intervenciones. En la fórmula del
tiempo estricto, el conductor es un mero
presentador y los participantes no están obligados
a responder preguntas concretas. Pero hay otras
fórmulas de hacer debates. Exploramos aquí
posibilidades. Para hacer este Sondeo de Opinión
preguntamos a los entrevistados tres
cuestionamientos básicos:
1)Debe darse el debate
entre candidatos a la Presidencia;
2)Debe
realizarse el debate con la fórmula del tiempo
estricto o sería mejor utilizar otros métodos; y
3)Tendría que darse un debate o deberían de ser
varios. Estas son 3 respuestas.
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Opinión de: Ciro Gómez Leyva ¡Tenemos que hacer cien debates para el proceso
electoral del 2000!, y sería infinitamente mejor
utilizar otros métodos de producción.
Con la fórmula del tiempo estricto no se debate y,
por lo tanto, no se ven completamente los
candidatos.
Con tantas reglas los participantes se acartonan
en tanto se limitan a un guión.
De lo que se trata es verlos debatir y reaccionar
a preguntas que no estén en su propio libreto.
Con la fórmula estricta los candidatos pueden
prepararse y memorizar textos hasta con un mes de
anticipación.
Lo ideal es que se den varios programas de
televisión en los que estén presentes los
candidatos. El error está en llamarlos debates,
porque se llenan de reglas y eso vuelve todo muy
complicado.
Hay que cambiar el concepto y realizar todos los
programas de televisión posibles en todos los
formatos, sean entrevistas, mesas de opinión,
crónicas, reportajes o todo combinado.
No veo razón para limitarnos.
En el 2000 los candidatos no van a poder
determinar solos cómo será su agenda para asistir
a los medios de comunicación porque la realidad va
a ser muy demandante. Importante será
entrevistarlos por separado y juntarlos cuantas
veces se pueda.
Y si la Cámara Nacional de Radio y Televisión
organiza el Gran Debate con la fórmula de tiempos
estrictos, yo también le doy la bienvenida.
Ciro Gómez Leyva
Periodista/Conductor de programa Séptimo Día
de CNI Canal 40 y Editor en Jefe de la Revita
Nuevo Milenio.
Opinión de: Enrique Valdés Obviamente sí deben darse los debates. El formato
del tiempo estricto no es el más adecuado porque
todo se queda a medias y no se da un verdadero
debate.
Con esta fórmula simplemente cada quien expresa su
punto de vista y nada más. Se convierte en el
monólogo de cada candidato.
Sería interesante que el debate se hiciera con un
panel de periodistas que formularan preguntas
concretas a los candidatos. Y también sería muy
importante que el público pudiera participar con
preguntas. Lo de las preguntas del público puede
resolverse de alguna manera. Por ejemplo, se dan
teléfonos para que la gente llame antes del debate
y se incluyen las preguntas que se repitieron un
mayor número de veces.
Más de dos debates sería demasiado porque ya no
habría expectativa.
Enrique Valdés
Productor de DEPORTV
y de Programas Especiales de TV Azteca
Opinión de: Javier Solórzano Sin duda los debates son muy importantes para que
la sociedad conozca el rostro y las reacciones de
los candidatos.
En particular me parece relevante el que la gente
pueda observar cómo reaccionan los instintos de
los participantes ante una pregunta concreta y
ante la crítica. Y me refiero no sólo a sus
respuestas de contenido, sino a sus actitudes y
formas de comportamiento.
Creo que ha llegado el momento de encontrar otros
métodos para realizar los debates por televisión.
Puede formarse un panel de periodistas e
intelectuales, que gozen de prestigio y de
confianza en la sociedad, que sean los que
formulen preguntas concretas con base en una
agenda previamente establecida.
Hay que transformar la fórmula y bien podría
empezarse por la descentralización.
Considero que tendrían que realizarse al menos 3
debates, cada uno en diferentes zonas del país. El
primero en la zona centro y los otros en el norte
y en el sur. En cada lugar con la participación de
periodistas e intelectuales de la región, lo que
permitiría dar otro enfoque a los problemas del
país.
Los debate son una parte indispensable del proceso
de democratización de la sociedad.
Son una de las condiciones claves de la nueva
democracia.
Javier Solórzano
Periodista/Conductor del noticiario de radio
vespertino.
Para Empezar y del programa informativo
En Blanco y Negro de MVS.
Opinión de: Raymundo Rivapalacio El debate es la forma en que se desmitifica al
político y se presenta ante el electorado tal como
es, con sus posibilidades, alcances y
limitaciones.
En un sistema de contrapesos, el debate es una
prueba de ácido en la que necesariamente tiene que
meterse un político. Es salir del esquema
stalinista en el que vivimos durante muchos años,
para reponder a una sociedad diferente.
En el formato rígido no se genera un verdadero
debate porque cada participante se precupa más por
lo que sabe que va a decir que por responder a los
ataques de sus contrincantes. Además, al responder
a los ataques agota su propio tiempo y no expone
sus ideas. El formato rígido es de alcance
limitado.
Considero que sí deben darse varios debates. Por
lo menos dos y quizá hasta tres.
Un primer debate trataría de política, otro sobre
política económica y el tercero podría dedicarse a
la política social, para escuchar las propuestas e
ideas que tienen los candidatos sobre los
ancianos, las mujeres, los niños, los indígenas,
etc.
Habría que utilizar el formato de un panel
integrado por periodistas. Se trataría de que no
participaran periodistas que tuvieran simpatías o
cercanía con alguno de los candidatos o los
partidos. Los periodistas serían elegidos por su
trayectoria y porque son profesionales que conocen
el arte de preguntar. El moderador no sería
pasivo, sino que trataría de equilibrar los
tiempos y las participaciones para que todos los
candidatos tuvieran un espacio equivalente.
Sería muy importante para los candidatos que el
debate tuviera tiempos para la réplica y que
estuviera muy bien organizado. De ninguna manera
se trataría de crear un espacio de discusión lleno
de trampas.
Raymundo Rivapalacio
periodista y comentarista político
Director General Editorial Multimedios.
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