| Por José Antonio Fernández 
  F.
 Rebecca Jones sabe que tiene talento como actríz y como productora. Lo 
  demuestra a placer en el escenario en la obra de teatro Retrato de una actriz 
  desempleada, monólogo en el que interpreta 36 personajes totalmente diferentes. 
  El reconocimiento del público asistente es absoluto.
 Mujer de cualidades, es bella y tiene estilo. Cuando lanza su expresión 
  y mirada felina puede llenar de seducción cualquier escena en la que 
  participe. Fuerza y coraje le son propios. Se la juega hoy con Argos para ser 
  protagonista de la telenovela Alma herida que será transmitida por la 
  cadena Telemundo en Estados Unidos.
 Rebecca Jones guarda algunas sospechas con Televisa y TV Azteca. Se pregunta: 
  "¿por qué a mí nunca me llaman de Televisa y a mi 
  esposo (el actor Alejandro Camacho) jamás lo buscan de TV Azteca? Claro 
  está que Ricardo Salinas Pliego y Emilio Azcárraga Jean establecen 
  tratos".
 
 
 Jose Antonio Fernández: ¿En qué 
  momento dice Rebecca Jones: voy a ser actriz?
 REBECCA JONES: Suena a clishé, pero lo sentí desde muy 
  chiquita. Me sudaban las manos cuando veía espectáculos y me daban 
  ganas de estar en el escenario. Desde niña en la escuela participaba 
  en obras de teatro. Mis fiestas eran obras de teatro. Escribía obras 
  de teatro. Era ineludible. Nunca pasó por mi mente el hacer otra cosa 
  en la vida.
 Mi papá es pintor y eso me dio la posibilidad de vivir el arte en mi 
  casa. Con el tiempo descubrí que sí tenía talento, porque 
  una cosa es querer y otra es poder. En ese momento decidí estudiar actuación 
  en California, en Estados Unidos.
 Jose Antonio Fernández: ¿Cuándo 
  y cómo te diste cuenta que tenías talento?
 REBECCA JONES: Lo sabes hasta que te paras en un escenario, antes sólo 
  puedes escuchar y ver a los maestros en los espectáculos y recibir información. 
  Cuando te subes a las tablas y dices: "los engañé",
 es que sí puedes.
 J.A.F.: ¿A qué te refieres al decir los 
  engañé?
 REBECCA JONES: Actuar es engañar. Si a mí me creen ser 
  alguien que no soy, ahí se da el engaño.
 Mi papá dice que el talento es noventa por ciento deseo, y yo también 
  lo creo así. Hay gente que tiene mucho talento pero no suficiente deseo 
  para triunfar y ser exitoso, pero exitoso de verdad. Existe la creencia de que 
  un buen actor no puede ser estrella, que el buen actor debe renunciar al lujo 
  y andar vestido de morral y huaraches. Yo no estoy de acuerdo con eso. Yo creo 
  que se puede ser un actor prestigiado y reconocido y que la gente pague un boleto 
  por verte en escena.
 No soy la artista de moda, pero sé que la gente sabe que cuando ve el 
  nombre de Rebecca Jones en una obra, una telenovela o una película, está 
  segura de que no le van a dar gato por liebre. El público sabe que soy 
  una actriz comprometida en escena y una profesional de mi trabajo. Y este prestigio 
  toma muchos años.
 Jose Antonio Fernández: ¿Seleccionas tus 
  papeles?
 REBECCA JONES: Cuando soy productora sí, como en la obra de teatro 
  el Retrato de una actriz desempleada. Yo creo en el teatro de creadores, de 
  autor. En el teatro que como artista ves al inicio un lienzo en blanco que tienes 
  que llenar.
 Don Emilio Azcárraga... Milmo, bueno, ¿no hay otro, verdad? Don 
  Emilín, no. Hablo de Don Emilio Azcárraga, Azcárraga Milmo. 
  Él se fue a la tumba con muy buena impresión mía porque 
  rechacé un papel en una telenovela porque no la quería hacer. 
  Era una de esas historias típicas de marías y de trensas, de la 
  sirvienta que se casa con el rico. Me dijo que le pidiera lo que fuera. Acordamos 
  que me pagaría un millón de dólares. Fue en 1994 ó 
  un poco antes. Esa cantidad era un dineral. La iba a producir Valentín 
  Pimstein. El día de la prueba me pusieron trensas, guantes rosas y hablé 
  con "juites y venites". Luego del ensayo me dí cuenta de que 
  yo no podía hacer la telenovela ni por toda la lana del mundo. Don Emilio 
  me llamó para decirme que era un hecho lo del millón de dólares. 
  Le dije que no podía estar en la telenovela. Se alteró y me reclamó. 
  Me dijo que le había costado mucho conseguir el dinero para pagarme. 
  Pero yo le respondí que no podía traicionar mi imagen, que es 
  la imagen que la empresa (Televisa) me había dado y la imagen a la que 
  el público estaba acostumbrado. Le aseguré que la gente no me 
  iba a querer y no me aceptaría, que yo echaría por tierra un montón 
  de cosas por un millón de dólares. Le dije un no definitivo. Se 
  fue muy enojado. Esa noche ingresó al hospital. Me quería mucho. 
  Yo lo quería y también lo respetaba mucho.
 No hice la telenovela. Se terminó llamando El privilegio de amar y la 
  produjo Carla Estrada.
 
 Jose Antonio Fernández: ¿Creíste 
  que no ibas a lograr engañar al público?
 REBECCA JONES: Yo creo que uno debe ser fiel a lo que piensa. No se vale 
  que te hagas famosa saliendo en bikini en todas las revistas, y que después 
  digas ahora sí quiero que me tomen en serio y les aviso que ya no voy 
  a dedicarme a ser sexy.
 
 Jose Antonio Fernández: ¿A qué eres 
  fiel?
 REBECCA JONES: Soy fiel al buen gusto, a mi talento y a mi intuición. 
  Pocas veces me equivoco con mi intuición. Cuando las corazonadas van 
  encubiertas por la lógica, por la justificación, me sucede que 
  termino haciendo algo que no debí aceptar.
 Acabo de estar en una telenovela que se llamó El país de las mujeres, 
  que no debí hacer. Me doraron la píldora con la historia y me 
  pagaron muy bien. La verdad es que terminó siendo un horror. Me puedo 
  equivocar.
 No podría, por ejemplo, meterme a la casa de Big Brother. Tengo veinte 
  años de tener claro lo que quiero. Yo no hago nada que no tenga que ver 
  con mi prestigio y mi carrera. Equivocarse se paga muy caro. La cadena Telemundo 
  me está contratando porque saben quien soy. Hay muchas figurillas, pero 
  las figuras, en verdad figuras, son pocas.
 Jose Antonio Fernández: ¿Cuando decidiste 
  ser actriz sabías que seleccionabas una profesión de una apuesta 
  tremenda? Y mi pregunta de ninguna manera quiere menospreciar las demás 
  profesiones, pero hay que reconocer que es sumamente difícil conseguir 
  ser el protagónico de una telenovela o una película y mantenerse 
  con prestigio durante décadas.
 REBECCA JONES: No soy necia ni terca. Yo me puse 5 años de límite 
  para saber si la hacía como actriz. Y para mí hacerla era lograr 
  en esos cinco años un protagónico en una telenovela, una película 
  o una obra de teatro. Era lograr el éxito. Y todo llegó antes.
 Jose Antonio Fernández: ¿Te llegó 
  rápido el éxito?
 REBECCA JONES: No.
 Mi papá es americano y mi mamá mexicana. Nos fuimos a California 
  en 1974. Terminé allá la preparatoria y estudié la carrera 
  de Arte Dramático. No propiamente estudié la carrera porque incluía 
  materias como matemáticas que yo sentí que no me servirían 
  de nada. Yo no quería ser maestra de actuación, sino actriz. Por 
  eso en la universidad tomé cursos relacionados con el arte escénico, 
  como actuación, análisis literario, escenografía, iluminación 
  y maquillaje. En esto de la actuación puedes ser muy buen actor pero 
  no tener el carisma, el ángel, el duende. Por eso estudié cursos 
  diversos, porque lo que sí sabía entonces era que quería 
  dedicarme a a las artes escénicas, pero todavía no sabía 
  que tendría éxito como actriz.
 Vivía en Laguna Beach, iba a castings, fui mesera cinco años y 
  con eso me pagué los estudios. Me vestía con disfraces y me divertía 
  muchísimo. Pero un día me dije: yo quiero ser la que llega en 
  la noche al restaurante y le sirven la cena, ya no quiero ser la que sirve. 
  Y entonces me regresé a México en 1981. En 1983 debuté 
  en el teatro con la obra El coleccionista y me gané el premio a la Revelación 
  del año.
 Jose Antonio Fernández: ¿Cómo te 
  dieron el papel para El Coleccionista?
 REBECCA JONES: Fui a la audición. Me vio el director José 
  Solé, que era director de Bellas Artes, le gusté y me seleccionó. 
  No tenía yo ningún nombre. Para mi fue un gran éxito artístico 
  en mi carrera. Me dio muchísimas tablas porque sólo éramos 
  dos en escena. Fue una experiencia muy fuerte. Después de eso me seguí 
  con una obra al año, hasta que empecé a producir e hice televisión. 
  Tuve un éxito fenomenal con la telenovela Cuna de lobos. Yo creo en el 
  trabajo y en la metodología del trabajo.
 Jose Antonio Fernández: ¿Cómo es 
  esa metodología?
 REBECCA JONES: Soy muy rigurosa. Te pongo un ejemplo: en la obra El retrato 
  de una actriz desempleada yo hice junto con Francisco Franco un trabajo de mesa 
  para definir el pasado, los gustos y lo que piensa cada uno de los personajes. 
  En esta obra son 36 personajes y por eso hice 36 trabajos de mesa. Por eso para 
  el público es claro cuando aparece cada personaje. En escena se ve siempre 
  una bodega, pero cuando habla la viejita el público "alcanza a ver" 
  el patio, y cuando entra en escena la rica la gente se imagina el lugar donde 
  está. Me llevé seis meses preparando la obra.
 Para poner en escena el personaje yo escribo todos mis textos. Así me 
  los aprendo. En este caso que son 36 personajes, memoricé el libreto 
  en dos semanas.
 Lo bueno de este trabajo de la actuación es que se nota el esfuerzo que 
  hay atrás. Y la obra de teatro es un trabajo serio, ahí no se 
  hace nada con apuntador.
 Te cuento esta anécdota: hice una primera función de estreno para 
  Ventaneando que me salió perfecta. Al día siguiente presenté 
  un segundo ensayo general para el público de Radio Fórmula. A 
  los diez minutos del inicio, con teatro a reventar, el micrófono que 
  me colocaron en el pelo empezó a tronar y de pronto me quedé con 
  la mente en blanco. Me desconcentré y no podía continuar. No había 
  nadie atrás del escenario que me dijera algo porque todos estaban en 
  las butacas viendo la función. Pensaron que me sentía mal. Decía 
  Calderón de la Barca que el público es el monstruo de los mil 
  ojos, y es cierto, ahí sentí al monstruo de los mil ojos. Entonces 
  Francisco Franco, el director de la obra, subió al escenario y dijo: 
  "señoras y señores, ya les habíamos dicho que esto 
  era un ensayo general. No te preocupes Rebecca, reinicia desde el chef". 
  Pero yo estaba totalmente fuera del orden. Me pregunté: ¿desde 
  cuál chef? El chef entra 28,000 veces. De pronto reinicié pero 
  me salté 20 páginas. Francisco Franco se dio cuenta, dio un salto 
  al escenario y le dijo al público: "van a tener el privilegio de 
  ver la obra de nueva cuenta desde el principio". Y empecé desde 
  la primera línea. Como caballo entré la segunda vez. Aprendimos 
  que es una obra sumamente difícil y que no me pueden dejar sola en piso.
 Jose Antonio Fernández: ¿Te ha dado golpes 
  la vida?
 REBECCA JONES: Algunos, sí.
 Jose Antonio Fernández: ¿Cómo cuáles?
 REBECCA JONES: Uno aprende de los fracasos más que de los éxitos. 
  La última telenovela que hice, El país de las mujeres, fue un 
  fracaso para la empresa (TV Azteca). Me equivoqué al aceptarla, pero 
  no me arrepiento de haberla hecho porque yo no me arrepiento de nada.
 Jose Antonio Fernández: ¿Ni de no haber sido lo suficientemente 
  aguda en tu análisis para aceptarla?
 REBECCA JONES: No, porque cuando tienes una necesidad de dinero, está 
  cañón. Y también acepté porque me doraron la píldora. 
  Pero gracias a esa telenovela tengo esta casa. Todo en la vida te enseña.
 Jose Antonio Fernández: ¿Eres apasionada?
 REBECCA JONES: Mucho.
 Jose Antonio Fernández: ¿La pasión 
  da o quita?
 REBECCA JONES: Me ha dado el empecinarme en las cosas y estar feliz con 
  mi corazón. Soy obsesiva en lo que hago.
 Jose Antonio Fernández: Me dices que estás 
  comprometida con tu prestigio, ¿para qué quieres el prestigio?
 REBECCA JONES: Para que el público pague su boleto y vaya a verme 
  al teatro. Para que yo me sienta bien conmigo misma y mi hijo se sienta orgulloso 
  de mí. Para que yo como mexicana, cuando me vaya, deje una huella. Para 
  que yo deje algo por mi país en el entretenimiento. Porque el entretenimiento 
  es muy importante y más en estos tiempos que estamos viviendo. Es mi 
  apasionamiento. No es porque me adorne, pero no tengo una falsa modestia. Sé 
  lo que soy y tengo porque me ha costado mi trabajo.
 Siempre me ha quedado bien claro que el prestigio de una actriz puede caer de 
  la noche a la mañana.
 Jose Antonio Fernández: ¿Cómo es 
  que has tenido tan claro esto del prestigio desde tus inicios?
 REBECCA JONES: Una persona me dijo una vez que cuando te conviertes en 
  figura pública, como es el caso de ser actriz, debes escoger muy bien 
  tus caminos, porque después de haber tomado una línea es muy difícil 
  echarse para atrás.
 Hace muchísimos años me invitaron a hacer una película 
  con Charles Bronson en la que me tenía que desnudar. Se me presentó 
  la disyuntiva. No era por pudor el decir que no, pero sí tenía 
  que pensar qué hacer con mi imagen. Me pregunté qué me 
  daría. Entonces fue cuando esta persona me dijo: "debes pensar qué 
  ganarás haciendo un papel de segunda o tercera parte que incluye un desnudo. 
  Si realmente no lo quieres hacer, no lo hagas. Son de esos pasos en la vida 
  en los que es necesario tener todo muy bien definido. Hay que ser verdadero 
  con uno mismo".
 Mi decisión fue no actuar en la película.
 Jose Antonio Fernández: ¿Has rechazado 
  más papeles de los que has aceptado?
 REBECCA JONES: Yo creo que mitad y mitad.
 Hace tres meses me invitaron a posar para Playboy. Considero que no es algo 
  que vaya con mi imagen. Yo no quiero que la gente piense que tengo que encuerarme 
  en una revista para estar presente. Por mucho que sea Playboy, ¿para 
  qué? En eso sí estoy bien clara, y por eso yo creo que Epigmenio 
  Ibarra y toda esta bola de locos de Argos saben que soy coherente. Que no me 
  rijo por los escándalos y no tengo que hacer malabares o pararme en Reforma 
  para que la gente me voltée a ver. Y eso a mí me da mucho gusto. 
  El que yo entre a un lugar y haya respeto hacia mí, me satisface y me 
  agrada. Yo no estoy de moda, la gente ya sabe quien soy: una actriz.
 Jose Antonio Fernández: ¿Sientes que existe 
  hoy una comunidad artística que se comunica y tiene unión?
 REBECCA JONES: La gente que es triunfadora y la hace es con la que yo 
  me puedo llevar, porque los demás son una bola de frustados. Es la verdad. 
  Entre ellos hay mucho odio y rencor. Tengo muchos amigos en el ambiente, algunos 
  que la hacen y otros que no tanto. La gente que no tiene problemas de competencia 
  no hay manera que no sean mis amigos, como Diana Bracho, Susana Zavaleta y Helena 
  Rojo. Ellas son triunfadoras y no tienen amarguras en la vida.
 El otro día fue a verme Olga Guillot al teatro y me dijo que la actriz 
  de la que más se hablaba en todo México era de mí. Otra 
  actriz me dijo que yo era la (Ana) Guevara del teatro.
 Creo que la manera de que te respeten es primero siendo puntual, cosa que los 
  chamacos de hoy en día no lo son. Tu ves a un López Tarso que 
  siempre llega puntual a su llamado. Yo soy perfeccionista en mi trabajo y por 
  eso exijo perfeccionismo de los que me rodean. Si no cumplen me pongo como loca. 
  Como productora soy una fiera. No creo en el "esque", ¡es que 
  nada! Si yo hago 36 personajes, no admito que se vaya la luz o se hagan bolas 
  con el track.
 Jose Antonio Fernández: ¿Por qué 
  decides ser productora?
 REBECCA JONES: A mí no me gusta quedarme en mi casa a que me llamen. 
  Me invento mis juguetes y creo en el teatro como un negocio, como una forma 
  de vida. Por eso compré un espectáculo unipersonal, porque sé 
  que es muy difícil montar obras grandes. Ya lo hice con Drácula 
  y salí tablas después de un año.
 Jose Antonio Fernández: ¿Qué pasa 
  dentro de tí cuando en una telenovela no te gusta el camino que va tomando 
  tu personaje?
 REBECCA JONES: Simplemente lo digo. Por ejemplo, protesté en la 
  telenovela La vida en el espejo. Hablé directamente con Bernardo Romero, 
  el escritor de la telenovela, y declaré a la prensa lo que no quería 
  (cosa que le pudrió). Esto es lo que pasó: mi personaje le ponía 
  el cuerno al marido. Fue la primera vez en la historia de la televisión 
  que una mujer casada es infiel sin ser villana. Normalmente las que ponen el 
  cuerno en las novelas son malas y matan a todos. En este caso era un ser humano 
  que tenía una gran necesidad de escapar de lo que le estaba ahogando. 
  Antonio Serrano, el director, me dijo que él quería que fuera 
  una mujer fuerte y dijera ¡Ya llegué! Y eso no le gustó 
  a Romero, el escritor. Y me dijo cosas como que las mujeres de las Lomas no 
  se vestían con faldas de cuero, que no eran así. No lo acepté. 
  Hubo un momento en la historia en el que mi personaje ya no la hacía 
  porque no tenía hombres a su alrededor (ni marido ni amante). Protesté 
  y le dije que estábamos mandando una señal equivocada a la sociedad 
  planteando que la mujer sólo funciona cuando tiene un marido o un amante 
  junto y que no puede subsistir sin los hombres. Porque mi personaje eras una 
  mujer exitosa en la sociedad con marido y amante, pero cuando se quedó 
  sola la contrataban únicamente para hacer concursos de tangas. Le dije 
  que no me parecía su percepción de las mujeres. Tuvimos una discusión 
  fuerte. En casa de Carlos Payán me dijo que yo le imprimía demasiado 
  de mí a los personajes, y que debía entender que sólo era 
  una mera intérprete. Le respondí que la Quinta de Beethoven no 
  era igual dirijida por Von Karajan que por X. Que debíamos de ser claros. 
  Que si esa era la intención, mejor pusieran en escena monos hablando.
 Estoy convencida de que la interpretación es mitad alma, mitad escrito, 
  mitad intuición y mitad físico. Por eso le rechacé ese 
  personaje al señor Azcárraga. Por eso le dije al señor 
  Mc Namara de Telemundo que me gustaba que rompieran con el estigma de que todos 
  los mexicanos somos feos, chaparros y morenos.
 Yo creo que hay que ser fiel en la vida a tu intuición, a tu tipo, a 
  lo que sabes que puedes hacer y a lo que quieres. Hay que hacer cosas que dejen 
  huella y de las que la gente se acuerde. No hay que ser chambista.
 Jose Antonio Fernández: ¿Cómo percibes 
  este asunto de que en México sólo Televisa y TV Azteca son los 
  grandes contratadores de los artistas en México?
 REBECCA JONES: Hoy vivimos un duopolio. Tienen tratos maquiavélicos 
  entre ellos. Ricardo Salinas Pliego tiene un trato con Emilio Azcárraga 
  Jean. A mí Televisa no me puede...
 
   Más de lo que dijo Rebecca 
  Jones en entrevista llamar nunca. Simplemente en Televisa no me pueden contratar 
  y eso malbarata mi trabajo. Si aceptas hacer una historia (en TV Azteca) te 
  pagan tanto y sabes que no te va a llamar la otra televisora. No te lo dicen, 
  pero está implícito. Lo mismo pasa con Alejandro Camacho, sólo 
  que a él le llaman de Televisa y no de TV Azteca.Creo que tanto Televisa como TV Azteca tiene a Gobernación sentado aquí, 
  mira, aquí.
 Y mientras exista eso no van a pernitir que entren otras televisoras a México. 
  Yo sé que quieren entrar Sony, Fox, Telemundo y otras. Pero mientras 
  que las dos televisoras tengan sentada a la gran prostituta en las piernas, 
  nada pasará.
 
 Jose Antonio Fernández: ¿Cómo te 
  sientes de hacer con Argos la telenovela Alma herida que es para el público 
  de Estados Unidos?
 REBECCA JONES: Me da mucho gusto porque estoy trabajando para la pantalla 
  más grande del mundo. Mi carrera en México no va a sufrir porque 
  la gente ya sabe quién es Rebecca Jones.
 
 Jose Antonio Fernández: ¿Qué le 
  quisieras dejar a la gente como actríz?
 REBECCA JONES: Primero, que se entretenga. No creo en el mensaje en el 
  arte. Pienso que el mensaje mata el arte. Creo que cada quien debe llevarse 
  a su casa lo que quiere. Yo le digo a ese monstruo de mil ojos que es el público: 
  si les gustó mi trabajo es que lo hice mal, y sí no les gustó 
  lo siento porque ya pagaron su boleto.
 El poder de tener al público en el puño es algo único.
 Otras 19 respuestas de Rebecca Jones 
  publicadas en exclusiva para Canal100.com.mx: 1.- No me da miedo irme a 
  trabajar con Argos, porque el talento es un cheque al portador. A lo mejor peco 
  de pedante, pero creo en mi talento y en que lo grande o chico de un actor no 
  es ni el físico ni la edad, a pesar de que yo me cuido. 2.- Yo tengo gran seguridad en mí. Yo 
  no terminé mal ni con TV Azteca ni con Televisa, ellos son los que se 
  niegan .Televisa hace mucho que se niega. Hace mucho que me sacaron de la empresa 
  y me tuvieron que indemnizar muy bien. Yo tenía una exclusividad y la 
  indemnización fue el mejor negocio de mi vida. En eso fue que me contrató 
  Argos para aparecer con TV Azteca.
 3.- Ellos (Televisa y TV Azteca) son los que 
  no me han querido tener en sus filas.
 4.- Tengo un gran agradecimiento con Ricardo 
  Salinas. Me queda claro que es una persona que me dio trabajo, pero también 
  me queda claro que no me puedo quedar esperando a ver a qué hora terminan 
  de hacer los reality shows para que se den espacios.
 5.- No me gusta lo que está haciendo TV 
  Azteca. Yo les he llevado propuestas y no les han interesado.
 6.- Le voy a escribir una carta de agradecimiento 
  a Ricardo Salinas y ya. Punto.
 7.- Cuando hablé con Mc Namara quedó 
  claro que la idea es que yo trabaje mucho con la cadena Telemundo.
 8.- Para mí actuar es pensar. Yo no creo 
  en el método de Stanislavsky, que es traer memoria emotiva para crear 
  una sensación X. Esto significa que si tienes que llorar debes acordarte 
  de lo más triste que te ha sucedido en la vida. Yo creo en otro método, 
  el de pensar. Creo que cuando piensas las reacciones son reales. No necesito 
  salirme a matar a alguien para sentir lo que siente un asesino. Si yo invento 
  un pasado a mi personaje, solito se da. Entonces no tengo que actuar, sino que 
  es el personaje el que me invade. En cambio, si yo dejo de pensar, si yo no 
  escucho a mi interlocutor o a mis pausas y a mi situación, entonces empiezo 
  a buscar recursos de oficio, y de esos tengo muchísimos, pero esos son 
  trucos. A mí me da flojera truquear, lo que me gusta es la verdad escénica, 
  y si no piensas esa verdad escénica no se da.
 9.- En el teatro hay que hablar por derecho: 
  lo que quiere decir que no digas las cosas y luego las pienses, sino al revés, 
  debes decirlas porque las pensaste.
 10.- Cuando trabajo con un director joven le 
  doy el beneficio de la duda, pero en el primero momento en el que veo que se 
  hacen bolas entonces sí protesto (y me ha pasado con directores que no 
  necesariamente son jóvenes).
 11.- El mejor director es el que escucha. Y también 
  es indispensable que tenga claro lo que quiere. A mí me gusta que me 
  lleven de la mano, pero me desespera mucho si no tienen método.
 12.- Tener claro lo que quiere un director es 
  que sepa el lugar en el que colocara la cámara y el tono del actor. Me 
  gusta que sepa expresar lo que quiere, ya sea con palabras, movimientos o actitudes. 
  También espero que un director tenga buen gusto y coherencia.
 13.- A mí no me interesa ser la princesa 
  del cuento ni salir en todas las escenas. Lo que espero es aparecer en escenas 
  contundentes, bien producidas y con buenos actores alrededor.
 14.- Yo puedo salir desnuda en una película 
  y espero que se realice con clase.
 15.- Yo no estoy peleada con el dinero, a mí 
  me encanta el dinero. Creo que el arte no está peleado con lo comercial.
 16.- Muchos olvidan la promoción, y la 
  promoción es importantísima.
 17.- Me gustaría hacer un Shakespeare 
  o un Tenesse Williams (nunca he actuado en una de sus obras).
 18.- Yo no tengo ningún interés 
  de lanzarme a la política.
 19.- Sí me siento muy mexicana. A México 
  no lo cambio por nada.
 Últimas dos respuestas de Rebecca Jones publicadas 
  en exclusiva para Canal100.com.mx  José Antonio Fernández: Te siento muy segura de tí misma.
 Rebecca Jones: Mi papá y mi madre 
  me lo enseñaron. Me enseñaron que si tú no crees en tí, 
  nadie va a creer en tí. Seguramente estoy sonando presumida, horrendamente 
  sangrona y poco modesta, pero lo que digo es cierto, y eso se paga con muchos 
  años de trabajo, con muchos éxitos y fracasos, caídas y 
  levantadas. Por eso hosy me puedo dar el lujo de hablar de mí de esa 
  forma, porque no me lo estoy inventando. Porque me doy cuenta de lo que se dice 
  en la calle y la forma en la que se expresan de mí.
 José Antonio Fernández: 
  ¿Te sientes lo suficientemente reconocida? Rebecca Jones: 
  Sí, definitivamente sí. Y cuando el público llega a la 
  función de teatro y paga su boleto por verme en escena, es cuando me 
  siento más reconocida.
 
 
   
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