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Penélope Menchaca
El programa 12 Corazones lo hacemos para que la gente se divierta
Publicada en la Revista no. 101 el 10 de junio 2008
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Por José Antonio Fernández F.

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Penélope Menchaca conduce el programa 12 Corazones, el único en México que ha llegado a pasar hasta tres ves al día por los canales de Televisa. Es todo un récord. Su éxito en Estados Unidos, en particular con la comunidad latina que la vio nacer en Los Ángeles como figura de la televisión, es todo un acontecimiento. Allá vive y allá hace su programa. Ha conseguido presentarse ante el público como quien es, una mujer neta, populachera, que no persigue otro objetivo que divertir un rato al auditorio. Hasta ahí su labor. Dice ser feliz siendo quien es.
Junto con sus hermanas formó parte del grupo Las Nenas, con el que recorrió decenas de ciudades y pueblos por más de una década dentro y fuera de México, actuando en cualquier cantidad de palenques de todo tamaño, que a la postre le sirvieron como su mejor entrenamiento para aparecer hoy en televisión.
Su juego 12 Corazones tiene su dosis de crueldad, porque al final máximo 6 corazones logran salir acompañados del estudio.

José Antonio Fernández: ¿Eres mexicana?
Penélope Menchaca:
Soy de Chilangolandia, nací en el Distrito Federal.

José Antonio Fernández: ¿Por qué te fuiste a vivir a Los Ángeles? ¿Cómo es que se te da esa oportunidad?
Penélope Menchaca:
Yo no salí huyendo del país, como les ha sucedido a otros artistas. Yo vivía en México muy contenta. Cuando me llegaban a preguntar que si quería irme a vivir a Estados Unidos, siempre respondía que no porque era muy feliz en México. Gabacholandia no se me antojaba.
Yo trabajaba en el grupo musical Las Nenas. Hace algunos años hicimos promoción de nuestro disco en Estados Unidos. Viajamos a distintos lugares. Visitamos una televisora en Los Ángeles, California, para la promoción de un disco. En esa ocasión me entrevistaron para un noticiero de televisión y también para otro show. Me pidieron que si les podía contar un chiste al aire. Me aventé mi chiste, la visita terminó y luego nos regresamos a México.

Ya aquí en México me llamaron por teléfono de ese canal de Los Ángeles y me dijeron que el dueño de la televisora me había visto contar el chiste y que me quería contratar. Estaba interesado en mí porque iban a empezar un nuevo programa y andaban buscando a una persona como yo. Estoy hablando del Canal 62, Liberman Broadcasting (se llama así porque el dueño es el señor Liberman).
Me enviaron boletos y viajé a los Estados Unidos a conocer su oferta.

José Antonio Fernández: ¿Qué te dijeron cuando ya estabas en Estados Unidos?
Penélope Menchaca:
Yo imaginé que se trataba de ir, grabar y regresarse, como sé que lo han hecho diferentes artistas en su momento. Pero en este caso se trataba de un programa en vivo que apenas iban a lanzar. Lo arrancarían conmigo. La idea era programarlo después del noticiero. Querían que yo hiciera el clima en el noticiero y después que condujera Los Ángeles en Vivo.
La idea no era que grabara y me regresara a México. Aceptar significaba irme a vivir a Los Ángeles.

José Antonio Fernández: ¿Por qué llegas al grupo Las Nenas?
Penélope Menchaca:
Mi mamá dirige el Ballet Folclórico del Estado de México. Yo toda mi vida he estado arriba de un escenario bailando. Empecé bailando folclor mexicano.
Hace muchos años bailé con el Ballet Folcórico en el programa de Luis Carbajo, en lo que era Imevisión. Esa noche mi mamá había inventado algo diferente porque el programa era de variedades. Bailamos algo de la obra de teatro Cats. Llamaron al programa unas personas que nos habían visto en pantalla bailando y dijeron que querían contactarnos porque estaban formando un grupo musical. Fuimos a hacer el casting, mis dos hermanas, una amiga y yo, y nos contrataron. Ahí se formó el grupo Las Nenas. Ellos nos dijeron que ya nos habían visto antes bailando folclor, charleston y otras cosas más y que le gustaba que fuéramos polifáceticas. Eso dijeron ellos.

Siento que el destino es el que me ha ido aventando. Primero estaba de bailarina en el Ballet Folclórico de México, luego me convirtieron en cantante y de cantante pasé a ser conductora de televisión.

José Antonio Fernández: ¿Qué personas las contrataron para hacer el grupo Las Nenas?
Penélope Menchaca:
Los que crearon este concepto fueron Jorge Castillo, Víctor Gordoa y Talina Fernández. Talina Fernández fue la primera persona que me enseñó qué debía hacer en una entrevista, cómo contestar, cómo vestirnos y demás. Nos enseñaron qué hacer frente a la cámara.

Víctor Gordoa y Talina Fernández fueron los que crearon toda nuestra imagen del grupo Las Nenas. El concepto con el que nos lanzaron fue el tropical moderno, que no existía en ningún otro grupo. Nos pusieron grandes moños en la cabeza, minifaldas y todos los detalles.

José Antonio Fernández: ¿Qué te sugirieron que hicieras frente a cámara?
Penélope Menchaca:
Lo hacían a manera de ensayos. Se sentaban frente a nosotros y nos entrevistaban para practicar. Nos hacían las preguntas clásicas que te hacen en una entrevista. Lo que buscaban es que nos sintiéramos tranquilas al ver que sí podíamos responder sin mayor problema.
Aclaro que nunca nos pusieron palabras en la boca, el caso era responder con sentido y que fuéramos nosotras mismas. Sólo una vez nos regañaron. Fue cuando salió el primer disco de Las Nenas. A nosotras no nos habían gustado las fotos que seleccionaron para la portada. A la hora de estar en una entrevista con Guillermo Ochoa, nos preguntó qué nos había parecido el disco. Una de nosotras de plano dijo que no le había gustado la foto de la portada. Entonces todas empezamos a criticar la foto y el disco. Cuando salimos de la entrevista nos dijeron que eso nunca se decía al aire, que uno siempre debía decir que su disco era el más maravilloso.

José Antonio Fernández: Me llama la atención que Talina Fernández y Víctor Gordoa, con excepción de esa recomendación del día del disco, te hayan aconsejado que fueras tú misma ante los medios.
Penélope Menchaca:
Lo que sucede es que cuando no has salido antes en la televisión, puedes caer en la tentación de querer ser como uno de los artistas que ya aparece en pantalla. En mi caso, cuando empecé a salir a cuadro cuidaba más lo que decía. Ahora soy más yo, prácticamente soy la misma en pantalla que fuera de la televisión. Hoy digo más lo que siento, antes estaba más preocupada por el qué dirán.

Ese día que me regañaron porque criticamos el diseño de la portada de nuestro propio disco en el programa de Guillermo Ochoa, como que me hice para atrás. Pero ahora digo lo que pienso y siento, y he aprendido que la gente valora mucho más que uno sea como es cuando está en televisión. Ser totalmente auténtica frente a las cámaras me hace sentir más a gusto conmigo misma.

José Antonio Fernández: ¿Qué tipo de bailarina eras cuando te iniciaste en los escenarios?
Penélope Menchaca:
Yo era bailarina de folclor mexicano. Bailaba prácticamente todos los sábados y domingos en espectáculos que se presentaban en las plazas públicas de las diferentes delegaciones de la Ciudad de México. En Chapultepec también bailamos y en muchos pueblitos del Estado de México.

José Antonio Fernández: ¿Fue complicado para tí pasar del baile folcórico a Las Nenas?
Penélope Menchaca:
No. Como en el programa de Luis Carbajo nos abrimos a bailar de todo, no sólo folclor mexicano, cuando pasamos a las chiquifaldas con Las Nenas sentí que nos disfrazábamos de otros personajes y que estábamos en otra faceta de nuestro espectáculo.

José Antonio Fernández: ¿Con el nacimiento del grupo Las Nenas te dio algún conflicto existencial? ¿Tu mamá aceptó que se alejaran del baile folclórico?
Penélope Menchaca:
Ningún conflicto existencial tuvimos al convertirnos en Las Nenas. Mi mamá era la más feliz. Imagínate, fue su realización. Sus bebés se lanzaban al espectáculo y saldrían en la televisión
como grupo. De hecho mi mamá y mi papá se convirtieron en nuestros representantes.

José Antonio Fernández: ¿Cómo les fue con el grupo Las Nenas?
Penélope Menchaca:
Yo puedo decir que a mí me fue muy bien. Trabajé en el grupo 15 años. Soy sincera y reconozco que a lo mejor la gente no puede recordar qué cantábamos, quizá tampoco recuerde el público el nombre de cada una, pero nosotras tuvimos mucho trabajo durante esos 15 años. Nos presentamos en todos los rincones de México. Nuestro show era muy atractivo para el público. Tiene un parecido a lo que yo hago actualmente en el programa Doce Corazones. Subíamos a la gente al escenario y hacíamos juegos con el público. Conseguíamos que la gente se divirtiera. Nadie pagaba su boleto para cantar nuestras canciones, como sucede con artistas de gran fama. Nuestro show, el show de Las Nenas, era para que la gente se la pasara bien. Todo mundo se reía un rato. Recorrí todos los palenques habidos y por haber, nos invitaron a muchísimas convenciones.

Fui a esos pueblos que llegas primero en carro, luego en burro y después caminando. Hasta a esos lugares fuimos a presentarnos. En muchos sitios no nos quedábamos ni a dormir porque no tenían ningún lugar para pasar la noche. Con Las Nenas recorrimos también Centroamérica. Nos contrataron en Israel, España, Argentina y muchos lugares de Estados Unidos. Nuestro show duraba una hora y media.

José Antonio Fernández: Te pregunto algo que es en realidad una curiosidad mía y creo de muchas personas más. Y te hago esta pregunta con absoluto respeto. ¿Es cierto que en algunos pueblos los ricos del pueblo llegan a rifarse a quienes se presentan en los palenques?
Penélope Menchaca:
Yo siempre he escuchado esas historias de que en los palenques los ricos del pueblo regalan coches y hasta brillantes a las artistas que se presentan. A mí nunca me ha tocado ni he visto jamás que algo así suceda. Eso de que las rifan, jamás lo he visto. Mi papá era el que ponía la música y el que cobraba por nuestras presentaciones. ¿Tú crees que iba a andar rifando a sus hijas de pueblo en pueblo? Claro que no.
En lo quince años que estuve trabajando, sólo recibí en algunas ocasiones flores y chocolates. Nada más.

José Antonio Fernández: ¿Sí se da el que se enamoren de las cantante en los palenques?
Penélope Menchaca:
A lo mejor sí se da el que la gente se emocione y grite, pero la verdad es que yo nunca tuve ni siquiera un galán que me saliera de alguna presentación. Mis hermanas tampoco anduvieron nunca con un fan. La gente tiene otra idea de lo que es un show porque hay mucho glamour alrededor de los artistas. La realidad es que terminas el show en un palenque y al día siguiente vas a otro lugar para hacer otra presentación. A veces no te da tiempo ni de dormir o decansar como lo hacen la mayoría de las personas.

En realidad es tanto el ajetreo de ir de un lado para el otro que ni siquiera tienes tiempo de convivir con nadie. Antes del show te mantienen encerrada y al terminar muchas de las veces te llevan al aeropuerto o tomas la camioneta para irte a la siguiente ciudad en la que darás el show al otro día.

José Antonio Fernández: ¿Cómo les fue a Las Nenas con los discos que grabaron?
Penélope Menchaca:
En esos 15 años grabamos 8 discos, incluyendo uno en España. Grabamos para las compañías Sony, Emi y Melody, que son disqueras muy buenas. Te mentiría si te dijera que uno de nuestros discos fue un gran éxito que nos dejó muchas ganacias. Tuvimos mucha suerte porque la gente nos quería, les gustaba nuestro show y se divertía.

El grupo Las Nenas sigue trabajando para distintos eventos, como campañas políticas. Yo ya no me presento con ellas. Una de mis hermanas sigue. Mi mamá continúa siendo la representante de Las Nenas.

José Antonio Fernández: ¿Qué chiste contaste en Los Ángeles que llamó tanto la atención del dueño del Canal 62?
Penélope Menchaca:
Era un chiste del Papa.

José Antonio Fernández: Me lo dices como en secreto, como si fuera un chiste prohibido. ¿Me puedes contar ese chiste que cambió tu vida?
Penélope Menchaca:
Bueno, pues... te lo cuento: un día llegó el Papa a México. Como su viaje iba a ser muy rápido, pidió que nadie se enterara. No quería los clásicos tumultos mexicanos. Cuando llegó al aeropuerto de la Ciudad de México en el papa-avión, se asomó por la ventana y al no ver a nadie se dijo a sí mismo: sí me creyeron y no le avisaron a nadie.
De pronto vio que una limosina gigante se paraba frente al avión. Preguntó si la limosina era para él. Le respondieron que sí. Preguntó si alguien más subiría a la limosina. La respuesta fue que subiría él solo. Entonces le pidió un favor a su ayudante. Le dijo: súbase usted atrás y yo voy a manejar. Su ayudante se negó, pero ante la insistencia del Papa no tuvo más que aceptar la petición. Así salió el Papa del aeropuerto manejando la limosina. Conforme recorría las calles le fue subiendo a la velocidad. Como era domigo por la noche, las calles de la Ciudad estaban medio vacías. Cuando llegó a Paseo de la Reforma ya el Papa iba volado. En ese momento lo vio pasar una patrulla. Los patrulleros le pidieron por su altavoz que parara la limosina: !oríllese a la orilla, oríllese a la orilla! El Papa detuvo la limosina. Cuando el policía se acercó a la ventanilla, el Papa, con ese estilo que sólo el Papa tiene, le preguntó: Dime, hijo mío. El policía le pidió los documentos. El Papa de inmediato lo cuestionó: ¿no me reconoces, hijo mío? El policía se le quedo viendo, como dudando, y le respondió: pues como que lo quiero conocer, pero no sé. Su cara la tengo en la mente. Entonces el Papa se presentó: Soy su Santidad, el Papa Juan Pablo II.

El policía de inmediato se regresó a la patrulla y le dijo al Comandante que se había quedado en el asiento del copiloto:
- Oiga jefe, ahora sí ya la cagamos gacho. Pero bien gacho.
- ¿Por qué?, preguntó el oficial.
- Ni se imagina quién viene en la limosina. Pero ni se imagina.
- No me digas que detuvimos a un Delegado.
- No jefe, más arriba.
- ¿A un gobernador?
- Más arriba, jefe.
- ¿A un senador?
- Más arriba, jefe, más arriba.
- ¿Al Presidente de la República?
- No jefe, más arriba, más arriba.
- ¿A Bush?, pero si a mí nadie me avisó que venía a México.
- No jefe, todavía más arriba.
- No seas menso, ¿quién va a estar arriba de Bush?
- Detuvimos a Diosito, jefe.
- ¿Cómo que a Diosito?, ¿qué te pasa?
- Es Diosito, jefe, ¿quién más puede traer al Papa de chofer?

José Antonio Fernández: ¿Ese chiste te llevó a Los Ángeles?
Penélope Menchaca:
Hasta Los Ángeles me llevó a vivir. Cuando el dueño del Canal 62 habló conmigo la primera vez, me preguntó que si yo era la del chiste del Papa. Le dije que si. Entonces me respondió que conmigo quería hablar.

José Antonio Fernández: Por la manera en la que me lo cuentas, me da la impresión de que tampoco tuviste crisis existencial, esa de que sí o no, cuando decidiste que te irías a vivir a Estados Unidos y dejarías Las Nenas.
Penélope Menchaca:
No fue fácil. Yo soy una persona a la que le encanta leer. En ese tiempo me acababa de divorciar y traía una crisis existencial. Mi exmarido no era precisamente el proveedor que uno necesita en la vida. Yo vivía con mis dos hijas. No sabía qué iba a hacer de mi vida y cómo enfrentaría mi nueva realidad. Pensé que no podía eternizarme con Las Nenas. Pasó por mi cabeza convertirme en actriz, porque las actrices siguen trabajando hasta de abuelitas. Lo vi como una opción. Coincidió el momento con que yo tomaba clases con Patricia Reyes Espíndola. Ella me invitó a interpretar un personaje en una telenovela. Mi papel era chiquito. Yo le dije que no me importaba salir de árbol que camina o de piedra que se mueve, lo que yo quería era que me vieran en televisión. Me ayudó y me contrató Juan Osorio para una de sus telenovelas. Mi papel era de chacha.

Pero no pude seguir en la telenovela porque no podía dejar que Las Nenas se fueran sin mí a Los Ángeles. Mi mamá me dijo que no podía así como así dejar a Las Nenas. Me fui a Los Ángeles a la famosa presentación del disco, y cuando regresé leí el libro El Alquimista de Paulo Coelho. Ese libro dice que la vida está llena de señales que en muchas ocasiones no sabemos ver. Esa noche me dormí y le pedí a Dios que esas señales me las pusiera fosforescentes. Le dije: creí que iba a ser actriz y mi carrera duró sólo unos capítulos de una telenovela y ahí voy de regreso a Las Nenas. Por favor, Diosito, ponme una señales gigantes. Al día siguiente fue cuando me llamaron para ir a Estados Unidos, por el famosos chiste del Papa. Ahí vi la señal. Hablé con mi mamá y le dije lo que pensaba: que sabía de mi compromiso moral con Las Nenas, pero que me estaban llamando a mi casa desde Estados Unidos para ofrecerme un programa de televisión, y eso no sucede todos los días. Mi mamá me dijo: vete. No lo dudes: vete.

José Antonio Fernández: ¿Qué personaje hiciste en la telenovela?
Penélope Menchaca:
Yo era la chacha, pero no creas que era la chacha de la que todos se enamoraban. Era simplemente la chacha, la que pasaba el café. Aún así les gustó mi actuación y para cuando me fui con Las Nenas me habían dicho ya que harían más grande mi papel, incluso que hasta tendría un galán. Juan Osorio, el productor, me dijo que por eso no contrataba cantantes, por las giras. Mi carrera de actriz la corte prácticamente al empezarla.

Cuando me llamaron de Los Ángeles por el chiste del Papa para ofrecerme un programa de televisión, no pude negarme. Tomé un avión y me fui a Estados Unidos. Mis hermanas y mi mamá me entendieron.
Me fui sola a Los Ángeles. Pensé que si me iba mal, me regresaría a los dos días. Dejé a mis hijas en México. Chillé mucho con mis hermanas a la salida en el aeropuerto. Cuando estaba en el avión me entró el pánico. Me pregunté qué estaba haciendo.

José Antonio Fernández: Me da la impresión de que cuando aceptaste irte a Los Ángeles al Canal 62, ya sentías que 15 años con Las Nenas eran suficientes. ¿Estoy en lo correcto?
Penélope Menchaca:
Sí, es cierto lo que dices. En esos momentos sentí que debía buscar algo más en mi vida y fue cuando se dio lo de Los Ángeles. Y es que yo no me imaginaba con Las Nenas arriba del escenario a los 50 ó 60 años de edad. Lo que al final de cuentas es lo que sigo haciendo ahorita: saltar y brincar.

Después de 15 años con Las Nenas, yo soñaba con algo diferente.

José Antonio Fernández: ¿Qué imaginaste que harías en Los Ángeles?
Penélope Menchaca:
La verdad, no lo sabía. No sabía lo que quería hacer. Yo más bien soy una persona que se deja llevar. Siempre pienso que si es para mí, será para mí.

José Antonio Fernández: ¿Tu exmarido tenía que ver con el grupo Las Nenas?
Penélope Menchaca:
No. Él cantaba en el grupo Los Chinacos, pero cuando yo cantaba en Las Nenas él ya había dejado su grupo y trabajaba en un consultorio oftalmológico.

José Antonio Fernández: ¿Ya habías vivido antes en Los Ángeles?
Penélope Menchaca:
No, tengo una tía que vive en Washington y alguna vez había ido con ella. Yo nunca había viajado sola a ninguna ciudad fuera de México. Anduve de gira con Las Nenas por todas partes, pero jamás viajé sola.

José Antonio Fernández: ¿Hablabas inglés cuando llegaste a Los Ángeles?
Penélope Menchaca:
No, sólo lo que aprendes aquí en la escuela: pollito, chicken; gallina, ken.
Tuve dos cosas a mi favor. Una, que Los Ángeles es la sucursal de México, por lo que no necesitas hablar inglés. Dos, prácticamente todos en mi trabajo hablaban español.

José Antonio Fernández: ¿Te fortaleciste al irte a vivir a Los Ángeles?
Penélope Menchaca:
Pienso que yo crecí el día que me fui a vivir a Estados Unidos yo sola, porque antes estaba pegada a mi mamá y a mis hermanas. Mi mamá resolvía todas mis cosas. Los Ángeles para mí es el antes y después. Empecé a ver la vida de otra manera.

Algo muy importante es que las cosas se me han dado muy bien desde que llegué a Los Ángeles. La seguridad que tengo hoy no la tenía antes. Ahora se me hace muy fácil la vida. Mis palabras todas las mañanas son: gracias Diosito por dejarme ser tan feliz. Hoy disfruto de todo. Hoy no me preocupo de lo que va a suceder mañana. Es algo que aprendí cuando me fui a Estados Unidos. Creo que fue porque me enseñé a tomar decisiones yo sola.

José Antonio Fernández: ¿En Estados Unidos todo lo negociaste sola?
Penélope Menchaca:
Totalmente sola. Cuando hablé en Los Ángeles con el señor Liberman, me dijo que me quería para conducir un programa en vivo al mediodía en el que tendría artistas invitados. Me gustó la idea, pero era algo que nunca había hecho. Jamás había sido conductora de televisión. Me temblaron las piernas. Yo estaba acostumbrada a que me preguntaran, no a preguntar.

En Los Ángeles aprendí cómo se produce y edita un programa, a pensar preguntas que interesen al público, a conducir un programa de televisión. Estuve cuatro años haciendo Los Ángeles en Vivo. El cuarto año yo producía y conducía el programa en el Canal 62.

José Antonio Fernández: ¿Estudiaste alguna carrera?
Penélope Menchaca:
Antes de casarme estudiaba Derecho en la Universidad del Valle de México, pero me salí y nunca la terminé.

José Antonio Fernández: ¿Por qué dejaste de producir el programa Los Ángeles en vivo en el Canal 62?
Penélope Menchaca:
Porque una vez más el destino me llamó. Yo nunca he tenido que hacer casting, la vida me ha dado las cosas así.
Un buen día me llamó por teléfono a Los Ángeles el productor de Doce Corazones, Francisco Calvo. Cuando él me habló yo tenía mi trabajo en el Canal 62 y estaba contenta. Yo no estaba buscando otra opción. Calvo me dijo que había estado haciendo castings y que no encontraba a la conductora que buscaba, y que me veía como la ideal. No me conocía en persona, sólo me había visto en mi programa del 62. La idea era producir Doce Corazones para la cadena Telemundo, que transmite en Estados Unidos a nivel nacional.

El primer año que hice Doce Corazones la transmsión fue sólo para Los Ángeles. Te aclaro esto porque Francisco Calvo me llamó para otra televisora, para el Canal 22 de Los Ángeles que pertenece a la cadena Telemundo. Al 22 le iba más mal que al 62, el Canal en el que yo estaba. Irme tenía riesgos, porque a mí me trataban bien en el Canal 62. Si el programa de Calvo en Telemundo no pegaba, sabía que se me cerrarían las puertas en el 62. El dueño, el señor Liberman, me había llevado a los Estados Unidos y ahora yo le diría adiós.

José Antonio Fernández: ¿Tenías contrato con el Canal 62?
Penélope Menchaca:
No, porque cuando empecé a trabajar con ellos pregunté por el contrato y el señor Liberman me dijo que no estaban haciendo contratos en ese momento, y que si les gustaba lo que yo hacía firmaríamos algo. La verdad es que nada firmamos. Cuando yo estuve en el 62 la televisora empezó a crecer y entonces empezaron a firmar contratos con todos. A mí me presionaron para que firmara, pero nunca firme.
Pasaron los años y a la gente del 62 se le olvidó que yo no tenía contrato. El día que dije me voy, el dueño me respondió que no podía hacerlo porque tenía un contrato firmado. Como no había contrato, me pude salir.

José Antonio Fernández: ¿Se enojó contigo el señor Liberman?
Penélope Menchaca:
Oh, sí. Y lo entiendo claramente, porque a nadie le gusta que le digan: lo tuyo me parece pequeño y ahora quiero crecer. Por más que lo sepa, a nadie le gusta que se lo digan.

Yo sé que aunque me hubiera quedado toda la vida en el Canal 62, jamás habría llegado a un buen momento como el que ahora tengo. Para mí fue difícil tomar la decisión porque fue el señor Liberman quien me llevó a Estados Unidos e hizo muchas cosas por mí. Hoy siento que nos pagamos igual, porque yo también estuve chambeando duro y con ganas para su televisora durante 4 años.

José Antonio Fernández: ¿Tenías buen rating en el Canal 62 de Los Ángeles?
Penélope Menchaca:
En Estados Unidos es muy complicada la medición. A mí me iba muy bien sacando 1.5 puntos de rating y hasta 2. Es un muy buen puntaje. Un rating mayor era de 2.5 a 3 puntos.

José Antonio Fernández: ¿Por qué te vas al Canal 22 de Los Ángeles cuando era una estación que tenía menos rating que en la que tú estabas?
Penélope Menchaca:
Pensé que era una buena oportunidad y que podía irme mejor. No me equivoqué. El primer año tuvimos un gran éxito con Doce Corazones en Los Ángeles y la cadena Telemundo nos ofreció transmitirlo para todo el país.

José Antonio Fernández: ¿Por qué te gustó Doce Corazones?
Penélope Menchaca:
Es un programa que ya se había hecho en Argentina. Me gustó por ser un programa diferente que no le copia a nadie. Tiene el factor de los astros y de la sorpresa. El original no tenía juegos tan aventados como el que ahora hacemos. Le vi muchas posibilidades. Propuse nuevas ideas porque yo sé lo que le gusta a la gente de Los Ángeles: el doble sentido, los momentos picantes. Necesitan divertirse para verte. Si se aburren, le cambian de canal.

José Antonio Fernández: Por lo que me dices, también eres parte del equipo de producción de Doce Corazones, no sólo eres la conductora.
Penélope Menchaca:
En este caso sólo conduzco y produzco ideas para mi personaje. Digo lo que quiero, le doy el ritmo que intuyo y cambio las cosas al momento si siento que no está funcionando lo que hacemos. Cuando yo misma me aburro en mi programa, cambio la dinámica y nadie me alega ni me dice nada. Pero debo decirte que el equipo de producción de Doce Corazones es muy grande. Hay un productor general y cada capítulo tiene su productor y sus asistentes. Somos muchos. Tenemos una persona que entrena a los participantes. No les decimos qué decir, pero sí deben saber de qué vamos a hablar. No les doy preguntas adelantadas ni sé que me contestarán. Les pido a los participantes que me contesten lo que sientan.

José Antonio Fernández: ¿Es falso Doce Corazones, como sucede con otros talk shows?
Penélope Menchaca:
No. La realidad es que aquí en Doce Corazones a ningún participante se le dice qué decir. Lo único que les pedimos es que hablen, que no se queden callados, y que digan en verdad lo que piensan y sienten. Los temas son picantes y deben animarse a hablar, es parte de la idea del programa, es lo que lo va haciendo divertido. Queremos que hablen, que se avienten y griten, si lo quieren así.

Los que participan en Doce Corazones se comportan de manera parecida a como lo hacen muchos cuando van a una discoteca: se conocen, bailan, se besuquean y hasta ahí. Así sucede en Doce Corazones. Algunas veces decimos corte a la grabación y se siguen besando, en otras ocasiones intercambian teléfonos en el estacionamiento. Otras veces simplemente se acaba el programa y se van. Cuando se seleccionan no se saben ni el nombre de cada quien, sólo conocen el signo zodiacal. Antes del programa no los dejamos que se vean para que juegue el factor sopresa al momento de estar grabando.

José Antonio Fernández: En Estados Unidos he visto varios programas para hispanos tipo Cristina, pero nunca me había tocado ver uno sólo para divertirse como Doce Corazones. Tu programa es muy distinto a Don Francisco. ¿En Doce Corazones sólo quieren divertir a la gente? ¿Nada más?
Penélope Menchaca:
Lo hacemos sólo para que la gente se divierta, así es. No hay otra intención.

José Antonio Fernández: ¿Te sirvieron Las Nenas para hacer Doce Corazones hoy?
Penélope Menchaca:
Yo me entrené 15 años con Las Nenas. No me tocaba antes hacer otra cosa. El destino me fue llevando hasta Doce Corazones, pero antes me entrené también frente a las cámaras en el Canal 62.

José Antonio Fernández: En Doce Corazones, ¿conviertes a los adultos en adolescentes? ¿Los conviertes en jovencitos que juegan a la botella? Y pienso en los que participan y también en el público que está en el estudio y en los que te ven por televisión.
Penélope Menchaca:
Yo digo que el amor no tiene edad, y digo esta frase aunque suene a lugar común. Cuando la gente está en el programa, todos se comportan igual y tienen la misma actitud. Juegan al amor, a ese momento de diversión, tanto los hombres como las mujeres. La edad es algo que en ese momento no tiene importancia.

José Antonio Fernández: ¿En dónde tiene más audiencia Doce Corazones, en Estados Unidos o en México?
Penélope Menchaca:
Nos ha ido muy bien por todas partes. Doce Corazones se ve en 17 países. Estamos en México, Panamá, Perú, Colombia, Guatemala, Honduras, El Salvador y en prácticamente toda América Latina.
Estoy sorprendida de que a la gente le guste tanto el programa Doce Corazones. Ahora que vine unos días a México, lo puedo ver en la calle. En todos lados identifican el programa.
En Estados Unidos también nos ha ido muy bien. Cuando el programa cumplió un año de transmitirse localmente en Los Ángeles, por el éxito de audiencia que alcanzamos la cadena Telemundo tomó la decisión de transmitirnos a nivel nacional a la una de la tarde. Nos fue tan bien con el público, que antes de terminar ese año nos pasaron al horario de las siete de la noche también a nivel nacional. Es el mejor horario en Estados Unidos. Es el único programa de ese horario en todo Estados Unidos que no es una telenovela. Competimos contra puras telenovelas. Llevamos dos años en ese horario y ahora transmiten Doce Corazones también a las dos de la tarde (los del año pasado).

En México Doce Corazones se ha transmitido durante más de año y medio todos los días en tres horarios distintos por diferentes canales, incluyendo Canal 2 que es el de mayor audiencia de nuestro país. La gente lo sigue viendo. Los programas que se han visto en México son viejos, son de hace dos años.


José Antonio Fernández: ¿Sientes que tienes espacio para innovar luego de varios años de conducir Doce Corazones?
Penélope Menchaca:
Hasta las tonterías que digo las estudio. Es difícil innovar, pero mi pasión por la lectura me ayuda. Lo que hago es que compro muchos libros, veo lo que hay en internet y busco información del tema de cada programa. Estudio. Busco chistes, frases y líneas. Memorizo lo que encuentro. Todo este trabajo lo hago yo sola.

José Antonio Fernández: ¿Qué te gusta leer?
Penélope Menchaca:
Leo de todo. Me apasiona Isabel Allende, he leido todos sus libros. Si tú me recomiendas ahora mismo un libro, lo busco y lo leo.

Yo veo cuáles son los libros más vendidos, y esos siempre los leo.

José Antonio Fernández: Te presentas en tu programa como una mujer de actitud muy mexicana. No lo ocultas, siento que hasta lo haces notar.
Penélope Menchaca:
Me sale lo mexicano. Vengo de una familia muy dicharachera. He aprendido que a la gente le gustan los dichos y ese estilo mexicano le divierte, entonces le saco el mayor jugo que puedo. Me es natural ser así.
Nunca hice el plan de ser de cierta manera en el programa. Yo nunca planeo nada en mi vida. Me he ido por lo que a la gente le divierte.


José Antonio Fernández: ¿Eres populachera natural?
Penélope Menchaca:
Yo así soy. Soy de tacos de lengua, de ojo y de cachete. Me enojo si me llevan a un restaurante muy elegante. Yo bailé en muchísimos pueblitos y en esos lugares comí siempre lo que ellos cocinaban, que es la comida típica de cada lugar.

Yo siempre estuve y estoy del lado del pueblo. Es el lugar que a mí me gusta.


José Antonio Fernández: ¿Grabarías un disco ahora?
Penélope Menchaca:
Cuando te va bien la gente cree que eres muy inteligente y que puedes hacer de todo. Pero yo creo hoy que si me está yendo tan bien, lo mejor es no andar tonteando y no desviarme. Voy a seguir poniendo toda mi atención en esto y lo voy a disfrutar el tiempo que dure.

José Antonio Fernández: ¿Qué respondes a las críticas que dicen que Doce Corazones es un programa superficial, vacío y hasta tonto?
Penélope Menchaca:
No leo las críticas. Una crítica que lea negativa, me frustra. Las mil buenas pierden contra una mala. Yo siento horribles las críticas malas. Dejé de leer las críticas. En internet llegué a leer que soy una vieja exagerada y que ya no tengo edad para andar brincoteando. Cuando leo eso me pongo a pensar que igual tienen razón, que ya estoy ruca y entonces me desanimo. Por eso prefiero no leer críticas para que no me afecten.

José Antonio Fernández: ¿Cómo te trata la gente en la calle?
Penélope Menchaca:
Extraordinariamente bien. He tenido experiencias maravillosas con la gente. A mí no me ven como una estrella inalcanzable. Me ven en la calle y me dan de besos y me abrazan.

José Antonio Fernández: Es muy común en Estados Unidos que los artistas den a conocer públicamente su posición política. ¿Piensas entrar en esa línea y dar a conocer tus ideas políticas?
Penélope Menchaca:
La verdad es que hasta el momento no he llegado a ese grado. Sí quiero hacer algo social. Quiero donar parte de mi tiempo. Le he dado vueltas para encontrar qué hacer en beneficio de la gente. Siento que la vida me ha dado tantas cosas que debo regresar parte de lo que he recibido. Cuando hay eventos para recaudar fondos que necesitan una conductora, saben que cuentan conmigo. Lo hago de todo corazón. No soy de las que agarra una bandera.
No he acabado de encontrar una manera de ayudar más.


José Antonio Fernández: Ahora que eres muy famosa, ¿tu vida ha cambiado?
Penélope Menchaca:
En realidad mi vida no.
No sé si sea muy, muy famosa, pero sí te puedo decir que cuando vengo a México no puedo salir a la calle como lo hacía antes. Ya no me dejan caminar. Mucha gente se acerca a saludarme. Yo tengo mi vida muy clara: soy lo que soy por ellos, por la gente, por los que ven mi programa, y justo por eso se acercan y me acerco. Ahora que fui a San Ángel ya no pude comprar nada porque me la pasé dando fotos, abrazos y firmando autógrafos.


José Antonio Fernández: ¿Te gusta esta fama que estás viviendo?
Penélope Menchaca:
Me encanta. Ayer fui a una fiesta de mis sobrinos y me la pasé sacándome fotos con los invitados. Uno de mis tíos me dijo que me quedara con él un rato para platicar. Le dije que no podía, que tenía que estar con la gente que quería retratarse conmigo. Este momento lo esperé toda mi vida.

José Antonio Fernández: ¿Hay que tomar en serio Doce Corazones?
Penélope Menchaca:
Yo quiero que la gente que ve Doce Corazones se ría, que la pase bien y se olvide de todos sus problemas un rato. Eso quiero que pase, no más.

José Antonio Fernández: ¿Qué le dices a la gente que es conservadora y que siente que el programa Doce Corazones es demasiado atrevido?
Penélope Menchaca:
Uno no puede cerrar los ojos a la realidad. Lo que retrata el programa es lo que estamos viviendo. Que se vayan a una discoteca y vean lo que sucede. Andan en el ¨embarreishion¨ con alguien que ni conocen y se besuquean con alguien que acaban de conocer. Al final deciden si vuelven o no a salir. Cuando las mamás me dicen que tocamos temas muy fuertes en el programa, les digo que aprendan lo que sus hijos están oyendo, pensando y viviendo.

José Antonio Fernández: La crítica más dura que se le hace a la televisión es que hay programas que no te dejan nada. ¿Qué le dirías a quien considera que Doce Corazones es un programa que sólo sirve para perder el tiempo?
Penélope Menchaca:
Les diría que deben aprender a divertirse en esta vida, no todo es serio. Que disfruten los programas serios pero también se den un tiempo para relajarse. Nos hace falta reír y desestrezarnos. Yo no vengo a educar a nadie, sólo quiero que se diviertan. La gente en la calle me dice: cuando veo Doce Corazones me olvido de mis problemas, me río y me divierto.

José Antonio Fernández: ¿Hay fila para participar en Doce Corazones?
Penélope Menchaca:
Hoy en día, sí. Tenemos todo un equipo para el casting, en el que trabaja una de mis hijas. Hay personas del público que han asistido al programa, sin falta, durante cuatro años.

José Antonio Fernández: ¿Le pagan al público por asistir?
Penélope Menchaca:
Sí, en Estados Unidos es lo normal. Se les paga a todos, a concursantes y al público.

José Antonio Fernández: ¿Qué tanto gana un concursante?
Penélope Menchaca:
No es tanto. A la gente que asiste como público, por ejemplo, se le dan treinta dólares y la cena en el estudio. A los concursantes también se les da de cenar y se les pagan poco más de 100 dólares.
La realidad es que la gente no va a Doce Corazones por el dinero, lo hacen para divertirse.

José Antonio Fernández: ¿Cómo ves a México desde Los Ángeles?
Penélope Menchaca:
La gente se queja aquí, pero yo veo a México muy bonito.

José Antonio Fernández: ¿Te piensas casar con un hombre rico y famoso?
Penélope Menchaca:
Nunca he sido interesada. Lo que tengo me lo he ganado y me gusta que sea así.

José Antonio Fernández: ¿De qué te arrepientes ?
Penélope Menchaca:
De no haberles dedicado a mis hijas mucho más tiempo.




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