Por
José
Antonio
Fernández
Xavier
López,
conocido por millones de mexicanos de seis generaciones como
Chabelo,
mantuvo el espíritu
de su personaje luego de casi 48 años.
Lo interpretó
por
primera
vez en 1954, en el primer programa de televisión
de Panzón
Panseco.
Chabelo
es todo un proyecto de vida dedicado por completo a la diversión
de los niños.
Buena
fama, diversión
sencilla para los "cuates" y juegos que han levantado por
décadas
a millones de familias a las 7 de la mañana
todos los domingos, son los elementos de la fórmula
del éxito
que sólo
Xavier López
ha logrado descifrar.
Contados
son los artistas que han conseguido que su personaje sea reconocido
y
apoyado cariñosamente
por el público.
Chabelo
venció
al
tiempo,
le ganó
la
partida
a las desveladas del sábado,
encontró
en
la
televisión
su medio natural y su rostro de niño
se afianza con las décadas.
Lo único
que yo debo reclamarle, es que haya dejado guardada para siempre la
divertida y original serie Mi conciencia y yo.
José
Antonio
Fernández:
¿Qué
sientes
hoy por la televisión,
luego
de esta larguísima
trayectoria?
Xavier
López
Chabelo:
Mi madre del espectáculo
es la televisión.
A mí
me
parió
la
televisión.
Es el primer punto de contacto que tengo con el medio artístico.
Mi
carrera se dio por el destino, fue inesperada. Yo era un niño
provinciano de 9 años,
común
y corriente, que vine a la capital a estudiar. Mi padre me había
dado una educación
muy rígida,
al estilo guanajuatense.
Mi
papá
me
enseñó,
y se lo agradeceré
toda
la
vida, a ganar dinero desde muy chico. A los seis años
empecé
a
ganar dinero trabajando como campesino en un rancho de Guanajuato.
La
consigna de mi papá
era
la
siguiente: de lo que ganara, siempre le daría
la mitad a mi mamá.
En ese entonces ganaba un peso con veinte centavos a la semana. Ese
dinero era mucho para mí.
José
Antonio
Fernández:
¿El
rancho era propiedad de la familia?
Xavier
López
Chabelo:
No, era de un amigo de mi padre.
Sembraba
uvas, coles, papas, cebollas, sandías...
Toda la magia de la naturaleza me ha rebotado al paso de los años
como una maravilla.
José
Antonio
Fernández:
¿A
qué
te
refieres con la magia de la naturaleza?
Xavier
López
Chabelo:
A los seis años
yo cargaba un costal y sembraba papas. Marcaba los surcos en los que
yo había
sembrado cada papa. A los 4 ó
5
meses veía
cómo,
en el lugar en el que yo había
colocado una papa, aparecían
15 ó
20
papas.
Eso me parecía
mágico.
Me sentía
partícipe
de esa magia.
Ese
contacto con la naturaleza forjó
mi
manera
de ser y mi carácter
como hombre.
Yo
tengo la teoría
de que todo en la naturaleza obedece a leyes concéntricas.
Pienso que los seres humanos hemos sido traídos
al mundo para ser felices, y la felicidad estriba justamente en ese
acercamiento que tú
como
ser
humano te propongas tener (o puedas tener) con la naturaleza.
José
Antonio
Fernández:
¿Has
sido feliz?
Xavier
López
Chabelo:
Yo diría
que sí,
y me refiero a lo que entendemos como felicidad en una persona.
Creo
que ningún
ser humano puede decir que es feliz permanente. Y pienso que los
seres humanos venimos al mundo a ser felices, no a sufrir.
José
Antonio
Fernández:
¿Crees
que le diste una vuelta al destino, o el destino te tenía
preparado convertirte en un gran personaje para entretener a toda
la
familia?
Xavier
López
Chabelo:
Cuando yo tomé
la
decisión
de dejar el segundo año
de Medicina, mi padre sintió
que
cometía
una aberración
al abandonar mi carrera para dedicarme a ser actor. Pero enfrenté
con
valentía
la rigidez de su carácter.
Yo
sabía
que el ser actor era tan noble, digno e importante como ser médico,
y que tenía
que prepararme. Me dediqué
a
estudiar y sigo estudiando.
José
Antonio
Fernández:
¿En
qué
trabajaste
al llegar a México?
Xavier
López
Chabelo:
De los 9 a los 14 años
vendí
cigarros
en
el Hipódromo
de las Américas
(y también
estudiaba). Uno de mis vecinos me dio el contacto. Fui el vendedor
estrella del Jockey Club.
Al
segundo año
de trabajar en el Hipódromo
los cigarros ya no me importaron tanto. Me levantaba a las cinco de
la mañana
y me iba al Hipódromo
a ver el entrenamiento de los caballos. Yo ganaba más
dinero con las propinas que me daban los señores
apostadores, por los tips que les decía.
Me relacioné
con
jockeys,
entrenadores y apostadores. Aprendí.
En
el Jockey Club había
bailes y me daban permiso para vender cigarros de noche. Cuando me
"entraba" el sueño
me salía
a tomar aire a la tribuna, en ocasiones me tocaba oír
sonidos raros y luego ver a señores
que regresaban al salón
con señoras
que no eran precisamente sus esposas. Y curiosamente luego esos
mismos señores
se acercaban conmigo y me daban 20 ó
50
pesos.
Confieso que al principio esos "encuentros" en la
tribuna fueron casuales, pero después
cuando veía
que alguna parejita salía
del salón,
yo con discreción
salía
tras de ellos... y me daban mis propinas.
José
Antonio
Fernández:
¿Por
qué
renuncias
al Hipódromo?
Xavier
López
Chabelo:
Ya a los 14 años
a mí
no
me
gustaba el traje de botones, me sentía
más
grande. Además
necesitaba adelgazar.
Yo
fui una persona que no crecía
porque tenía
un serio problema de peso. Para que tengas una idea, a los 13 años
yo pesaba lo mismo que hoy, y medía
uno cincuenta y cinco de estatura. Costaba más
trabajo darme la vuelta que brincarme.
Yo
me quería
sacudir ese problema y me hice muy deportista. Me esforcé
mucho.
En
un año
crecí
28
centímetros
y me convertí
en
un
hombre muy fuerte. Aprendí
a
ser luchador y fui campeón
nacional de lucha grecorromana. Pude ir a la Olimpiada de Helsinki,
pero por falta de 40,000 pesos no asistí.
Necesitaba un patrocinador, pero como yo no sé
pedir,
sólo
trabajar, me quedé
con
las
ganas.
Después
fui jugador de futbol americano. Un día
me purgaron y por eso ya no seguí.
José
Antonio
Fernández:
¿A
qué
te
refieres con que te purgaron?
Xavier
López
Chabelo:
Cuando yo salí
de
la
Liga de Bachilleres, tenía
fama de ser muy golpeador, pero no malo. Yo sabía
pegar, era tacle defensivo.
Como
era de los más
grandes y más
fuertes, tenía
fama. Decidí
saltar
a
la Liga Mayor. El Chivo Córdoba
(uno de los jugadores más
conocidos de la Universidad), me regaló
el
número
45 de su jersey. Jugamos un día
contra el Colegio Militar y me golpearon mucho. Yo no me quise salir
de la cancha. Me rompieron dos costillas. El juego era ver qué
tanto
aguantaba.
Terminé
en
el
hospital.
Todo
adolorido, en la cama del sanatorio reflexioné
adónde
me iba a llevar el futbol americano. Sabía
que en México
no había
futbol profesional y pensé
que
no
sería
una gran estrella. Dejé
el
futbol
americano.
José
Antonio
Fernández:
¿Trabajabas
ya
como actor en televisión?
Xavier
López
Chabelo:
Yo entré
a
la televisión
a trabajar como ejecutivo V.
Es el que ve por las tortas, ve por los cigarros, ve por los cables,
ve por los papeles...
Estudiaba
Medicina y trabajaba en lo que hoy es Televisa.
Durante
año
y medio prácticamente
no dormí,
porque la televisión
te exige mucho y la carrera de medicina también
((hay que estudiar libros de 4,000 hojas que te tienes que aprender
casi de memoria, no puedes confundir el fémur
con la clavícula).
Una mañana,
en la Universidad, luego de que llegué
me
quedé
dormido
en
el salón.
Me despertaron y yo abrí
los
ojos
pero no sabía
quién
era yo, donde estaba y quiénes
era los que estaban junto a mí.
Fui recuperando poco a poco la memoria.
A
los 15 días
me volvió
a
pasar lo mismo y mi maestro de Anatomía
me preguntó
qué
me
pasaba,
le platiqué
cuál
era mi vida y me mandó
a
hacer unos análisis.
Le llevé
los
resultados.
Me dijo que estaba a una hora, un día
o un mes, de que me diera amnesia total, tenía
anemia cerebral. Me cuestionó
y
me sentenció:
o estudias o trabajas, así
no
puedes
seguir más.
Y entonces fue cuando me armé
de
valor,
hablé
con
mi
papá
y
dejé
la
Medicina.
José
Antonio
Fernández:
¿Pasaste
del Hipódromo
a la televisión?
Xavier
López
Chabelo:
No, en el inter yo vendí
huevos
de
puerta en puerta, libros, detergente...
José
Antonio
Fernández:
¿Te
nació
de
inmediato
la pasión
por la televisión?
Xavier
López
Chabelo:
A mí
me
llevó
a
la televisión
Andrés
de la Garza. Yo era asistente. La televisión
empezaba, todo lo hacíamos
en vivo. No existían
los apuntadores. Los actores debían
aprenderse los parlamentos. Yo me aprendía
todos los papeles, y como los teleteatros eran en vivo sucedía
comúnmente
que algún
actor no podía
llegar. Entonces yo lo suplía
imitando su voz. Recuerdo que se reían
en el foro porque imitaba bien las voces.
A
pesar de que en ese tiempo yo era un muchacho muy introvertido,
"ranchero", fui superando esa manera de ser como
provinciana.
José
Antonio
Fernández:
¿Cuál
fue el primer programa en el que participaste?
Xavier
López
Chabelo:
Fue en el primer programa de Panzón
Panseco, el mismo Panzón
me invitó
para
que
yo hiciera el personaje de un vendedor de dulces que se escondía
debajo del podium del juez durante un juicio. El narrador decía
que en la sala había
tensión,
expectación
y solemnidad. Y de repente yo salía
gritando: "hay chicles, chocolates, charritos..." (imitando
la voz de Pepe Peña,
el conductor del entonces famoso programa de radio El risámetro).
Por esa actuación
me pagaron diez pesos y ahí
empezó
la
bolita.
Al
poco tiempo Panseco se regresó
al
radio
porque no pasó
nada
con
su programa en televisión.
Se separan la pareja de Panseco y Gamboa y yo me voy de ayudante de
Gamboa.
Para
ese entonces, yo también
era camarógrafo,
estudiaba medicina, vendía
mole, planchaba ajeno... ¡hacía
de todo!
Siendo
ayudante del señor
Gamboa (el tío
Gamboín),
yo también
trabajaba como floor manager en el programa Variedades de Mediodía,
en el que aparecían
los comediantes más
famosos, como Héctor
Lechuga y Sergio Núñez
Falcón.
Me invitaban para que participara en los sketches y yo actuaba en
ellos. Todo esto en Televicentro.
Gamboa
(el Tío
Gamboín)
hacía
un programa en las tardes que se llamaba Carrusel Musical, en el que
cantaban canciones y escenificaban chistes. Ahí
participaban
el
quinteto Salinas, con Chucho Salinas en la batería,
los Tres Ases, con Marco Antonio Muñiz
como solista, las hermanas Navarro y
Kippy
Casado. Un día,
Ramiro Gamboa me dijo que me había
visto representando a un niño
en Variedades de Mediodía,
y que quería
que presentáramos
chistes de niños
en el Carrusel Musical. Cuando
llegué
a
mi casa esa noche, corté
unos
pantalones.
Al día
siguiente actué
el
chiste
en Carrusel Musical con la voz que hoy tiene Chabelo
y con pantalones cortos. Gamboa había
sacado el chiste (el sketch) de un libro, y el autor de ese libro le
había
puesto al niño
de ese chiste el nombre de Chabelo.
Si
ese día
alguien me hubiera dicho que luego de 47 años
estaría
yo aquí
sentado
platicando
contigo acerca de mi vida, seguro yo le habría
dicho a esa persona que estaba loca. Pero aquí
estoy
con
Chabelo después
de 47 años.
De entonces a la fecha nunca lo he dejado de representar.
José
Antonio
Fernández:
¿Cuál
fue la reacción
del público
al ver a Chabelo?
Xavier
López
Chabelo:
Gustó
mucho.
A
los dos días
volví
a
salir con Chabelo, luego fue cosa de todos los días.
Al año
Pepsi Cola me contrató
como
exclusivo,
viajé
por
toda
América.
José
Antonio
Fernández:
Cuando
te invitaron a vender cigarros, le entraste; luego te abren la
oportunidad para imitar voces, y con todo y pena los haces reír;
los
domingos a las siete de la mañana
quieres
despertar a todos los niños
de
México...
¿De
quién
heredas TANTO entusiasmo?
Xavier
López
Chabelo:
Mi papá
era
muy
serio y enojón,
me regañaba
mucho. Yo tengo muchos defectos y uno de ellos es que soy
perfeccionista, muy estricto y exigente. Si tú
te
comprometes
conmigo a algo, no voy a entender nunca que no lo
cumplas.
Pero
uno de los rasgos característicos
desde siempre de mi personalidad, es que todas las cosas que he
hecho
en mi vida las realizo con mucho cariño
y entusiasmo. Así
soy.
José
Antonio
Fernández:
¿Cómo
construyes
al personaje Chabelo?
Xavier
López
Chabelo:
Todo el inicio de Chabelo fue expectante. Cuando vieron que Chabelo
empezaba a destacar, algunos le auguraron muy poca vida.
Todos,
absolutamente todos los comediantes de México
han interpretado a un niño,
pero ninguno lo ha mantenido por tanto tiempo.
Yo
investigué
qué
había
pasado con otros personajes y encontré
poco.
Había
existido en la radio Lolito, creado por Fernando Fernández,
que ya no aparecía
más.
Yo
empecé
a
amar a Chabelo cuando me di cuenta que el personaje le gustaba a los
niños.
Comencé
a
disfrutar a Chabelo porque creo que la niñez
es la mejor época
en la vida de un ser humano, es fascinante para el niño
y para el entorno que le rodea. Donde
hay un niño
hay un ser bello, honesto y maravilloso, ciento por ciento ejemplo
de
lo que debería
ser una persona.
Para
mí
ha
sido
tan grande el privilegio de representar a Chabelo, siento que no
lo merezco.
José
Antonio
Fernández:
¿En
qué
momento
percibes que debes y puedes desarrollar el personaje de
Chabelo?
Xavier
López
Chabelo:
Creo que él
mismo se empieza a desarrollar dentro de mí.
Si tú
estuvieras
ahorita
entrevistando a Chabelo te estaría
diciendo otras cosas, y no las que yo estoy respondiendo.
Chabelo
es otra gente, pero dependemos el uno del otro. Chabelo depende de mí
porque
es
mi cuerpo, mi biología,
mi físico;
pero el personaje que llevo dentro después
de 47 años,
ha desarrollado con plena libertad su individualidad y sus propios
matices.
José
Antonio
Fernández:
¿Cuáles
son
los problemas de Chabelo?
Xavier
López
Chabelo:
Ninguno, los problemas son míos.
José
Antonio
Fernández:
¿Y
las aspiraciones de Chabelo?
Xavier
López
Chabelo:
Quizá
son
muy
limitadas... por saber que se tendrá
que
ir
algún
día
(Xavier
López
se emociona al máximo
y no puede evitar llorar).
Creo
que todo lo que he vivido con Chabelo ha sido extraordinario, por
eso
duele. Algún
día
lo tendré
que
dejar
y enterrar. Si
Chabelo no se va cuando yo también
desaparezca, será
muy
difícil.
José
Antonio
Fernández:
¿Crees
que esté
cerca
el final de Chabelo?
Xavier
López
Chabelo:
Creo que sí.
No sé
sin
son
meses o años,
pero de que ya no tengo el tiempo para Chabelo como yo quisiera, es
definitivo.
José
Antonio
Fernández:
¿Esa
decisión
la debes tomar al estilo de los futbolistas, toreros y
boxeadores?
Xavier
López
Chabelo:
Pienso que es una decisión
que va más
allá.
Me dolería
mucho no tener la sensibilidad suficiente para tomar la decisión.
Que mi egoísmo
pusiera en peligro a Chabelo y que alguien le hiciera daño,
que alguna persona lo criticara feo. Chabelo no ha sido malo y no ha
tenido grandes pretensiones. Su afán
es divertirse y tratar de hacer pasar un rato agradable a los demás.
José
Antonio
Fernández:
Desde
hace mucho tiempo hemos visto a un Chabelo saludable y rozagante.
¿Ha
tenido crisis?
Xavier
López
Chabelo:
Cuando firmé
contrato
con
Pepsi Cola me sentí
el
hombre
más
famoso de México.
Pero cuando ese contrato se terminó,
nadie quería
hacer tratos comerciales conmigo porque me identificaban con Pepsi.
Nunca calculé
que
el
estar casado con una marca se convertiría
en un problema. Nadie me quería
ni para una entrevista.
Yo
gané
mucho
dinero,
me dediqué
también
a correr coches, a bucear y a gastar de más.
Y cuando el contrato con Pepsi se terminó,
de pronto me vi sin dinero para comer.
Busqué
a
un señor
que quería
contratarme para hacer una gira por Nueva York y algunas ciudades
más.
Me ofreció
400
dólares
y acepté.
Se había
dado cuenta que tenía
hambre (meses atrás
él
mismo señor
me había
ofrecido 2,400 dólares.).
En
Nueva York me presenté
junto
con
Tongolele para el público
latino en el Bronx (por cierto, mi contrato anotaba que yo no podía
salir a la calle porque era muy peligroso). Tuvimos éxito
y duramos en gira casi 6 meses. Nos presentamos en Nueva York,
Philadelphia, Chicago y Los Angeles.
Salí
de
mis
problemas económicos
y me regresé
a
México
sin nada y fui a ver a Héctor
Cervera, que era director del Canal 5. Me propuso que tomara media
hora diaria en las tardes. Y ahí
fue
donde
empecé
otra
vez
con Chabelo para los niños,
produciendo la serie Mi conciencia y yo. La hice 7 años.
Me
han propuesto que vuelva a producir Mi conciencia y yo, pero creo
que
hoy los valores de la familia se han adelgazado demasiado, y yo en
ese programa fui muy cuidadoso de no tocar puntos que fueran a
molestar a los papás.
José
Antonio
Fernández:
¿El
buen humor es de Chabelo?
Xavier
López
Chabelo:
Es oficio.
José
Antonio
Fernández:
¿Cómo
has
cuidado al niño
Chabelo?
Xavier
López
Chabelo:
No le he permitido que use dichos y que hable en doble sentido.
Nunca
he buscado la risa a través
de una mala palabra.
Quiero
que Chabelo deforme el idioma lo menos posible. He buscado que el
personaje mantenga su edad, que va de los 8 a los 13 años.
No es un adolescente, sigue siendo un niño.
José
Antonio
Fernández:
¿Qué
sí
le
estimulas a Chabelo?
Xavier
López
Chabelo:
El espíritu
de lo que debe de ser un niño,
con alegrías,
tragedias y problemáticas,
pero siempre viviendo intensamente. Por eso es tan maravilloso
aprender de los niños,
porque ellos resuelven sus problemas en forma honesta y vertical.
José
Antonio
Fernández:
¿Después
de los 7 años
del programa de televisión
Mi conciencia y yo, qué
haces?
Xavier
López
Chabelo:
Seguí
haciendo
televisión,
giras, películas
y espectáculos.
El
quinto largometraje que iba a producir con Ripstein nos lo canceló
Echeverría.
Ahora,
luego de 30 años,
quiero hacer de nuevo una película
y estoy buscando un especialista con quien realizarla. Es una
asignatura pendiente para mí.
José
Antonio
Fernández:
Increíblemente
en
México
no se hacen cintas para niños
desde
hace 25 años,
con la excepción
de Atlético
San Pancho. ¿Qué
piensas
de esto?
Xavier
López
Chabelo:
El problema es que la producción
extranjera de caricaturas (que es una basura) sale mucho más
barata en comparación
a lo que cuesta producir un programa en México
(venden caricaturas a 1,200 dlls. la media hora). Y si a eso le
sumas
que ha habido muy poca iniciativa para producir programas para niños,
el panorama no es muy prometedor.
José
Antonio
Fernández:
¿Por
qué
decidiste
dedicarte de lleno a tu programa?
Xavier
López
Chabelo:
Para mí
fue
una
gran lección
cuando me divorcié
comercialmente
de
Pepsi Cola. Entonces me juré
a
mí
mismo
nunca
jamás
ser exclusivo de nadie. En mi programa he logrado algo muy difícil:
anunciar prácticamente
todas las golosinas de México,
pero no estar casado con ninguna marca. Es una fórmula
que yo inventé
y
que ahora muchos utilizan
Más
respuestas exclusivas de la entrevista de José
Antonio
Fernández
con Xavier López
"Chabelo"
para RevistaPantalla.com / Canal100.com.mx
-
Yo escribo absolutamente todos los guiones de mi programa
(incluyendo
la mecánica
de todos los juegos). Siempre lo hecho así,
desde el primer programa hace 34 años.
-
Yo les propuse hacer el programa los domingos en la mañana.
Se me ocurrió
hacerlo
porque
yo los domingos por la mañana,
cuando me despertaba, me iba a la cama de mi papá.
Para mí
era
una
gran felicidad. Y sé
que
lo
mismo hacen millones de niños
cada domingo.
-
Nuestro programa se ve en casi toda América
Latina. Sé, por ejemplo, que tengo muchísima
audiencia en Argentina.
-
Los espectadores no tienen un
predisposición para ver la televisión. Es
común que
el telespectador preste poca atención a lo que ve en televisión.
-
Si el conductor no es honesto y no cree
en lo que dice, el público
no creerá nada.
-
Si a mí no me gusta un producto, yo no lo
anuncio. Un ejemplo: jamás he anunciado una pistola, porque no
creo que deba hacerlo.
-
Siempre he sido libre para hacer mi
programa. He tenido buena relación con los tres Azcárraga. Tuve una relación muy
estrecha con Emilio Azcárraga Milmo, con quien siempre traté las
cosas en forma directa. Fue mi amigo. Jamás me han dicho, ni antes ni hoy, quítale o
ponle algo a Chabelo.
-
Guardo una buena relación con
Tatiana y me da mucha pena lo que le está pasando. Somos muy pocos en esto.
-
Descubrí mediante un estudio, que los niños
mexicanos rechazan ya la música mexicana (que hoy prácticamente
ya no se escucha en radio ni en televisión). Es muy preocupante. Los niños
relacionan la música mexicana con el alcohol y los
golpes, y eso hay que transformarlo porque vamos a perder
nuestra música. Por eso estoy preparando un disco
de Chabelo con música mexicana.
-
Es urgente que se hagan talleres de
cultura mexicana. Tenemos muchos valores, somos un país
maravilloso (y no soy patriotero), y los niños tienen que aprender a quererlo. Si no
actuamos a tiempo, llegará una generación que pierda la cultura mexicana.
-
Yo, como Xavier López,
vivo aislado. Estoy cierto que así debo vivir. Y es que yo, como ser humano,
por alguna razón puedo faltarle el respeto en la calle a
alguna persona y eso no debo permitir que suceda.
-
A mí me gusta el fútbol, el cine, los toros y el teatro,
pero no voy a nada porque son lugares públicos. Para mí es mejor evitarlos.
-
Tengo que pagar un costo. Los escándalos
no van con Chabelo, y no me expondré a ellos.
-
Mi vida privada siempre está en línea con
el comportamiento de Chabelo, porque a Chabelo siempre lo traigo
dentro. No tengo una máscara para usarla en la calle. Me he
puesto lentes y sombrero, y no falta el que diga: "mira, ahí está Chabelo”.
-
Deseo tener la sensibilidad para saber
adecuarme a los cambios que se dan en el país. Soy
una esponja. El contacto que tengo cada 8 días con los niños es una universidad.
-
Fui líder de los actores diez años,
pero me di cuenta que no sirvo para la política. Los políticos son capaces de humillarse con tal
de mantener su posición. Por eso son tan malvados.
-
Alguna vez me propusieron ser diputado
por León, Guanajuato. Hicieron un estudio y me
dijeron que estaba yo muy bien para lanzarme, pero que tenía el
defecto de irle al América. Querían que dijera públicamente que le iba al León. No
acepté, me
pareció
absurdo.
-
Veo al país siempre con optimismo. Creo que el
cambio depende de cada uno de nosotros, y no sólo del
Presidente.
-
Si
ya nos dimos cuenta que el paternalismo fue lo peor para los
mexicanos, y sabemos que papá-gobierno no resuelve las cosas por sí sólo, es
el momento de que cada uno de nosotros aportemos algo para
nuestro país.
Realicé
la entrevista a Xavier López Chabelo en diciembre de 2001.
Agradezco
siempre su generosidad. Agradezco también que haya levantado por
tantas décadas a tantas generaciones todos los domingos con el
ánimo
hasta arriba, una costumbre que llegó ser parte de la cultura
popular de México. Siempre nos hará falta Chabelo / José Antonio
Fernández / Director General y Editor - Revista TelemundoCine -
RevistaPantalla.com.
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