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Por José Antonio Fernández F.
Consulte otras entrevistas publicadas anteriormente en la
Revista Telemundo, realizadas por José Antonio Fernández, con
otros actores y actrices:
Humberto
Zurita,
Alejandro Camacho,
Rebecca Jones,
Pedro Armendáriz,
Andrés Bustamante,
Ari Telch,
Fernando Luján,
Vanessa Bauche,
Humberto Vélez,
Rafael Inclán y
César Costa.
Penélope Menchaca conduce el programa 12 Corazones, el único
en México que ha llegado a pasar hasta tres ves al día por los
canales de Televisa. Es todo un récord. Su éxito en Estados Unidos,
en particular con la comunidad latina que la vio nacer en Los Ángeles
como figura de la televisión, es todo un acontecimiento. Allá vive
y allá hace su programa. Ha conseguido presentarse ante el público
como quien es, una mujer neta, populachera, que no persigue otro objetivo que
divertir un rato al auditorio. Hasta ahí su labor. Dice ser feliz siendo
quien es.
Junto con sus hermanas formó parte del grupo Las Nenas, con el que recorrió decenas
de ciudades y pueblos por más de una década dentro y fuera de México,
actuando en cualquier cantidad de palenques de todo tamaño, que a la postre
le sirvieron como su mejor entrenamiento para aparecer hoy en televisión.
Su juego 12 Corazones tiene su dosis de crueldad, porque al final máximo
6 corazones logran salir acompañados del estudio.
José Antonio Fernández: ¿Eres mexicana?
Penélope Menchaca: Soy de Chilangolandia, nací en el Distrito
Federal.
José Antonio Fernández: ¿Por qué te fuiste a vivir
a Los Ángeles? ¿Cómo es que se te da esa oportunidad?
Penélope Menchaca: Yo no salí huyendo del país,
como les ha sucedido a otros artistas. Yo vivía
en México muy contenta. Cuando me llegaban a preguntar que si quería
irme a vivir a Estados Unidos, siempre respondía que no porque era muy
feliz en México. Gabacholandia no se me antojaba.
Yo trabajaba en el grupo musical Las Nenas. Hace algunos años hicimos
promoción de nuestro disco en Estados Unidos. Viajamos a distintos lugares.
Visitamos una televisora en Los Ángeles, California, para la promoción
de un disco. En esa ocasión me entrevistaron para un noticiero de televisión
y también
para otro show. Me pidieron que si les podía contar un chiste al aire.
Me aventé mi
chiste, la visita terminó y luego nos regresamos a México.
Ya aquí en México me llamaron por teléfono de ese canal
de Los Ángeles y me dijeron que el dueño de la televisora me había
visto contar el chiste y que me quería contratar. Estaba interesado en
mí porque iban a empezar un nuevo programa y andaban buscando a una persona
como yo. Estoy hablando del Canal 62, Liberman Broadcasting (se llama así porque
el dueño es el señor Liberman).
Me enviaron boletos y viajé a los Estados Unidos a conocer su oferta.
José Antonio Fernández: ¿Qué te
dijeron cuando ya estabas en Estados Unidos?
Penélope Menchaca: Yo imaginé que se trataba de ir, grabar
y regresarse, como sé que lo han hecho diferentes artistas en su momento.
Pero en este caso se trataba de un programa en vivo que apenas iban a lanzar.
Lo arrancarían
conmigo. La idea era programarlo después del noticiero. Querían
que yo hiciera el clima en el noticiero y después que condujera Los Ángeles
en Vivo.
La idea no era que grabara y me regresara a México. Aceptar significaba
irme a vivir a Los Ángeles.
José Antonio Fernández: ¿Por qué llegas
al grupo Las Nenas?
Penélope Menchaca: Mi mamá dirige el Ballet Folclórico
del Estado de México. Yo toda mi vida he estado arriba de un escenario
bailando. Empecé bailando folclor mexicano.
Hace muchos años bailé con el Ballet Folcórico en el programa
de Luis Carbajo, en lo que era Imevisión. Esa noche mi mamá había
inventado algo diferente porque el programa era de variedades. Bailamos algo
de la obra de teatro Cats. Llamaron al programa unas personas que nos habían
visto en pantalla bailando y dijeron que querían contactarnos porque estaban
formando un grupo musical. Fuimos a hacer el casting, mis dos hermanas, una amiga
y yo, y nos contrataron. Ahí se formó el grupo Las Nenas. Ellos
nos dijeron que ya nos habían visto antes bailando folclor, charleston
y otras cosas más y que le gustaba que fuéramos polifáceticas.
Eso dijeron ellos.
Siento que el destino es el que me ha ido aventando. Primero estaba de bailarina
en el Ballet Folclórico de México, luego me convirtieron en cantante
y de cantante pasé a ser conductora de televisión.
José Antonio Fernández: ¿Qué personas
las contrataron para hacer el grupo Las Nenas?
Penélope Menchaca: Los que crearon este concepto fueron Jorge Castillo,
Víctor Gordoa y Talina Fernández. Talina Fernández fue la
primera persona que me enseñó qué debía hacer
en una entrevista, cómo contestar, cómo vestirnos y demás.
Nos enseñaron qué hacer frente a la cámara.
Víctor Gordoa y Talina Fernández fueron los que crearon toda nuestra
imagen del grupo Las Nenas. El concepto con el que nos lanzaron fue el tropical
moderno, que no existía
en ningún otro grupo. Nos pusieron grandes moños en la cabeza,
minifaldas y todos los detalles.
José Antonio Fernández: ¿Qué te sugirieron
que hicieras frente a cámara?
Penélope Menchaca: Lo hacían a manera de ensayos. Se sentaban frente
a nosotros y nos entrevistaban para practicar. Nos hacían las preguntas
clásicas que te hacen en una entrevista. Lo que buscaban es que nos sintiéramos
tranquilas al ver que sí podíamos responder sin mayor problema.
Aclaro que nunca nos pusieron palabras en la boca, el caso era responder con
sentido y que fuéramos nosotras mismas. Sólo una vez nos regañaron.
Fue cuando salió el primer disco de Las Nenas. A nosotras no nos habían
gustado las fotos que seleccionaron para la portada. A la hora de estar
en una entrevista con Guillermo Ochoa, nos preguntó qué nos había
parecido el disco. Una de nosotras de plano dijo que no le había gustado
la foto de la portada. Entonces todas empezamos a criticar la foto y el disco.
Cuando salimos de la entrevista nos dijeron que eso nunca se decía al
aire, que uno siempre debía decir que su disco era el más maravilloso.
José Antonio Fernández: Me llama la atención
que Talina Fernández y Víctor Gordoa, con excepción de esa recomendación
del día del disco, te hayan aconsejado que fueras tú misma
ante los medios.
Penélope Menchaca: Lo que sucede es que cuando no has salido antes
en la televisión, puedes caer en la tentación de querer ser como
uno de los artistas que ya aparece en pantalla. En mi caso, cuando empecé a
salir a cuadro cuidaba más lo que decía. Ahora soy más yo,
prácticamente
soy la misma en pantalla que fuera de la televisión. Hoy digo más
lo que siento, antes estaba más preocupada por el qué dirán.
Ese día que me regañaron porque criticamos el diseño de
la portada de nuestro propio disco en el programa de Guillermo Ochoa, como que
me hice para atrás. Pero ahora digo lo que pienso y siento, y he aprendido
que la gente valora mucho más que uno sea como es cuando está en
televisión. Ser totalmente auténtica frente a las cámaras
me hace sentir más a gusto conmigo misma.
José Antonio Fernández: ¿Qué tipo
de bailarina eras cuando te iniciaste en los escenarios?
Penélope Menchaca: Yo era bailarina de folclor mexicano. Bailaba
prácticamente
todos los sábados y domingos en espectáculos que se presentaban
en las plazas públicas de las diferentes delegaciones de la Ciudad de
México. En Chapultepec también bailamos y en muchos pueblitos del
Estado de México.
José Antonio Fernández: ¿Fue complicado para tí pasar
del baile folcórico a Las Nenas?
Penélope Menchaca: No. Como en el programa de Luis Carbajo nos
abrimos a bailar de todo, no sólo folclor mexicano, cuando pasamos a las
chiquifaldas con Las Nenas sentí que nos disfrazábamos de otros
personajes y que estábamos en otra faceta de nuestro espectáculo.
José Antonio Fernández: ¿Con el nacimiento del grupo Las
Nenas te dio algún conflicto existencial? ¿Tu mamá aceptó que
se alejaran del baile folclórico?
Penélope Menchaca: Ningún conflicto existencial tuvimos
al convertirnos en Las Nenas. Mi mamá era la más feliz. Imagínate,
fue su realización. Sus bebés se lanzaban al espectáculo
y saldrían
en la televisión
como grupo. De hecho mi mamá y mi papá se
convirtieron en nuestros representantes.
José Antonio Fernández: ¿Cómo
les fue con el grupo Las Nenas?
Penélope Menchaca: Yo puedo decir que a mí me fue muy bien.
Trabajé en
el grupo 15 años. Soy sincera y reconozco que a lo mejor la gente no puede
recordar qué cantábamos, quizá tampoco recuerde el público
el nombre de cada una, pero nosotras tuvimos mucho trabajo durante esos 15 años.
Nos presentamos en todos los rincones de México. Nuestro show era muy
atractivo para el público. Tiene un parecido a lo que yo hago actualmente
en el programa Doce Corazones. Subíamos a la gente al escenario y hacíamos
juegos con el público. Conseguíamos que la gente se divirtiera.
Nadie pagaba su boleto para cantar nuestras canciones, como sucede con artistas
de gran fama. Nuestro show, el show de Las Nenas, era para que la gente se la
pasara bien. Todo mundo se reía un rato. Recorrí todos los palenques
habidos y por haber, nos invitaron a muchísimas convenciones.
Fui a esos pueblos que llegas primero en carro, luego en burro y después
caminando. Hasta a esos lugares fuimos a presentarnos. En muchos sitios no nos
quedábamos ni a dormir porque no tenían ningún lugar para
pasar la noche. Con Las Nenas recorrimos también Centroamérica.
Nos contrataron en Israel, España, Argentina y muchos lugares de Estados
Unidos. Nuestro show duraba una hora y media.
José Antonio Fernández: Te pregunto algo que es en realidad una
curiosidad mía y creo de muchas personas más. Y te hago esta pregunta
con absoluto respeto. ¿Es cierto que en algunos pueblos los ricos del
pueblo llegan a rifarse a quienes se presentan en los palenques?
Penélope Menchaca: Yo siempre he escuchado esas historias de que
en los palenques los ricos del pueblo regalan coches y hasta brillantes a las
artistas que se presentan. A mí nunca me ha tocado ni he visto jamás
que algo así suceda. Eso de que las rifan, jamás lo he visto. Mi
papá era el que ponía la música y el que cobraba por nuestras
presentaciones. ¿Tú crees que iba a andar rifando a sus hijas de
pueblo en pueblo? Claro que no.
En lo quince años que estuve trabajando, sólo recibí en
algunas ocasiones flores y chocolates. Nada más.
José Antonio Fernández: ¿Sí se
da el que se enamoren de las cantante en los palenques?
Penélope Menchaca: A lo mejor sí se da el que la gente se
emocione y grite, pero la verdad es que yo nunca tuve ni siquiera un galán
que me saliera de alguna presentación. Mis hermanas tampoco anduvieron
nunca con un fan. La gente tiene otra idea de lo que es un show porque hay mucho
glamour alrededor de los artistas. La realidad es que terminas el show en un
palenque y al día
siguiente vas a otro lugar para hacer otra presentación. A veces no te
da tiempo ni de dormir o decansar como lo hacen la mayoría de las personas.
En realidad es tanto el ajetreo
de ir de un lado para el otro que ni siquiera tienes tiempo de convivir con
nadie. Antes del show te mantienen encerrada y al terminar muchas de las
veces te llevan al aeropuerto o tomas la camioneta para irte a la siguiente ciudad
en la que darás el show al otro día.
José Antonio Fernández: ¿Cómo
les fue a Las Nenas con los discos que grabaron?
Penélope Menchaca: En esos 15 años grabamos 8 discos,
incluyendo uno en España. Grabamos para las compañías
Sony, Emi y Melody, que son disqueras muy buenas. Te mentiría si te
dijera que uno de nuestros discos fue un gran éxito que nos dejó muchas
ganacias. Tuvimos mucha suerte porque la gente nos quería, les gustaba
nuestro show y se divertía.
El grupo Las Nenas sigue trabajando para distintos eventos, como campañas
políticas. Yo ya no me presento con ellas. Una de mis hermanas sigue.
Mi mamá continúa siendo la representante de Las Nenas.
José Antonio Fernández: ¿Qué chiste contaste en
Los Ángeles que llamó tanto la atención del dueño
del Canal 62?
Penélope Menchaca: Era un chiste del Papa.
José Antonio Fernández: Me lo dices como
en secreto, como si fuera un chiste prohibido. ¿Me puedes contar ese
chiste que cambió tu
vida?
Penélope Menchaca: Bueno, pues... te lo cuento: un día
llegó el Papa a México. Como su viaje iba a ser muy rápido,
pidió que
nadie se enterara. No quería los clásicos tumultos mexicanos.
Cuando llegó al aeropuerto de la Ciudad de México en el papa-avión,
se asomó por la ventana y al no ver a nadie se dijo a sí mismo:
sí me creyeron y no le avisaron a nadie.
De pronto vio que una limosina
gigante se paraba frente al avión. Preguntó si la limosina era
para él. Le respondieron que sí. Preguntó si alguien más
subiría a la limosina. La respuesta fue que subiría él
solo. Entonces le pidió un favor a su ayudante. Le dijo:
súbase usted atrás y yo voy a manejar. Su ayudante se negó,
pero ante la insistencia del Papa no tuvo más que aceptar la petición.
Así salió el Papa del aeropuerto manejando la limosina. Conforme
recorría las calles le fue subiendo a la velocidad. Como era domigo por
la noche, las calles de la Ciudad estaban medio vacías. Cuando llegó a
Paseo de la Reforma ya el Papa iba volado. En ese momento lo vio pasar una
patrulla. Los patrulleros
le pidieron por su altavoz que parara la limosina: !oríllese a la
orilla, oríllese
a la orilla! El Papa detuvo la limosina. Cuando el policía se acercó a
la ventanilla, el Papa, con ese estilo que sólo el Papa tiene, le preguntó:
Dime, hijo mío. El policía le pidió los documentos. El
Papa de inmediato lo cuestionó: ¿no me reconoces, hijo mío?
El policía se le quedo viendo, como dudando, y le respondió:
pues como que lo quiero conocer, pero no sé.
Su cara la tengo en la mente. Entonces el Papa se presentó: Soy su Santidad,
el Papa Juan Pablo II.
El policía de inmediato se regresó a la patrulla y le dijo al
Comandante que se había quedado en el asiento del copiloto:
- Oiga jefe, ahora sí ya la cagamos gacho. Pero bien gacho.
- ¿Por qué?, preguntó el oficial.
- Ni se imagina quién viene en la limosina. Pero ni se imagina.
- No me digas que detuvimos a un Delegado.
- No jefe, más arriba.
- ¿A un gobernador?
- Más arriba, jefe.
- ¿A un senador?
- Más arriba, jefe, más arriba.
- ¿Al Presidente de la República?
- No jefe, más arriba, más arriba.
- ¿A Bush?, pero si a mí nadie me avisó que venía
a México.
- No jefe, todavía más arriba.
- No seas menso, ¿quién va a estar arriba de Bush?
- Detuvimos a Diosito, jefe.
- ¿Cómo que a Diosito?, ¿qué te pasa?
- Es Diosito, jefe, ¿quién más puede traer al Papa de
chofer?
José Antonio Fernández: ¿Ese chiste te llevó a
Los Ángeles?
Penélope Menchaca: Hasta Los Ángeles me llevó a
vivir. Cuando el dueño del Canal 62 habló conmigo la primera
vez, me preguntó que si yo era la del chiste del Papa. Le dije que si.
Entonces me respondió que conmigo quería hablar.
José Antonio Fernández: Por la manera en
la que me lo cuentas, me da la impresión de que tampoco tuviste crisis
existencial, esa de que sí o no, cuando decidiste que te irías
a vivir a Estados Unidos y dejarías Las Nenas.
Penélope Menchaca: No fue fácil.
Yo soy una persona a la que le encanta leer. En ese tiempo me acababa de divorciar
y traía una crisis
existencial. Mi exmarido no era precisamente el proveedor que uno necesita en
la vida. Yo vivía con mis dos hijas. No sabía qué iba a
hacer de mi vida y cómo enfrentaría mi nueva realidad. Pensé que
no podía eternizarme con Las Nenas. Pasó por mi cabeza convertirme
en actriz, porque las actrices siguen trabajando hasta de abuelitas. Lo vi como
una opción. Coincidió el momento con que yo tomaba clases con Patricia
Reyes Espíndola. Ella me invitó a interpretar un personaje en una
telenovela. Mi papel era chiquito. Yo le dije que no me importaba salir de árbol
que camina o de piedra que se mueve, lo que yo quería era que me vieran
en televisión. Me ayudó y me contrató Juan Osorio para una de sus
telenovelas. Mi papel era de chacha.
Pero no pude seguir en la telenovela porque no podía dejar que Las Nenas
se fueran sin mí a Los Ángeles. Mi mamá me dijo que no podía
así como así dejar a Las Nenas. Me fui a Los Ángeles a la
famosa presentación del disco, y cuando regresé leí el libro
El Alquimista de Paulo Coelho. Ese libro dice que la vida está llena de
señales
que en muchas ocasiones no sabemos ver. Esa noche me dormí y le pedí a
Dios que esas señales me las pusiera fosforescentes. Le dije: creí que
iba a ser actriz y mi carrera duró sólo unos capítulos de
una telenovela y ahí voy de regreso a Las Nenas. Por favor, Diosito, ponme
una señales gigantes. Al día siguiente fue cuando me llamaron para
ir a Estados Unidos, por el famosos chiste del Papa. Ahí vi la señal.
Hablé con mi mamá y le dije lo que pensaba: que sabía de
mi compromiso moral con Las Nenas, pero que me estaban llamando a mi casa desde
Estados Unidos para ofrecerme un programa de televisión, y eso no sucede
todos los días. Mi mamá me dijo: vete. No lo dudes: vete.
José Antonio Fernández: ¿Qué personaje
hiciste en la telenovela?
Penélope Menchaca: Yo era la chacha,
pero no creas que era la chacha de la que todos se enamoraban. Era simplemente
la chacha, la que pasaba el café.
Aún así les gustó mi actuación y para cuando me fui
con Las Nenas me habían dicho ya que harían más grande mi
papel, incluso que hasta tendría un galán. Juan Osorio, el productor,
me dijo que por eso no contrataba cantantes, por las giras. Mi carrera de actriz
la corte prácticamente al empezarla.
Cuando me llamaron de Los Ángeles por el chiste del Papa para
ofrecerme un programa de televisión, no pude negarme. Tomé un avión
y me fui a Estados Unidos. Mis hermanas y mi mamá me entendieron.
Me fui sola a Los Ángeles. Pensé que si me iba mal, me regresaría
a los dos días. Dejé a mis hijas en México. Chillé mucho
con mis hermanas a la salida en el aeropuerto. Cuando estaba en el avión
me entró el pánico. Me pregunté qué estaba
haciendo.
José Antonio Fernández: Me da la
impresión
de que cuando aceptaste irte a Los Ángeles al Canal 62,
ya sentías
que 15 años con
Las Nenas eran suficientes. ¿Estoy en lo correcto?
Penélope Menchaca: Sí, es cierto
lo que dices. En esos momentos sentí que debía buscar algo más
en mi vida y fue cuando se dio lo de Los Ángeles. Y es que yo no me
imaginaba con Las Nenas arriba del escenario a los 50 ó 60 años
de edad. Lo que al final de cuentas es lo que sigo haciendo ahorita: saltar
y brincar.
Después de 15 años con Las Nenas, yo soñaba con algo
diferente.
José Antonio Fernández: ¿Qué imaginaste
que harías
en Los Ángeles?
Penélope Menchaca: La verdad, no lo
sabía.
No sabía lo que
quería hacer. Yo más bien soy una persona que se deja llevar.
Siempre pienso que si es para mí,
será para
mí.
José Antonio Fernández: ¿Tu exmarido tenía
que ver con el grupo Las Nenas?
Penélope Menchaca: No. Él cantaba en el grupo Los Chinacos, pero
cuando yo cantaba en Las Nenas él ya había dejado su grupo y trabajaba
en un consultorio oftalmológico.
José Antonio Fernández: ¿Ya habías vivido antes en
Los Ángeles?
Penélope Menchaca: No, tengo una tía que vive en Washington y alguna
vez había ido con ella. Yo nunca había viajado sola a ninguna ciudad
fuera de México. Anduve de gira con Las Nenas por todas partes, pero jamás
viajé sola.
José Antonio Fernández: ¿Hablabas inglés cuando llegaste
a Los Ángeles?
Penélope Menchaca: No, sólo lo que
aprendes aquí en
la escuela: pollito, chicken; gallina, ken.
Tuve dos cosas a mi favor. Una, que Los Ángeles es la sucursal de México,
por lo que no necesitas hablar inglés. Dos, prácticamente
todos en mi trabajo hablaban español.
José Antonio Fernández: ¿Te fortaleciste al irte a vivir
a Los Ángeles?
Penélope Menchaca: Pienso que yo crecí el
día que me fui
a vivir a Estados Unidos yo sola, porque antes estaba pegada a mi mamá y
a mis hermanas. Mi mamá resolvía todas mis cosas. Los Ángeles
para mí es el antes y después. Empecé a ver la vida
de otra manera.
Algo muy importante es que las cosas se me han dado muy bien desde que
llegué a
Los Ángeles. La seguridad que tengo hoy no la tenía antes.
Ahora se me hace muy fácil la vida. Mis palabras todas las mañanas
son: gracias Diosito por dejarme ser tan feliz. Hoy disfruto de todo. Hoy
no me preocupo de lo que va a suceder mañana. Es algo que aprendí cuando
me fui a Estados Unidos. Creo que fue porque me enseñé a
tomar decisiones yo sola.
José Antonio Fernández: ¿En
Estados Unidos todo lo negociaste sola?
Penélope Menchaca: Totalmente sola.
Cuando hablé en Los Ángeles
con el señor Liberman, me dijo que me quería para conducir un programa
en vivo al mediodía en el que tendría artistas invitados. Me gustó la
idea, pero era algo que nunca había hecho. Jamás había sido
conductora de televisión. Me temblaron las piernas. Yo
estaba acostumbrada a que me preguntaran, no a preguntar.
En Los Ángeles aprendí cómo se produce
y edita un programa, a pensar preguntas que interesen al público,
a conducir un programa de televisión. Estuve cuatro años haciendo
Los Ángeles en Vivo. El cuarto año yo producía y conducía
el programa en el Canal 62.
José Antonio Fernández: ¿Estudiaste
alguna carrera?
Penélope Menchaca: Antes de casarme
estudiaba Derecho en la Universidad del Valle de México, pero me salí y
nunca la terminé.
José Antonio Fernández: ¿Por qué dejaste de producir
el programa Los Ángeles en vivo en el Canal 62?
Penélope Menchaca: Porque una vez más
el destino me llamó.
Yo nunca he tenido que hacer casting, la vida me ha dado las cosas así.
Un buen día
me llamó por teléfono a Los Ángeles el productor de Doce Corazones, Francisco
Calvo. Cuando él
me habló yo tenía mi trabajo en el Canal 62 y estaba contenta.
Yo no estaba buscando otra opción. Calvo me dijo que había
estado haciendo castings y que no encontraba a la conductora que buscaba,
y que me veía
como la ideal. No me conocía en persona, sólo me había
visto en mi programa del 62. La idea era producir Doce Corazones para la
cadena Telemundo, que transmite en Estados Unidos a nivel nacional.
El primer año que hice Doce Corazones la transmsión fue sólo
para Los Ángeles. Te aclaro esto porque Francisco Calvo me llamó para
otra televisora, para el Canal 22 de Los Ángeles que pertenece
a la cadena Telemundo. Al 22 le iba más mal que al 62, el Canal
en el que yo estaba. Irme tenía
riesgos, porque a mí me
trataban bien en el Canal 62. Si el programa de Calvo en Telemundo no pegaba,
sabía que se me cerrarían las puertas en el 62. El dueño,
el señor Liberman, me había llevado a los Estados Unidos
y ahora yo le diría adiós.
José Antonio Fernández: ¿Tenías
contrato con el Canal 62?
Penélope Menchaca: No, porque cuando
empecé a
trabajar con ellos pregunté por el contrato y el señor Liberman
me dijo que no estaban haciendo contratos en ese momento, y que si les gustaba
lo que yo hacía
firmaríamos algo. La verdad es que nada firmamos. Cuando yo estuve en
el 62 la televisora empezó a crecer y entonces empezaron a firmar
contratos con todos. A mí me presionaron para que firmara, pero
nunca firme.
Pasaron los años y a la gente del 62 se le olvidó que yo no tenía
contrato. El día que dije me voy, el dueño me respondió
que no podía
hacerlo porque tenía un contrato firmado. Como no había contrato,
me pude salir.
José Antonio Fernández: ¿Se
enojó contigo el señor
Liberman?
Penélope Menchaca: Oh, sí. Y lo
entiendo claramente, porque a nadie le gusta que le digan: lo tuyo me parece
pequeño y ahora quiero crecer.
Por más que lo sepa, a nadie le gusta que se lo digan.
Yo sé que aunque me hubiera quedado toda la vida en el Canal 62, jamás
habría llegado a un buen momento como el que ahora tengo. Para mí fue
difícil tomar la decisión porque fue el señor Liberman
quien me llevó a Estados Unidos e hizo muchas cosas por mí.
Hoy siento que nos pagamos igual, porque yo también estuve chambeando
duro y con ganas para su televisora durante 4 años.
José Antonio Fernández: ¿Tenías buen rating en el
Canal 62 de Los Ángeles?
Penélope Menchaca: En Estados Unidos
es muy complicada la medición.
A mí me iba muy bien sacando 1.5 puntos de rating y hasta
2. Es un muy buen puntaje. Un rating mayor era de 2.5 a 3 puntos.
José Antonio Fernández: ¿Por
qué te vas al Canal
22 de Los Ángeles cuando era una estación que tenía menos
rating que en la que tú estabas?
Penélope Menchaca: Pensé que era
una buena oportunidad y que podía
irme mejor. No me equivoqué. El primer año tuvimos un gran éxito
con Doce Corazones en Los Ángeles
y la cadena Telemundo nos ofreció transmitirlo para todo el país.
José Antonio Fernández: ¿Por qué te gustó Doce
Corazones?
Penélope Menchaca: Es un programa que
ya se había hecho en Argentina.
Me gustó por ser un programa diferente que no le copia a nadie. Tiene
el factor de los astros y de la sorpresa. El original no tenía juegos
tan aventados como el que ahora hacemos. Le vi muchas posibilidades. Propuse
nuevas ideas porque yo sé lo que le gusta a la gente de Los Ángeles:
el doble sentido, los momentos picantes. Necesitan divertirse para verte.
Si se aburren, le cambian de canal.
José Antonio Fernández: Por lo que me dices, también eres
parte del equipo de producción de Doce Corazones, no sólo eres
la conductora.
Penélope Menchaca: En este caso sólo
conduzco y produzco ideas para mi personaje. Digo lo que quiero, le doy
el ritmo que intuyo y cambio las cosas al momento si siento que no está funcionando
lo que hacemos. Cuando yo misma me aburro en mi programa, cambio la dinámica
y nadie me alega ni me dice nada. Pero debo decirte que el equipo de producción
de Doce Corazones es muy grande. Hay un productor general y cada capítulo
tiene su productor y sus asistentes. Somos muchos. Tenemos una persona
que entrena a los participantes. No les decimos qué decir, pero
sí deben saber
de qué vamos a hablar. No les doy preguntas adelantadas ni sé que
me contestarán. Les pido a los participantes que me contesten lo
que sientan.
José Antonio Fernández: ¿Es
falso Doce Corazones, como sucede con otros talk shows?
Penélope Menchaca: No. La realidad
es que aquí en Doce Corazones
a ningún participante se le dice qué decir. Lo único que
les pedimos es que hablen, que no se queden callados, y que digan en verdad lo
que piensan y sienten. Los temas son picantes y deben animarse a hablar, es parte
de la idea del programa, es lo que lo va haciendo divertido. Queremos que hablen,
que se avienten y griten, si lo quieren así.
Los que participan en Doce Corazones se comportan de manera parecida a
como lo hacen muchos cuando van a una discoteca: se conocen, bailan, se
besuquean y hasta ahí. Así sucede en Doce Corazones. Algunas veces decimos corte
a la grabación y se siguen besando, en otras ocasiones intercambian teléfonos
en el estacionamiento. Otras veces simplemente se acaba el programa y se van.
Cuando se seleccionan no se saben ni el nombre de cada quien, sólo
conocen el signo zodiacal. Antes del programa no los dejamos que se vean
para que juegue el factor sopresa al momento de estar grabando.
José Antonio Fernández: En Estados Unidos he visto varios programas
para hispanos tipo Cristina, pero nunca me había tocado ver uno sólo
para divertirse como Doce Corazones. Tu programa es muy distinto a Don Francisco. ¿En
Doce Corazones sólo quieren divertir a la gente? ¿Nada más?
Penélope Menchaca: Lo hacemos sólo para que la gente se divierta,
así es. No hay otra intención.
José Antonio Fernández: ¿Te
sirvieron Las Nenas para hacer Doce Corazones hoy?
Penélope Menchaca: Yo me entrené 15
años con Las Nenas.
No me tocaba antes hacer otra cosa. El destino me fue llevando hasta Doce Corazones,
pero antes me entrené también frente a las cámaras
en el Canal 62.
José Antonio Fernández: En Doce Corazones, ¿conviertes a
los adultos en adolescentes? ¿Los conviertes en jovencitos que juegan
a la botella? Y pienso en los que participan y también en el público
que está en el estudio y en los que te ven por televisión.
Penélope Menchaca: Yo digo que el amor
no tiene edad, y digo esta frase aunque suene a lugar común. Cuando la gente está en el programa,
todos se comportan igual y tienen la misma actitud. Juegan al amor, a ese momento
de diversión, tanto los hombres como las mujeres. La edad es algo
que en ese momento no tiene importancia.
José Antonio Fernández: ¿En
dónde tiene
más
audiencia Doce Corazones, en Estados Unidos o en México?
Penélope Menchaca: Nos ha ido muy bien
por todas partes. Doce Corazones se ve en 17 países. Estamos en México,
Panamá, Perú, Colombia,
Guatemala, Honduras, El Salvador y en prácticamente toda América
Latina.
Estoy sorprendida de que a la gente le guste
tanto el programa Doce Corazones. Ahora que vine unos días a México,
lo puedo ver en la calle. En todos lados identifican el programa.
En Estados Unidos también nos ha ido muy bien. Cuando el programa cumplió un
año de transmitirse localmente en Los Ángeles, por el éxito
de audiencia que alcanzamos la cadena Telemundo tomó la decisión
de transmitirnos a nivel nacional a la una de la tarde. Nos fue tan bien con
el público, que antes de terminar ese año nos pasaron al horario
de las siete de la noche también a nivel nacional. Es el mejor horario
en Estados Unidos. Es el único programa de ese horario en todo Estados
Unidos que no es una telenovela. Competimos contra puras telenovelas. Llevamos
dos años en ese horario y ahora transmiten Doce Corazones también
a las dos de la tarde (los del año pasado).
En México Doce Corazones se ha transmitido durante más de año
y medio todos los días en tres horarios distintos por diferentes canales,
incluyendo Canal 2 que es el de mayor audiencia de nuestro país. La gente
lo sigue viendo. Los programas que se han visto en México son viejos,
son de hace dos años.
José Antonio Fernández: ¿Sientes
que tienes espacio para innovar luego de varios años de conducir Doce
Corazones?
Penélope Menchaca: Hasta las tonterías que digo las estudio.
Es difícil innovar, pero mi pasión por la lectura me ayuda. Lo
que hago es que compro muchos libros, veo lo que hay en internet y busco información
del tema de cada programa. Estudio. Busco chistes, frases y líneas.
Memorizo lo que encuentro. Todo este trabajo lo hago yo sola.
José Antonio Fernández: ¿Qué te
gusta leer?
Penélope Menchaca: Leo de todo. Me apasiona
Isabel Allende, he leido todos sus libros. Si tú me recomiendas ahora mismo un libro, lo
busco y lo leo.
Yo veo cuáles son los libros
más vendidos, y esos siempre los leo.
José Antonio Fernández: Te presentas en
tu programa como una mujer de actitud muy mexicana.
No lo ocultas, siento que hasta lo haces notar.
Penélope Menchaca: Me sale lo mexicano.
Vengo de una familia muy dicharachera. He aprendido que a la gente le gustan
los dichos y ese estilo mexicano le divierte, entonces le saco el mayor jugo
que puedo. Me es natural ser así.
Nunca hice el plan de ser de cierta manera en el programa. Yo nunca planeo nada
en mi vida. Me he ido por lo que a la gente le divierte.
José Antonio Fernández: ¿Eres populachera
natural?
Penélope Menchaca: Yo así soy.
Soy de tacos de lengua, de ojo y de cachete. Me enojo si me llevan a un restaurante
muy elegante. Yo bailé en
muchísimos pueblitos y en esos lugares comí siempre lo que ellos
cocinaban, que es la comida típica de cada lugar.
Yo siempre estuve y estoy del lado del pueblo. Es el lugar que a mí me
gusta.
José Antonio Fernández: ¿Grabarías
un disco ahora?
Penélope Menchaca: Cuando te va bien
la gente cree que eres muy inteligente y que puedes hacer de todo. Pero yo
creo hoy que si me está yendo tan
bien, lo mejor es no andar tonteando y no desviarme. Voy a seguir poniendo toda
mi atención en esto y lo voy a disfrutar el tiempo que dure.
José Antonio Fernández: ¿Qué respondes a las críticas
que dicen que Doce Corazones es un programa superficial, vacío y hasta
tonto?
Penélope Menchaca: No leo las críticas. Una crítica
que lea negativa, me frustra. Las mil buenas pierden contra una mala. Yo siento
horribles las críticas malas. Dejé de leer las críticas.
En internet llegué a leer que soy una vieja exagerada y que ya no tengo
edad para andar brincoteando. Cuando leo eso me pongo a pensar que igual tienen
razón,
que ya estoy ruca y entonces me desanimo. Por eso prefiero no leer críticas
para que no me afecten.
José Antonio Fernández: ¿Cómo
te trata la gente en la calle?
Penélope Menchaca: Extraordinariamente
bien. He tenido experiencias maravillosas con la gente. A mí no me ven
como una estrella inalcanzable. Me ven en la calle y me dan de besos y me abrazan.
José Antonio Fernández: Es muy común
en Estados Unidos que los artistas den a conocer públicamente su posición
política. ¿Piensas
entrar en esa línea y dar a conocer tus ideas políticas?
Penélope Menchaca: La verdad es que hasta
el momento no he llegado a ese grado. Sí quiero hacer algo social. Quiero donar parte de mi tiempo.
Le he dado vueltas para encontrar qué hacer en beneficio de la gente.
Siento que la vida me ha dado tantas cosas que debo regresar parte
de lo que he recibido. Cuando hay eventos para recaudar fondos que necesitan
una conductora, saben que cuentan conmigo. Lo hago de todo corazón.
No soy de las que agarra una bandera.
No he acabado de encontrar una manera de ayudar más.
José Antonio Fernández: Ahora que eres muy famosa, ¿tu
vida ha cambiado?
Penélope Menchaca: En realidad mi vida no.
No
sé si sea
muy, muy famosa, pero sí te
puedo decir que cuando vengo a México no puedo salir a la calle como
lo hacía antes. Ya no me dejan caminar. Mucha gente se acerca a saludarme.
Yo tengo mi vida muy clara: soy lo que soy por ellos, por la gente, por los
que ven mi programa, y justo por eso se acercan y me acerco. Ahora que fui
a San Ángel ya no pude comprar nada porque me la pasé dando fotos,
abrazos y firmando autógrafos.
José Antonio Fernández: ¿Te gusta esta fama que estás
viviendo?
Penélope Menchaca: Me encanta. Ayer fui
a una fiesta de mis sobrinos y me la pasé sacándome fotos con los invitados. Uno
de mis tíos
me dijo que me quedara con él un rato para platicar. Le dije que no
podía,
que tenía que estar con la gente que quería retratarse conmigo.
Este momento lo esperé toda mi vida.
José Antonio Fernández: ¿Hay que
tomar en serio Doce Corazones?
Penélope Menchaca: Yo quiero que la gente
que ve Doce Corazones se ría,
que la pase bien y se olvide de todos sus problemas un rato. Eso quiero que pase,
no más.
José Antonio Fernández: ¿Qué le
dices a la gente que es conservadora y que siente que el programa Doce Corazones
es demasiado atrevido?
Penélope Menchaca: Uno no puede cerrar
los ojos a la realidad. Lo que retrata el programa es lo que estamos viviendo.
Que se vayan a una discoteca y vean lo que sucede. Andan en el ¨embarreishion¨ con alguien que ni conocen y se besuquean con alguien que acaban de conocer.
Al final deciden si vuelven o no a salir. Cuando las mamás me dicen que tocamos temas
muy fuertes en el programa, les digo que aprendan lo que sus hijos están
oyendo, pensando y viviendo.
José Antonio Fernández: La crítica
más dura que se
le hace a la televisión es que hay programas que no te dejan nada. ¿Qué le
dirías a quien
considera que Doce Corazones es un programa que sólo sirve para perder
el tiempo?
Penélope Menchaca: Les diría que deben aprender a divertirse
en esta vida, no todo es serio. Que disfruten los programas serios pero también
se den un tiempo para relajarse. Nos hace falta reír y desestrezarnos. Yo no
vengo a educar a nadie, sólo quiero que se diviertan. La gente en la
calle me dice: cuando veo Doce Corazones me olvido de mis problemas, me río
y me divierto.
José Antonio Fernández: ¿Hay fila
para participar en Doce Corazones?
Penélope Menchaca: Hoy en día, sí. Tenemos todo
un equipo para el casting, en el que trabaja una de mis hijas. Hay personas
del público
que han asistido al programa, sin falta, durante cuatro años.
José Antonio Fernández: ¿Le pagan al público
por asistir?
Penélope Menchaca: Sí, en Estados Unidos es lo normal. Se les paga
a todos, a concursantes y al público.
José Antonio Fernández: ¿Qué tanto
gana un concursante?
Penélope Menchaca: No es tanto. A la
gente que asiste como público,
por ejemplo, se le dan treinta dólares y la cena en el estudio. A los
concursantes también
se les da de cenar y se les pagan poco más de 100 dólares.
La realidad es que la gente no va a Doce Corazones por el dinero, lo hacen
para divertirse.
José Antonio Fernández: ¿Cómo
ves a México
desde Los Ángeles?
Penélope Menchaca: La gente se queja
aquí, pero yo veo a México
muy bonito.
José Antonio Fernández: ¿Te piensas
casar con un hombre rico y famoso?
Penélope Menchaca: Nunca he sido interesada.
Lo que tengo me lo he ganado y me gusta que sea así.
José Antonio Fernández: ¿De qué
te arrepientes ?
Penélope Menchaca: De no haberles dedicado a mis hijas mucho más
tiempo.
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