Por José Antonio Fernández
F.
Le recomendamos leer otras entrevistas con otras personalidades de TV Azteca
publicadas anteriormente en la Revista Telemundo:
-
Entrevista
con Ricardo Salinas Pliego, Entrevista con
Roberto Kenny, Entrevista con Jorge
Pickering, Entrevista con Elisa
Salinas, Entrevista con José
Ramón Fernández.
Igualmente le recomendamos leer la entrevista con Ciro
Gómez Leyva, en la que habla de su postura en el conflicto TV Azteca
- Canal 40.
Sergio Sarmiento es el comentarista
de noticias políticas de mayor credibilidad de TV Azteca. Aún
cuando sus intervenciones en pantalla no consiguen altos ratings, su poder como
analista de fondo le da valor a los espacios informativos de TV Azteca. Su papel
en el pelito entre las televisoras fue crucial. Atemperó la beligerancia.
Está seguro de que su posición en el conflicto terminó
haciéndolo quedar mal con TV Azteca y con CNI Canal 40.
Aquí cuenta cómo se inició en el periodismo y por qué
aceptó jugar un papel protagónico en el pleito de las televisoras.
J.A.F: ¿Cómo te acercas al periodismo?
SERGIO SARMIENTO: En junio de 1971, cuando tenía
17 años, escribí un artículo sobre la matanza del jueves
de Corpus. Se lo llevé a Federico Campbell. Habló con José
Emilio Pacheco y publicaron mi artículo en la revista Siempre. Yo estaba
en la prepa 8. Fue mi primera publicación.
J.A.F: ¿Alguien en tu familia es periodista y
te influyó para que te interesaras por el periodismo?
S.S.: Un tío mío, Rogelio Cárdenas,
fue fundador de la columna Frentes Políticos del diario Excélsior
y, más adelante, también fundó el periódico El Financiero.
Siempre lo admiré mucho y me gustó su profesión.
J.A.F: ¿En ese primer artículo es cuando
te hace un guiño el periodismo?
S.S.: No, desde antes ya quería dedicarme
a escribir. Había estado tratando de publicar artículos durante
bastante tiempo, sólo que al señor Sarmiento de 17 años
de edad no se los aceptaban o simplemente no se los publicaban. No había
tenido éxito para lograrlo hasta ese momento.
Unos tres o cuatro meses después empecé una columna en el periódico
El Día.
J.A.F.: Tienes un estilo muy identificable como periodista:
buscas encontrar justo el temple, el punto del equilibrio. ¿Ya desde
ese momento de tus inicios como periodista buscabas ese equilibrio?
S.S:: Mis primeros artículos eran mucho
más inclinados hacia un lado. Después viví varios años
fuera de México y tuve acceso a un periodismo distinto, el del mundo
anglosajón. Viví en Estados Unidos, Canadá e Inglaterra
y me influyó mucho su tipo de periodismo. Hasta la fecha sigo leyendo
periodismo anglosajón. Mi revista favorita es The Economist. Leo a diario
el New York Times y el Financial Times. Creo que el estilo del que hablas se
dio con los años por una cierta madurez.
J.A.F.: ¿Qué ves en el peridosimo anglosajón
que te llama?
S.S.: En México se da un periodismo de
causa. Usualmente el periodismo en nuestro país considera que su función
es transformar a la nación de conformidad con una cierta ideología.
Por eso tantos periodistas terminan siendo políticos, de una u otra manera.
Y yo lo que empecé a ver es que no tenía tantas certezas. Además
fue cambiando mi ideología. De una manera de pensar más populista
me fui haciendo liberal con el paso del tiempo. Me influyó poderosamente
un maestro en la Universidad, que se llama Peter Danielson. Con él empecé
a leer a la tradición liberal y a la tradición anarquista libertaria.
Yo estudié filosofía. Me imagino que fui cambiando.
Hoy me reconozco liberal, mi posición política es liberal. Y cuando
estoy escribiendo siento que es una actitud totalmente liberal el poder presentar
los puntos de vista de los distintos grupos. Tengo muchos accesos a todos los
puntos de vista. Casi todos mis amigos son de izquierda.
J.A.F.: ¿Cómo sucede eso de que eres liberal
pero tus amigos son de izquierda?
S.S.: Quizás sea porque hay muy pocos
liberales en México. Los conservadores, que se consideran liberales porque
creen en la libertad de mercado, es gente profundamente aburrida, religiosa
y se plantean limitaciones a la libertad individual, religiosa y política.
Y mal que bien, la izquierda, a pesar de que se opone a la libertad económica,
tiene mayor amplitud de criterio al respecto de otras libertades, particularmente
las libertades personales o la libertad moral. Quizás esa sea la razón.
J.A.F: ¿Eres un liberal en toda la amplitud del
término?
S.S: Sí, me considero un liberal en toda
la amplitud de la palabra. Pienso que en igualdad de circunstancias prefiero
una solución que indique libertad. Y esto va por la libertad religiosa,
política, económica y personal. Esto me enemista con todos los
partidos políticos. Porque el PAN que acepta la libertad económica,
no acepta la libertad religiosa, moral y personal. El PRI durante mucho tiempo
no aceptó la libertad política. Y el PRD no ha aceptado la libertad
económica. Fundamentalmente estoy siempre en oposición con un
partido u otro, dependiendo el tema que esté tocando.
J.A.F: Habría que fundar un partido que acepte
todas las libertades.
S.S.: Eso le corresponde a los políticos.
Yo he decidido no entrar a la política. Fue una decisión que tomé
muy temprano y la he cumplido siempre. Cada vez que me han ofrecido un puesto
público, he declinado. No acepto cargos públicos ni respaldo a
ningún partido político. No he aceptado ser embajador, lo que
se me ofreció en una ocasión. No acepto firmar desplegados, esté
o no de acuerdo con la idea planteada. Pienso que un periodista éticamente
no debe firmar desplegados ni unirse a causas.
J.A.F.: Sé que has sido asaltado varias veces,
y en todas las ocasiones que te ha sucedido has dicho que no ves que haya sido
por causas políticas. ¿Lo sigues pensando así?
S.S.: Tengo un secuestro, tres asaltos y dos
allanamientos de morada. No he visto ninguna evidencia o indicación que
me haga pensar en eso. Han sido personas distintas. En una ocasión los
que me asaltaron me pidieron mi autógrafo. Cuando me secuestraron hubo
la preocupación de que fuera una cuestión política, incluso
se publicó un artículo de un periodista importante que afirmó
que me había mandado secuestrar el Presidente de la República.
Pero la gente que me secuestró nunca me identificó, si hubiera
habido algo detrás, su actitud habría sido distinta.
Creo que tenemos un problema de inseguridad muy grave en el país y a
mí me ha tocado más que al resto de la gente. Cuando platico sobre
el tema, me encuentro con gente que nunca ha sido asaltada y también
con personas que llevan cuatro o cinco asaltos.
J.A.F: ¿Por qué estudiaste Filosofía
y no Periodismo o Comunicación?
S.S.: Siempre pensé que la filosofía
me podía ayudar a pensar con mayor rigor, y de hecho no me arrepiento.
Nunca estuvo en mis planes dedicarme a la enseñanza de la filosofía,
que es lo que hacen el noventa por ciento de los egresados. Siempre quise dedicarme
a escribir y pensé que la filosofía me iba a dar un mayor rigor
intelectual, y creo que lo ha hecho. Cuando me ha tocado contratar gente, muchas
veces he preferido a un economista, un filósofo o un historiador, que
alguien que haya estudiado periodismo. Creo que los muchachos que estudiaron
periodismo no salen bien preparados en nada y no tienen ningún rigor
en nada.
J.A.F: Tu periodismo es reflexivo, es poner la cosas
sobre la mesa y luego jugar con ellas. ¿El método te lo dio la
filosofía?
S.S: Trato de ser reflexivo, de ser un filósofo
del periodismo. La influencia que tiene sobre mí la filosofía
es enorme. Sigo leyendo filosofía constantemente. Cuando tomo decisiones
éticas en mis columnas, lo hago con base en los que considero son los
preceptos éticos universales, y mucho tiene qué ver de alguna
manera la filosofía que estudié cuando era joven.
J.A.F.: ¿Trabajaste en el periódico El
Financiero?
S.S.: Después de trabajar en Siempre y
en El Día me fui de México. Viví fuera varios años,
y cuando regresé mi primer trabajo fue como redactor y traductor en la
Enciclopedia Británica, en donde estuve 18 años. Fui director
editorial en hispanoamérica y en España. Ahí hice la Enciclopedia
Hispánica. Presenté un proyecto para rehacer la Enciclopedia de
México, porque la compañía la compró, pero fue justo
cuando salí de la empresa.
Al periódico El Financiero entré cuando se fundó, en 1981,
sin dejar la Enciclopedia Británica. El director fundador fue mi tío
Rogelio Cárdenas y mi primo Rogelio Cárdenas Sarmiento. También
participó en ese proyecto Javier Moreno Valle. El sueldo que ellos podían
pagar no me era suficiente. Durante el día trabajaba en la Enciclopedia
Británica y en las noches en El Financiero. Me ofrecieron la dirección
editorial, pero no acepté porque me implicaba dejar la Enciclopedia.
Colaboré como Coordinador de las páginas editoriales. Como no
teníamos dinero, durante un año y medio yo escribí toda
la página editorial con distintos seudónimos. A veces hacía
hasta seis artículos diarios, uno de izquierda, otro de derecha, otro
más de centro. Los seudónimos recibían correspondencia
y se peleaban entre sí. Fueron muy divertidos los primeros años.
Despúes entró más dinero al periódico y se contrataron
colaboradores.
J.A.F.: ¿Cuándo entras a TV Azteca?
S.S: Mientras estaba en El Financiero, el periódico
El Norte reproducía mis columnas. Me pagaban 5 ó 6 veces más
que en El Financiero. Cuando nace el periódico Reforma me hicieron una
propuesta para irme como columnista. Pero mi tío Rogelio, fundador de
El Financiero, en ese entonces estaba muy enfermo. Yo tenía una relación
muy fuerte con él. Decidí no aceptar. Después de la muerte
de mi tío Rogelio, inicié mi columna en Reforma.
J.A.F.: ¿Simultáneamente participas con
TV Azteca?
S.S.: A TV Azteca entré en 1993, en el
programa de noticias de Javier Solórzano y Carmen Aristegui. Fui comentarista
de temas económicos. Con la privatización yo me quedé y
Javier y Carmen salieron. Y en 1995 fue cuando recibí la oferta para
ocupar la Vicepresidencia de Noticas.
J.A.F.: ¿Qué te convenció para quedarte
con el puesto de Vicepresidente de Noticias?
S.S.: Muchas razones. Sentí que era un
reto. Yo llevaba ya 18 años en la Enciclopedia Británica. Ya había
hecho la Enciclopedia Hispánica. Sentí que debía aceptar
el reto y saber si podía o no dirigir el departamento de noticias de
una empresa nueva. Le dí muchas vueltas. Mi primera respuesta fue que
no.
Después de una conversación con Ricardo Salinas, acepté.
J.A.F.: ¿Cómo te convenció?
S.S.: De muchas formas. Una de ellas fue que
me hizo una muy buena oferta salarial, mucho mejor que la que yo tenía
en la Enciclopedia Británica. Me convenció de que era un reto
muy importante y que de lo que se trataba era llegar a ser número uno.
Y de hecho en 1997, mientras yo era Vicepresidente, TV Azteca llegó a
ser número uno en noticias durante unos 5 ó 6 meses.
J.A.F.: Fue cuando cayó Jacobo Zabludovsky.
S.S.: Jacobo estaba enfermo. Emilio Azcárraga
Milmo, que era presidente de la empresa, mantenía la vieja idea de que
Televisa era un monopolio y no tenía por qué preocuparse de la
competencia. Recuerdo que en 1996 ó 1997 le preguntaron si se preocupaba
por la competencia, y la respuesta que dio Azcárraga Milmo fue: ¿por
TV... qué?
Pienso que incurrió en un error que su hijo Emilio Azcárraga Jean
nunca ha cometido. Desde que Azcárraga Jean recibió la empresa,
resolvió los problemas accionarios y obtuvo el control, siempre ha estado
pendiente de la competencia. Azcárraga Jean reaccionó a la decisión
que nosotros tomamos de poner al aire Ciudad Desnuda. Lanzó otro programa
similar y no sólo eso, contrató al productor (Federico Wilkins)
que hacía Ciudad Desnuda y a otras 16 personas más. Luego cambió
a Jacobo Zabludovsky por Guillermo Ortega y después por Joaquín
López Dóriga. Cambió los ritmos de información de
sus noticiarios. Le dio mayor libertad a sus espacios informativos. Reaccionó,
cosa que no hizo en su momento el padre.
J.A.F.: ¿Por qué TV Azteca llegó
a ser número uno en noticias?
S.S.: Se dieron varias cosas. Introdujimos notas
más breves, lo que no se usaba en la televisión mexicana. Metimos
en un ritmo diferente a los noticieros con notas de minuto o minuto y medio.
Después Televisa empezó a hacer lo mismo y lo trabajaron muy bien.
En televisión el rating no sólo es lo que uno hace, sino también
lo que se hereda. En ese tiempo TV Azteca tenía una buena construcción
de su programación. Empezaba con Ciudad Desnuda y seguía con buenas
telenovelas. Mirada de mujer nos heredaba 25 puntos de rating. Entonces Televisa
cometió un grave error cuando colocó el programa de Gloria Trevi
que les bajaba tremendamente la audiencia. Se dio una combinación de
factores.
J.A.F.: ¿Y con respecto al contenido, al fondo?
S.S.: Innovamos en ritmo y en contenidos más
independientes. Éramos mucho menos gobiernistas, le dábamos voz
a la oposición. En 1994 fuimos los primeros en incluir encuestas para
ver resultados electorales. En 1995, frente a enormes presiones gubernamentales,
dijimos que el PAN estaba ganando las principales ciudades del país (triunfaba
en Guadalajara, Morelia, Puebla...). En Puebla tuvimos presiones serias del
gobierno. Estábamos haciendo las cosas distintas y nos funcionaban.
Pero en esto uno no puede ser tan pretensioso, porque la televisión tiene
muchos factores que la hacen tener éxito. Para que Hechos de la noche
llegara a ocupar el número uno de audiencia, ciertamente fueron importantes
la herencia del rating, el cambio de ritmo y también la introducción
de nota roja. Para ese entonces, la televisión mexicana no se había
ocupado de la nota roja, y nosotros lo hicimos con Ciudad Desnuda y con espacios
en los noticiarios.
Cuando Cuauhtémoc Cárdenas ganó la jefatura de gobierno
del Distrito Federal, el exregente de la ciudad de México me dijo que
nosotros habíamos sido responsables de eso por haberlo estado golpeando
(al gobierno de Espinosa Villarreal) con las notas sobre delincuencia.
J.A.F.: ¿Lo crees?
S.S.: Sí le hicimos mucho daño.
Lo curioso del caso es que quitamos Ciudad Desnuda cuando Cuauhtémoc
Cárdenas entró a la jefatura de gobierno, por eso Espinosa estaba
convencido de que habíamos apoyado a Cuauhtémoc en las elecciones
del 97, lo cual no era cierto. En realidad estábamos buscando ganar la
batalla por el rating.
J.A.F.: ¿Ahí viste en serio el poder de
la televisión?
S.S.: Siempre lo había visto. Fue una
de las razones por las que entré a TV Azteca.
El poder de la televisión es enorme, pero hay que conocer sus limitaciones.
No es un medio intelectual, es emotivo. No es un medio frío en los término
de Mc Luhan, es caliente. Es un medio muy poderoso que hay que saber manejar.
Eso me queda claro.
J.A.F.: ¿Cuando dejas de ser Vicepresidente de
Noticias se cae la audiencia de TV Azteca en Hechos y de nuevo se quedan en
segundo lugar?
S.S.: La caída ya se venía dando.
Nuestros noticiarios no cambiaron pero la competencia sí. Guillermo Ortega
reemplazó a Jacobo Zabludovsky, y ese sólo cambio les ayudó
mucho. Y nosotros tomamos malas decisiones de programación. Había
sido tal el éxito de Mirada de mujer, que se pensó que otra telenovela
de Epigmenio Ibarra tendría la misma suerte. Se estrenó Tentaciones
que lograba sólo 4 puntos de rating, contra 25 de la anterior. La herencia
era tan baja que no había forma de subirla. Llegábamos a los 8
puntos en el noticiario, pero ya no a los 15 de 1997.
Salí de la Vicepresidencia y entré después otras dos veces.
Una cuando las elecciones presidenciales del 2000, y otra un poco antes de los
atentados terroristas de septiembre hasta mediados del 2002.
J.A.F.: ¿Cómo se dirijen las noticias desde
el escritorio?
S.S.: Se necesita mucha tecnología. Es
necesario tener control. El trabajo es de 24 horas, porque hay noticiarios desde
las 6 de la mañana hasta las 11 de la noche. Es muy desgastante.
J.A.F.: ¿Cómo decides qué entra,
qué no y en qué orden?
S.S.: Decides dependiendo de cuál sea
tu mandato, en un momento dado. El mandato que tengas de la empresa, ya sea
a través de un comité de noticias o de un comité ejecutivo
de la compañía. Es distinto buscar influencia o rating. Si quieres
tener notas más profundas conseguirás menos público, o
más público si las notas son más policiacas y emotivas
y menos de reflexión. Tiene que haber un rumbo claro, y no necesariamente
lo establece el director de noticias, sino lo hace la filosofía de la
empresa.
En el caso de TV Azteca esta filosofía ha cambiado en determinados momentos.
Se ha tratado por distintas avenidas. En ocasiones la obsesión fundamental
ha sido el rating, y en otras ocasiones la influencia. Es más fácil
hacer el trabajo de dirección de noticias cuando el mandato es claro.
J.A.F.: ¿Cuál crees que debería
de ser, para estos momentos que vive el país, la línea o el mandato
que deberían seguir los espacios informativos de TV Azteca?
S.S.: Creo que el mandato fundamental deber ser
el de la influencia, y para tener influencia es necesario el rating. Yo no he
estado de acuerdo con quitar la nota roja de los noticiarios, porque creo que
a la gente del pueblo le interesa mucho más la nota roja que cualquier
otra información. Y creo que no se debe abandonar la nota política,
la de reflexión, en la que se tratas los temas más profundos del
país, como el de la apertura eléctrica, los asuntos fiscales y
la problemática del campo.
Lo que hacen en Estados Unidos es que separan los noticieros de alto rating,
que son los locales y casi siempre de nota roja, de los noticiarios nacionales,
que son de influencia y casi no tienen nota roja. En Estados Unidos se está
agotando el esquema porque los noticiarios nacionales pierden mucho dinero,
lo que aquí en TV Azteca nunca se ha permitido. TV
Azteca gana dinero en sus noticiarios.
J.A.F.: ¿Crees en el periodismo objetivo?
S.S.: La objetividad completa no existe, pero
sí hay ciertas reglas que se deben aplicar en el periodismo. Por ejemplo,
el tener los dos lados de la disputa. Creo que presentar sólo un punto
de vista, es un atentado contra el rigor periodístico. Lo que no quiere
decir que no puedas tener una filosofía propia, como la tienen en forma
expresa o no todas las publicaciones y todos los medios.
J.A.F.: ¿Los noticieros de TV Azteca son de línea
liberal?
S.S.: Cuando los noticieros de TV Azteca han
tenido línea política, lo que no siempre ha pasado, ha sido liberal.
Creo que en este momento es liberal.
J.A.F.: Hablando en concreto del conflicto entre TV Azteca
y Canal 40. ¿Crees que un conductor como tú debe mantenerse como
un observador neutral y echar a andar todos sus mecanismos de defensa para no
ser parcial, o debe tomar partido?
S.S.: Me parece que son decisiones personales.
Tiene mucho que ver con la ética y con el conocimiento de las causas
del conflicto. Cada periodista tomó sus determinaciones. Ciro Gómez
Leyva, que es un gran periodista, decidió
convertirse en vocero de su empresa, lo cual me parece un error. Yo creo que
son dos papeles distintos, pero ahí cada quiene debe tomar sus propias
decisiones. Raymundo Rivapalacio lo decía en una entrevista con Javier
Solórzano: son decisiones que sientes en el estómago, si tu conciencia
no te deja tranquilo, debes tomar la decisión con la que estés
más conforme.
Respeto las decisiones de cada quien, pero sí debo señalar que
yo me siento particularmente satisfecho, desde el punto de vista ético,
con las decisiones que tomé. Y las tomé a sabiendas que no iban
a dejar contentas a ninguna de las dos partes. El tema se había polarizado
tanto, que el que no se inclinara por una u otra parte iba a quedar mal con
los dos bandos.
J.A.F.: ¿Quedaste mal con los dos?
S.S.: Yo creo que sí. Al cuestionar la
toma del Chiquihuite, abiertamente puse en tela de duda la posición que
había asumido TV Azteca en la que planteaba que no había habido
tal toma del Chiquihuite, y que simple y sencillamente se había actuado
conforme a la ley para recuperar una instalación que no estaba en sus
manos.
Y, por otro lado, al plantear que tenía razón TV Azteca, puesto
que hay contratos firmados y rompimiento unilateral absolutamente ilegal por
parte de Canal 40 de un contrato ya firmado, en ese
momento me distancié de los aliados de CNI, que consideraron que mi posición
era un simple reflejo de que alguien en TV Azteca me estaban dando órdenes
para actuar de una manera determinada.
A sabiendas de que ese conflicto me iba a generar problemas, había decidido
no escribir ni hacer declaraciones públicas sobre el tema, pensé
que no era adecuado utilizar la plataforma de mis programas de radio y mis columnas
periodísticas. Yo no soy parte desinteresada, soy colaborador de TV Azteca,
por lo que no podía ser un observador imparcial, pero tampoco estaba
de acuerdo en desconectar mi cerebro y decir que todo lo que hacía TV
Azteca era correcto.
Cuando TV Azteca me pide conducir el programa que reemplazaría el noticiero
de la noche de CNI, lo pensé, sabía que debía tomar una
decisión, examiné mi conocimiento sobre el caso, revisé
papeles, y decidí que estaba justificado éticamente el aceptar
la conducción de ese noticiero, puesto que a pesar de estar en desacuerdo
con la toma
del Chiquihuite, sentía yo que en lo fundamental la razón la tenía
TV Azteca.
Tomé la decisión. Sabía que ese
noticiero duraría sólo un par de días. Fue un noticiario
de una sóla noche y te puedo decir que salí satisfecho de mi decisión.
Fui leal con mi empresa, creo en la lealtad y me parecía importante ser
leal con mi compañía. Y también me pareció importante
el mantener públicamente mi posición sobre la toma del Chiquihuite.
J.A.F.: ¿Esa posición no la incluiste en
ese noticiero?
S.S.: No, la dije en otros espacios.
J.A.F.: ¿Por qué te mostraste en contra
de la toma del Chiquihuite?
S.S.: Siento que a pesar de que TV Azteca tarde
o temprano obtendrá la razón legal porque los contratos suscritos
con Canal 40 fueron hallados válidos y exigibles por la Corte Internacional
de París, eso no significa que el proceso esté agotado. Me parece
que no era necesaria la toma del Chiquihuite. Es como si yo no pago el alquiler
y el dueño se mete a mi casa sin mandato judicial, con violencia o sin
ella, y en ese momento me obliga a salir. Eso no es correcto. Sé que
la justicia mexicana es terriblemente lenta, y eso hace que la justicia de verdad
no exista en muchas ocasiones, pero no creo que era justificable apoderarse
así de las instalaciones del cerro del Chiquihuite...
Más de lo que dijo Sergio Sarmiento
en entrevista
(respuestas concretas a su posición en el pleito entre TV Azteca y CNI
Canal 40)
- En el noticiero que conduje una sóla noche
y que fue transmitido por Canal 40, para subsitutir el de CNI, cubrí
la marcha de los trabajadores al cerro del Chiquihuite, presenté su posición
y no incluí la de TV Azteca. Me interesó presentar sólo
la información. Mi posición no la hice pública en ese noticierio.
Fijé mi posición en el espacio de radio de Javier Solórzano,
en Televisa con Joaquín López Dóriga y en mi columna del
periódico Reforma. Ya no he querido darle más vueltas al asunto.
- El pleito entre TV Azteca y CNI Canal 40 es entre
David y Goliat. Me tocó estar en una situación similar cuando
TV Azteca peleó con Televisa, y en esa ocasión nos favoreció
enormemente el ser el David. La gente de inmediato se inclina por David. A nivel
de círculos intelectuales sabía yo que eso ocurriría (el
que se pondrían del lado de CNI Canal 40 y en contra de TV Azteca). Pero
a nivel general hay 4 encuestas que tratan el tema y la mayor parte de la gente
le da la razón a TV Azteca (una de ellas es de la Presidencia de la República).
La gente le da la razón a TV Azteca en relación a los contratos,
y hace una distinción: no le da la razón a TV Azteca en la toma
del Chiquihuite.
- Por supuesto que me importa la reacción de
los intelectuales. Yo no tomé las deciones en TV Azteca, mi papel no
es cuestionarlas. Tomé mis decisiones personales con bases éticas
y con mi conocimiento del caso.
- Sí he tenido algunos insultos públicos,
como los de Ciro Gómez Leyva y del caricaturista Helguera. Pero es la
misma gente que me va a cuestionar porque no pienso como ellos. El director
del periódico (Milenio), en el que colabora Ciro, me llamó y me
felicitó por mi posición. Sintieron que era un posición
valiente que no fue nada fácil.
- TV Azteca es ua empresa muy sólida. Tiene una
utilidad operativa del 30%, de la que no goza ni Televisa ni alguna otra televisora
del mundo. Es una empresa bien manejada en términos generales. Tiene
un control de costos excepcional. La del 40 es una batalla que no debió
de ser peleada así, como tampoco se peleó en forma adecuada la
batalla de la muerte de Paco Stanley, pero no siento que eso vaya a deteriorar
a largo plazo la solidez de TV Azteca.
- Yo cuestiono el trato informativo que tuvo (TV Azteca)
en el conflicto con Canal 40 porque hay que presentar los dos puntos de vista
siempre. Para mí es muy importante separar cobertura informativa de defensa
de una posición. Creo que la defensa de la posición no le corresponde
a los conductores ni a los reporteros, sino a los voceros de la empresa. También
cuestiono la de CNI y Canal 40, porque no le correspondía a Ciro Gómez
Leyva el papel de gran defensor en todos sus espacios. Le correspondía
el trabajo de periodista, hubiera sido más sano.
- No es una historia de buenos y malos, como ha sido
presentada por ambas televisoras. Es la historia de un hombre desesperado, la
de...
Más respuestas de Sergio Sarmiento
publicadas en exclusiva en Canal100.com.mx
1. No es una historia de buenos
y malos, como ha sido presentada por ambas televisoras (TV Azteca y Canal 40).
Es la historia de un hombre en situación desesperada, Javier Moreno Valle,
que intentó salvar sus problemas financieros a través de un contrato
que pensó podía desconocer de manera unilateral, mientras trataba
de resolver el problema de flujo de efectivo de su empresa. No creo que haya
sido una actitud de villanía por parte de Moreno Valle, sino que estaba
tratando de salvar la mala situación de su compañía, por
la que ha trabajado todos estos años.
2. Hay cierta razón por la cual el gobierno
actuó de esa manera. El pleito de TV Azteca con Canal 40 es entre particulares.
Los intelectuales, que tanto se opusieron a las intervenciones presidenciales,
querían un manazo del Presidente para darle el control de la televisora
al que ellos pensaban, y Fox no lo hizo. Eso hubiera sido una decisión
autoritaria, muy común en los tiempos de Carlos Salinas y de Gustavo
Díaz Ordaz, pero ciertamente muy cuestionable. El gobierno de Fox salió
afectado. Decidió tomar el camino de la vía legal, y por eso buscó
que las televisoras se sentaran a negociar, porque a las televisoras le correspondía
arreglarse.
3. Yo me pregunto: ¿qué habría
pasado si el gobierno, con base en los resultados de la Corte Internacional
de París, le hubiera dado el control del 40 a TV Azteca? Seguramente
esos intelectuales se hubieran enojado, porque ellos no estaban pidiendo la
intervención del gobierno, querían que el gobierno de Fox les
diera la razón.
4. La dueña de la señal del Canal
40 es Televisora del Valle de México, y eso nadie lo ha puesto en duda.
Televisora del Valle de México es distinta de CNI. La empresa CNI es
una proveedora de programación, mientras que Televisora del Valle de
México es dueña de la concesión. Televisora del Valle de
México está sometida a un pleito judicial sobre quién es
el dueño o quién puede programar o escoger la programación
de Televisora del Valle de México. Ese es un pleito entre dos privados
que tienen contratos firmados. Nunca hubo una violación de los términos
de la concesión. Nunca se transmitió pornografía. Esta
situación legal hizo muy difícil la posición de la autoridad.
Finalmente lo que ocurría era que Televisora del Valle de México
seguía operando, pero estaba la gran duda de quién es hoy (quién
representa a) Televisora del Valle de México. O es Javier Moreno Valle,
el dueño original, o es TV Azteca, que dice que tiene un contrato de
compra del 51% de las acciones y que puede programar todo el horario del 40,
con excepción de 3 horas diarias.
5. No estoy tan seguro de que el pleito entre
TV Azteca y Canal 40 haya enrarecido el clima político del país.
6. Quizá porque vengo de una familia marxista
me doy cuenta de que la historia siempre está determinada por la historia
económica. Una empresa que es viable en lo económico siempre va
a sobrevivir y a estar bien. En ese sentido, CNI tiene más problemas,
porque es una compañía con dificultades enormes: rompió
un contrato de opción de compra con TV Azteca, le estafó 6 millones
de dólares a Francisco Ibarra, 1 ó 2 millones de dólares
a un empresario poblano y 13 millones de dólares a Isaac Saba.
7. Televisora del Valle de
México y CNI enfrentan un problema estructural, y mientras no lo resuelvan
no podrán salir de sus dificultades. Lo solucionarían si pagaran
todo lo que deben, pero no cuentan con los recursos.
8. Los medios que conozco que tienen un ombudsman, no necesariamente
dejan de cometer errores o de actuar de forma ilegítima. Lo que tenemos
que ver en este país es un proceso de maduración de los medios,
como
lo ocurrió en España. Con la muerte de Franco, los medios españoles
se volvieron muy parciales y excesivamente sensacionalistas. No verificaban
su información, como lo estamos viendo aquí ahora. Presentaban
sólo la oferta de su grupo político. Pero con el paso del tiempo
los medios españoles fueron madurando y hoy se encuentran entre los mejores
de Europa y del mundo.
9. Al madurar, los medios van encontrando que les conviene presentar
los dos puntos de vista, no casarse con un partido político y no utilizar
su mismo medio para defensa de sus propios intereses.
10. Los medios tienen todo el derecho de tomar sus posiciones. Por ejemplo:
el diario El País, de España, sólo publica información
sobre peleas de boxeo para enfatizar que algún boxeador fue severamente
lastimado o muerto en el ring. Sin embargo, sí publican información
de toros. Esa es su posición editorial.
11. Le haría mucho más bien a México una pluralidad
de medios, que un ombudsman que intente fijar una sóla línea editorial
para todos los medios.
12. Televisa actuó con inteligencia en el conflicto CNI con TV
Azteca. No se metió, pero sí informó. A Televisa le conviene
que TV Azteca no se quede con el 40, porque se generaría una mayor competencia.
Televisa logró mantenerse aparte pero le dio cobertura al conflicto.
13. En el 2000 las televisoras superamos las
presiones de los partidos políticos. Un ejemplo: en el 2000 tuvimos muchas
presiones para que la noticia del martes negro la presentáramos en forma
negativa para Vicente Fox. Fue una presión enorme. La presión
que yo tuve en lo personal para que dijera que no podíamos transmitir
un debate ese martes, cuando teníamos todo listo para hacerlo, fue muy
grande. A mí me presionaron en lo personal para que no entrevistara a
Vicente Fox ese día. Me amenazaron (de afuera de la televisora) con que
si entrevistaba a Fox nunca volvería a trabajar en la televisión.
La amenaza vino de un personaje muy importante de la campaña de Labastida.
No puedo decir su nombre, pero él y yo dirimiremos este asunto en un
momento dado. Él niega haberlo dicho.
14. Y digo que la presión de los políticos sobre las televisoras
está superada, porque hoy ya puedes decir que no, y eso es maravilloso.
15. Por supuesto que los partidos políticos y los gobiernos van
a ejercer presión sobre las noticias.. Sería irracional pensar
que no lo hicieran. Creo que hoy los medios tenemos libertad absoluta. Casi
te diría que tenemos más libertad en México que en Estados
Unidos o en Canadá, simple y sencillamente porque nuestras leyes de difamación
y de calumnia son mucho más débiles de las de otros países.
Hoy puede haber autocensura, pero que a alguien le digan: "eso no lo puedes
decir", definitivamente no. Eso ya no ocurre. Ya nadie tiene el poder de
hacerlo. Lo que hay ahora son quejas. El Presidente mismo se queja públicamente
de los medios.
16. Durante la campaña del 2000 sí hubo presiones, y a
mí me consta porque yo era director de noticias de TV Azteca. Pero esas
presiones no importaron y TV Azteca mantuvo la cobertura.
17. Me gusta el estilo franco del Presidente Fox, aunque me parece que
a veces comete errores muy fuertes por querer hablar de todos los temas.
Creo que a él mismo le convendría tener mayor control de sus declaraciones.
Su actitud hace más compleja la situación del país. A fuerza
de atacar a los priistas, no ha conseguido su apoyo en ciertas reformas sustanciales.
18. A los medios de comunicación mexicanos
les falta mucha madurez. Hoy, el gran reto de los medios no es la libertad.
Durante mucho tiempo un periodista valiente era el que valía la pena.
Hoy los periodistas tenemos un reto mucho más sutil. Ya no se trata de
tener el valor de insultar al Presidente. Eso cualquiera lo hace. Ahora se requiere
realizar investigaciones, tener información verificada y saber que lo
que dices no es mera especulación sino lo que verdaderamente ocurrió.
Nos falta mucho para llegar a eso. Implica la madurez de los periodistas. Que
los periodistas tengan mejor nivel de educación.
19. La mayor parte de la gente que he contratado son egresados de Periodismo
o Comunicación. Y creo que le ayuda mucho a las agrupaciones periodísticas
el también contar con personas que no sean periodistas.
20. No menosprecio a los egresados de periodismo
o de comunicación, pero lo primero que deben de saber es escribir.
21. Profesionalmente, nunca me han sacado de
quicio. Sí tomo posiciones. Por ejemplo, hoy creo que el TLC sí
benefició al campo mexicano y que los grupos que lo atacan quieren su
propio beneficio aún en perjuicio del país. Claro que tomo posiciones.
22. He mantenido una actitud equilibrada en los mayores conflictos que
se han dado en noticias de TV Azteca (la guerra de las televisoras con Televisa,
la muerte de Paco Stanley, el conflicto con Cuauhtémoc Cárdenas
y, en particular, con Samuel del Villar, el asunto de Paola Durante, la campaña
de Fox en el 2000 y ahora el pleito TV Azteca con Canal 40). Cuando el conflicto
con Cuauhtémoc Cárdenas, publiqué un artículo en
el que apuntaba que no se le podía culpar de la muerte de Paco Stanley.
Me llamó Pablo Marentes, el entonces director de Comunicación
Social de Cuauhtémoc, para decirme que era muy valiente porque estaba
tomando una actitud contraria a la de TV Azteca.
Cuando cometo errores me doy cuenta que es necesario corregirlos.
23. Sigo pensando que Carlos Salinas de Gortari es el mejor Presidente
que ha tenido México. Lo sigo pensando pero no lo debí decir al
aire en el programa de Gutiérrez Vivó (la mañana en la
que Salinas dejó la Presidencia de la República). Cuando lo dije
no conocía la historia de corrupción que se manifestó posteriormente
ni los dineros de Raúl.
24. Los grandes logros de Zedillo son: las Afores, y no recuerdo otro
más. En cambio, con Carlos Salinas veo la liberalización de los
medios, la privatización de TV Azteca, la de Telmex, la de Pipsa, el
TLC, la eliminación de la posición hipócrita ante la iglesia...
25. Al impulsar el ejido, el presidente Lázaro
Cárdenas destruyó la agricultura de México. Nuestros campesinos
con 2 hectáreas de tierra deben competir contra los campesinos canadienses
o norteamericanos que cuentan por miles sus hectáres. Y (Cárdenas)
no debió monopolizar la industria petrolera. Este monopolio petrolero
le ha hecho mucho daño a nuestro país. Hasta este momento seguimos
pagando la factura por esas organizaciones corporativistas que creó Cárdenas,
como la CNC y la CTM. Le hicieron un gran daño a México.
26. Con Lázaro Cárdenas estoy muy
agradecido porque dejó entrar a los refugiados españoles a México.
Por eso estoy aquí.
27. Yo era de izquierda y me volví liberal por estar leyendo y
viendo cosas. Me fui de ilegal a Estados Unidos a los 17 años. Cruzé
volando. Me tocó la campaña presidencial de Estados Unidos en
1972. Y vi que la libertad política que existía en ese país
no se daba en México. Me fui enamorando de la democracia y eso me puso
en contradicción conmigo mismo. Si yo estaba a favor de las libertades,
¿por qué estaba en contra de los derechos de las personas? Y fui
cambiando. A los 24 años ya era un liberal.
Cinco últimas preguntas a Sergio Sarmiento:
José Antonio Fernández: ¿Crees que
los hombres de poder de la iniciativa privada en México puedan lanzarse
a la Presidencia de México? ¿Crees que Ricardo Salinas quisiera
hacerlo el día de mañana?
Sergio Sarmiento: Yo espero que no lo haga. Él debe entender,
como yo comprendo, que es menester el mantener una separación entre el
poder político y el económico, y entre el poder periodístico
y el político. No soy suficientemente amigo de Ricardo Salinas para saber
lo que va a hacer. Yo espero que no lo haga porque dañaría a nuestro
país.
Yo lo que espero es que tengamos instituciones más sólidas, justicia
más expedita y mejor distribución de la riqueza (que es uno de
los preceptos del liberalismo).
Necesitamos hacer los cambios estructurales que otros países han hecho
con mucho éxito. No estoy pidiendo una utopía, sino que hagamos
lo que hizo Irlanda, España, Chile, Hong Kong, Corea del Sur y Taiwán.
Ellos mejoraron la prosperidad de su gente y además consiguieron una
mejor distribución de la riqueza.
Todos los países que han prosperado han abierto sus puertas al comercio
internacional. Todos, también, respetan el estado de derecho, promueven
la inversión y hacen esfuerzos muy importantes de inversión en
la educación.
J.A.F.: ¿Qué papel juega el malinchismo
en la problemática que vive el país?
S.S.: Es una situación muy compleja. Tenemos políticos
que se van a jugar a Las Vegas, y que, por otra parte, prohiben que haya casinos
en México.
Y también tenemos un problema de racismo en nuestro país.
En México hay una élite racial que domina al país, y eso
me parece que no es aceptable. Pienso que debemos darle oportunidades a todos.
Y la forma de hacerlo no es tan difícil: es cuestión de tener
instituciones jurídicas adecuadas, un mercado abierto, no discrimimar
contra la inversión y un sistema fiscal abierto que no favorezca los
monopolios. Para lograr el éxito en México hay que tener un ejército
de contadores y abogados. Hay que cambiar el sistema: cambiar las reglas.
Este asunto de TV Azteca con CNI no habría pasado en Estados Unidos.
Por los contratos, en tres meses le hubieran quitado la concesión a Moreno
Valle y se la habrían dado a TV Azteca. En Estados Unidos te quitan tu
casa si durante tres meses no la pagas. Aquí puedes estar 5 años
en pleito y nadie te quita nada.
J.A.F.: ¿Eres el mayor coleccionista de frases
de México?
S.S.: Me gustan las frases porque es una forma de introducir y atraer
a la gente al artículo. Estoy en competencia diaria con muchos articulistas,
y dentro de las grandes limitaciones visuales de una columna, es una forma de
llamar la atención.
J.A.F.: ¿Juegas ajedrez?
S.S.: Sí, aunque ya muy poco.
J.A.F.: ¿Rechazas los esotérico?
S.S.: No rechazo las cosas mágicas, pero
no las conozco. No es algo que me interese y me preocupe mucho.
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