Carlos Carrera es el único cineasta mexicano que
ha obtenido la famosa y codiciada Palma de Oro de Cannes. La ganó por su
corto de animación El Héroe. Es también el director de La
mujer de Benjamín, la segunda película más premiada en toda
la historia de la cinematografía mexicana. Cosechó más de
70 premios nacionales e internacionales (la primera es Amores perros).
Carrera es un director consistente. Sabe dar gran fuerza de identidad a sus películas.
Filma una cinta cada dos años. Ha ganado todo tipo de premios y su seriedad
como hombre de cine es reconocida dentro y fuera de nuestro país. Carrera
es un retratista del modo de ser mexicano, por eso sus películas son universales.
Juega con el humor más negro. Le gusta que todos los personajes de sus
largometrajes se desarrollen, aún cuando no sean protagonistas. En sus
películas el espectador encuentra a personajes humanos que producen sentimientos
encontrados.
Su cinta más polémica, por mucho, es El Crimen del Padre Amaro,
en la que muestra con crudeza hasta dónde puede llegar el cinismo de un
sacerdote que se niega a perder su carrera por el poder.
José Antonio Fernández: Eres el único
mexicano ganador de la Palma de Oro de Cannes (que ganaste por tu corto El Héroe).
¿Qué sientes al tener ese premio tan importante en tu poder?
Carlos Carrera: El día que recibí
la Palma de Oro sentí algo extraño. Fue un momento de confusión
y de mucho gusto. Clint Eastwood subió al estrado y anunció que
yo había ganado. Esa noche estaba sentado junto a Robert Altmman. Fue una
experiencia muy gratificante por todo lo que sucedió en ese momento. Se
dio la feliz coincidencia de que mandaran la película y que le gustara
al jurado.
En esos días pensé que quizá La Palma de Oro me ayudaría
a seguir filmando
J.A.F.: ¿Y a partir de ese premio sí te fue
más fácil filmar?
C.C.: Sí. De manera inmediata hice Sin remitente,
aúnque no la filmé con todas las condiciones que me hubieran gustado.
De golpe los productores supieron quien era Carlos Carrera, y eso me ayudó.
J.A.F.: ¿Cómo se te abren las puertas luego
de La Palma de Oro?
C.C.: Para hacer Sin remitente me llamó
en forma directa la productora Gabriela Obregón. Tenían varios proyectos
y a mí me gustó un guión de Paula Marcovich. Le hicimos modificaciones
y empezamos el rodaje. Tuvimos el tiempo necesario para levantarla y filmarla.
Para todo el proyecto utilizamos 8 meses, que es el tiempo ideal, y no tres o
cuatro años como sucede con muchas películas en México.
J.A.F.: ¿Se sobrecalientan las películas
cuando se ocupan varios años para realizarlas?
C.C.: Sí, definitivamente. Lo mejor es trabajar
simultáneamente en otros proyectos paralelos para no sobrecalentar y no
obsesionarse demasiado con una película.
J.A.F.: ¿Vives del cine?
C.C.: Yo vivo de hacer comerciales. No se puede
vivir del cine mexicano. Es muy complicado. Yo estoy dedicado a ser director y
animador. Me interesa también ser productor, que lo fui junto con Javier
Patrón y Nacho Ortíz en la cinta Cuento de hadas para dormir cocodrilos.
J.A.F.: ¿Cómo decides el aceptar dirigir
una película? ¿Qué elementos consideras para tomar esa decisión?
C.C.: Cuando aceptas un proyecto empieza siendo
un encargo, pero terminas haciéndolo tuyo. Te involucras tanto que necesariamente
acaba siendo cine de autor. Tomo la decisión cuando me interesan los personajes
y el conflicto humano en el que se ven envueltos. Me gusta que los personajes
sean lo menos extraordinarios posibles. Mientras más ordinarios y comunes
sean los personajes, mejor. Me gusta que los personajes sean cotidianos, que tengan
los pies en la tierra, que sean como todos somos todos los días. Esos son
los personajes que más me interesan.
Y lo que me atrae es que a esos personajes comunes les sucedan cosas extraordinarias
dentro de su vida cotidiana. Que les pase algo que cambie su existencia. Que se
les aparezca una gran luz o una sombra tremenda.
J.A.F.: ¿Qué temas te gustan?
C.C.: Mi tema son las relaciones humanas. Mientras
más complicadas sean, mejor.
J.A.F.: ¿Cómo complicas las relaciones humanas
de los personajes de tus películas?
C.C.: Hay que seguir la lógica del personaje.
Hay que darle a cada uno el valor suficiente para que lleve sus decisiones hasta
el final y se dé de topes contra una pared. También es muy importante
respetar la vida de cada personaje. No hay que imponerle comportamientos desde
la posición del director o del guionista, sino seguir la lógica
interna de su vida dentro de esa ficción.
J.A.F.: ¿Se vale que como director manipules a tus
personajes?
C.C.: Siempre manipulas, pero hay que encontrar
que esa manipulación sea producto del comportamiento lógico del
personaje, sin que esto signifique matar las sorpresas.
J.A.F.: Como director, ¿quieres a tus personajes?
C.C.: Sí, a todos.
J.A.F.: ¿Los cuidas como si fueras un padre?
C.C.: No lo hago como si fuera un padre. Los cuido
a muchos niveles, como el visual y el de las emociones. No los arropo ni los protejo,
los aliento para que sigan andando.
J.A.F.: En todas tus películas tus personajes se
van desarrollando, o desdoblando, de tal manera que su personalidad va tomando
fuerza frente a los ojos del espectador. ¿Qué tanto estudias a tus
personajes?
C.C.: Procuro estudiarlos bastante y hacerles una
biografía completa para tener herramientas que les sirvan a los actores.
Aunque la historia de toda su vida no se vea en la película, plantearles
una biografía desde su nacimiento puede explicar el por qué hacen
muchas cosas. Hay que saber dónde nació, cómo fue su infancia,
cómo y con quién se relacionó, cómo era el ambiente
en el que creció, a qué clase social pertenecía y muchas
características más.
J.A.F.: Por ejemplo, ¿cómo era el Padre Amaro
de niño?
C.C.: Amaro era un niño de una familia de
clase media baja. Nació en los Altos de Jalisco. Hubo un esfuerzo por reeducarlo.
Entró joven al seminario. En un principio decidieron por él, pero
con el tiempo tomó como suya la vocación de ser sacerdote. En el
seminario no estuvo aislado, vivió cercano a la vida cotidiana. De ahí
su forma de ser casual y juvenil, y no solemne y alejada, lo que le permite hacer
contacto con la gente del pueblo con cierta facilidad.
J.A.F.: ¿Cuando el Padre Amaro llega al pueblo ya
había recibido información confidencial?
C.C.: No, lo mandan a que termine de educarse como
sacerdote enfrentando la vida práctica. Llega con la promesa de una carrera
política larga. Es el más aventajado del seminario y el consentido
del Obispo, porque es el más estudioso e inteligente. Intuye que puede
sustituir al Padre Benito. Eso es todo lo que sabe.
J.A.F.: ¿Aceptaste propuestas de Gael García
para darle características especiales al Padre Amaro?
C.C.: Las que consideré que servían,
sí. Hubo algunas en las que no estuve de acuerdo. Por ejemplo, Gael se
quería meter al gimnasio para estar fuerte y atlético, como sus
primos que están muy metidos en la iglesia, pero eso no lo acepté.
Cuando un actor interpreta a un personaje como el del Padre Amaro es complicado
porque necesita quererlo de alguna manera. Nadie anda por la vida creyendo que
es un villano, cínico, débil e hipócrita. Lo que hizo Gael
fue buscar la forma de querer a su personaje para identificarse con él,
y yo estuve de acuerdo en que lo hiciera así. Gael es un buen tipo en la
vida real, y necesitaba por lo menos alguna justificación para vivir su
personaje. El problema es que el Padre Amaro es tan maldito que se vuelve muy
difícil. Sin embargo, sí se da un enamoramiento de Amaro con Amelia
y sí siente dolor por no haber seguido adelante con la relación
(que se ve en la película cuando llora la muerte de Amelia).
J.A.F.: ¿Cuándo sabes que está listo
un guión para ya filmar la película?
C.C: El guión completo no existe hasta que
la película se edita. En la filmación, la edición y la postproducción
el guión sigue cambiando.
J.A.F.: ¿Esto obliga a que el guionista esté
muy cerca de tí todo el tiempo?
C.C.: No. Por ejemplo, en el caso del Padre Amaro
Vicente Leñero entregó un guión muy sólido. Hicimos
algunos cambios sólo en detallitos. Hay una confianza entre ambos. Yo le
mandé la última versión del guión antes de filmarla.
Incorporé algunos diálogos de obispos reales y cosas por el estilo.
J.A.F.: ¿Por qué diriges el Crimen del Padre
Amaro?
C.C.: Alfredo Ripstein, el productor, tenía
ganas de hacer esta película desde los años setentas. Me llamó,
leí la novela y me gustó mucho. Le vi posibilidades. Lo que no me
gustó fue la historia del sacerdote que seduce a la muchacha, que es la
trama principal de la novela. Pero platicando con Vicente Leñero vimos
la posibilidad de hablar un poco más de cómo es la Iglesia en México
y eso me interesó. Ahí fue cuando quise hacer la película.
J.A.F.: ¿Por qué te interesó?
C.C.: Ya antes se han tratado estos temas en el
cine mexicano, como en La viuda negra. A mí me interesa saber más
de estos personajes (los sacerdotes). Saber que son humanos, que tienen defectos
y virtudes. Y también me atrajo el poder hablar de la Iglesia como institución
política. Siempre me ha llamado la atención. Me fascinan las imágenes
religiosas. Toda la historia del arte está llena de imágenes religiosas,
que son contradictorias: sensuales, dolorosas y trágicas.
J.A.F.: El público se queda con ganas de saber más
de los otros sacerdotes que aparecen en la película. ¿Por qué
esa intención de que todos los personajes de tus películas se desarrollen,
y no sólo los protagonistas?
C.C.: A mí me gusta la multihistoria, me
atrae hacer películas en las que se cuenten varias historias y se den varios
destinos de diferentes personajes. Me interesa contar la historia de vida completa.
Es como ver varias películas en una. Me gusta que todos los personajes
estén en un punto al principio de la película y terminen en otro,
que se dé un aprendizaje y pasen a otra etapa de vida, para bien o para
mal.
J.A.F.: No te gustan los personajes de adorno.
¿Qué tanto se estimulan más los actores al darle importancia
a todos los personajes?
C.C.: Mucho más, porque no hay actores de
relleno. Hacemos la película de cada uno de los personajes y analizamos
dónde están los puntos de quiebre de cada uno.
J.A.F.: ¿ Cuánto tiempo dedicas a leer y
estudiar el guión con los actores antes de empezar la filmación?
CC.: Como un mes antes nos reunimos a leer y a
analizar los textos. Vemos las intenciones de los diálogos y también
trato de dar espacio a la improvisación. Nunca trabajo demasiado las escenas,
no las pulo al máximo, para que exista la posibilidad de la sorpresa, del
primer encuentro del actor con esa emoción.
J.A.F.: ¿Sigues haciendo story boards de todas las
escenas de tus películas?
C.C.: Para la película del Padre Amaro dibujé
todas las escenas a detalle.
J.A.F.: Por ejemplo, la toma (muy cinematográfica)
en la que la camioneta se detiene en la carretera en una loma, que es el momento
de la muerte de Amelia en los brazos del Padre Amaro, ¿la planeaste así
desde antes o encontraron la posibilidad de hacerla de esa forma en la locación?
C.C.: Así la visualicé. De hecho
esa escena fue filmada por la segunda unidad. Les pedí que buscaran una
lomita y recortaran la camioneta contra el cielo al amanecer. Se fueron con el
dibujo y la filmaron.
J.A.F.: ¿Hiciste todo el planteamiento de posiciones
de cámara antes de conocer las locaciones?
C.C.: Sí. Algunas cambiaron por las condiciones
físicas de las locaciones, pero fueron muy pocas. Filmamos en Xico, Veracruz,
los exteriores, y los interiores en la colonia Guerrero, en la ciudad de México.
A mí me hubiera gustado hacerla completa en el Bajío, pero por costos
cambiamos los planes. El gobierno de Veracruz dio apoyo y convino filmar en la
ciudad de México por economía. Reconstruimos la geografía
del pueblo para que los interiores cazaran.
J.A.F.: ¿Tienes un equipo integrado que te ayuda
a hacer los story boards?
C.C.: No, toda esa etapa la hago yo sólo.
Y es la más divertida porque es cuando empiezo a imaginar la película.
Dibujo a la hora que sea y donde se pueda. Siempre en papel bond con cuadritos.
J.A.F.: ¿Cuántos tratamientos hizo Vicente
Leñero del Crimen del Padre Amaro?
C.C.: Ya tenía uno, porque el Padre Amaro
lo iba a filmar originalmente Felipe Cazals. Para esta versión hizo un
primer tratamiento en dos semanas. Después hizo otros cinco, pero la columna
vertebral, muchos diálogos y las secuencias las planteó desde el
primer tratamiento. Los escribió a máquina de corrido, sin computadora.
J.A.F.: ¿Cómo se da el diálogo entre
el director (Carlos Carrera) y el guionista (Vicente Leñero)?
C.C.: Ya había una idea muy clara de Vicente
de cómo trasladar la historia principal a nuestros días. Lo que
cambió fue todo el contexto, y eso fue lo que platicamos. Además
de cosas técnicas, para integrar bien la historia a ese contexto.
J.A.F.: ¿Qué reglas respetas para dirigir
tus películas?
C.C.: Depende de cada historia.
Importante para mí es procurar que todo lo se haga en la historia tenga
un resultado posterior, y que ese resultado no sea el más evidente, por
lo menos que sea la segunda posibilidad, que sí sorpenda y a la vez sea
lógico.
También es importante lograr que los personajes vivan, que no se sienta
que sólo ilustran la idea.
Me gusta buscar siempre la forma más sencilla de que se digan las cosas
y, también, que el espectador perciba que todo está entramado, que
no haya paréntesis para después continuar con la historia.
J.A.F.: ¿Sentiste el riesgo de que el Padre Amaro
se te convirtiera en una telenovela?
C.C.: Sí, claro que sí. Sobre todo
porque lo que podía pesar más en la segunda mitad de la película
era la historia de amor. Sí tenía ese miedo de que se volviera un
melodrama o una telenovela. Para evitarlo procuré no ser demasiado solemne
y de repente metí algunos rasgos de humor. Le aposté a que la emoción
fuera más real y de adentro.
Me parece que la diferencia entre una película y una telenovela es la superficie
en la que se dan las emociones. Para no caer en la telenovela hay que meterse
más adentro, ir más a fondo. Necesario es tomar la historia muy
en serio.
J.A.F.: ¿El Padre Amaro es villano?
C.C.: La historia tiene compasión con el
Padre Amaro con la escena de la camioneta en la loma, cuando él llora y
se arrepiente. En ese momento toma conciencia de todo lo que ha hecho mal.
J.A.F.: Aunque no lo bajaste de la camioneta. No sufre
más. No se le ve un momento cinematográfico en el que se quede solo
y sufra de manera más profunda.
C.C.: El Padre Amaro es un cínico llevado
por las circunstancias y también por su propia elección. Hay una
pregunta fundamental que le hace Natalio al Padre Amaro cuando le recibe el decreto
de excomunión. Le dice: "yo ya elegí este camino, ¿Y
tú?"
La historia deja claro que Amaro elige el poder, sacrificando lo que más
quería.
J.A.F.: ¿Supusiste que la película del Padre
Amaro provocaría un escándalo de tal magnitud?
C.C.: No. Sí tenía temor de que la
cinta fuera a molestar, y pensé que se molestarían los de siempre,
como Provida y los grupos más conservadores. Pero nunca me imaginé
que el asunto fuera a llegar a tanto. Queríamos demostrar que no cabe la
autocensura, que en estos días sí se puede hablar de lo que sea,
y creí que ya habían aprendido de La Ley de Herodes. A estas alturas
es muy difícil que esta sociedad permita que exista la censura como se
daba antes. Yo estaba seguro de que no habría problemas con la película.
Se dieron cosas extrañas pero nunca se habló ni de prohibirla ni
de clasificarla C (sólo para adultos).
Sé que antes del estreno invitaron a algunos obispos a verla (que creo
que no pertenecen a la comisión de clasificación). Entiendo que
fue por cortesía política.
Me pareció un exceso el que dijeran que el que viera el Padre Amaro estaría
en pecado.
Me da la impresión de que estos grupos conservadores se sintieron muy seguros
con la visita del Papa y vieron como una traición que se estrenara el Padre
Amaro a sólo unos días de que partiera Juan Pablo II. Pensaron que
el gobierno estaba con ellos, pero luego se enteraron que no era así, que
México sigue siendo un país laico y que las opiniones de la Iglesia
están aparte de lo que debe de ser la ley. Creo que ese fue también
su enojo y su malestar, además de la propia película.
J.A.F.: ¿Quieres decir con esto que el Padre Amaro
le sirvió al gobierno para fijar su posición?
C.C.: Sí. El gobierno les dijo: ya vino
el Papa pero la vida sigue.
J.A.F.: ¿Has tenido alguna amenza?
C.C.: Sólo enviaron un fax que decía
que pondrían bombas en los cines y que me cuidara. Eso fue lo único.
Creo que fue un acto desesperado cuando ya todo mundo estaba asistiendo a ver
la película. Ese fax llegó a todos los medios pero ninguno lo difundió.
J.A.F.: ¿Crees que luego de años de censura
es importante ir por esos temas y esos personajes, como el Padre Amaro o La Ley
de Herodes, que significan mucho para la sociedad mexicana?
C.C.: Yo creo que cada cineasta debe de hacer lo
que se le dé la gana. Lo importante es hacer notar que el cine sí
cumple una función social y genera una discusión. Que la cultura
en general es relevante para la vida de la sociedad.
J.A.F.: ¿Hiciste El crimen del Padre Amaro con total
libertad?
C.C.: Así es. Cuando empezó la presión
fuerte nos hicieron tres sugerencias, pero la película la exhibimos tal
cual. No les hicimos caso y así quedó.
Querían tres cambios: quitarle el letro del principio que dice México
2002, y que se desarrollara en "patolandia", eliminar lo del gato y
la hostia y lo del manto de la virgen .
J.A.F.: Sí hay una intención muy fuerte al
inicio cuando luego de poner el letrero de que fue escrita en Portugal por Eca
de Queiroz en 1875, entra la imagen con el letrero México 2002. No hay
créditos, lo que hace que el espectador se concentre al máximo desde
el principio. ¿Cómo tomaron la decisión de esos letreros?
C.C.: Desde que nos enfrentamos a la novela vimos
la semejanza que hay entre el Portugal del Siglo XIX y el México del 2002.
El letrero de México 2002 no estaba en el guión. Fue mi decisión
para dejar muy claro cómo es el proceso.
Más respuestas de Carlos Carrera exclusivas para Canal100.com.mx
1.- A partir de los
que sucedió con la Ley de Herodes y el Padre Amaro, queda claro que el
cine es una herramienta muy poderosa para enfrentarnos a la realidad y discutirla.
Esto es sano, y por eso debe apoyarse la cultura... al cine.
2.- Me gusta retratar
la vida de los pueblos. Me viene de la familia de mi madre, que es de los Altos
de Jalisco.
3.- Tanto la Ley de Herodes
como El Crimen del Padre Amaro no son películas de denuncia, sólo
describen en pantalla lo que todo mundo sabe.
4.- Aquí en Cucamonga
(la productora de Carlos Carrera) sí hicimos algunos de los comerciales
de Vicente Fox, (de los que el publicista estratega es Santiago Pando). Nosotros
realizamos varios. El de Ya,ya,ya, lo dirigió Javier Solar, y el de Hoy,
Hoy, Hoy, lo dirigió Miguel Rico, que no es de Cucamonga.
5.- La escena en la que
el Padre Amaro le pone el manto a Amelia viene desde la novela. Es importante
porque se subraya que el personaje deja a un lado todo. Decidí dejarla
para mostrar hasta dónde ha llegado la inconsciencia del Padre Amaro,
hasta afirmar que su novia es más hermosa que la virgen. Había
ya perdido la cabeza por ella. Por eso era importante dejar la escena, para
marcar una evolución en la relación.
6.- La crisis del cine
mexicano se ha generado por la distribución del dinero en taquilla y
por la censura y la autocensura. En este gobierno de Fox han estado reduciendo
el presupuesto para la cultura, lo cual es una forma de hacer censura. A Conaculta
le han recortado el 15 por ciento más y el Foprocine no tiene un quinto.
7.- De toda las películas
que he realizado, sólo en una (La vida conyugal) tuve un problema de
censura. En La vida conyugal se balaceaba el logotipo del PRI, pero no lo permitieron.
8.- Yo no divido la realidad
como buena o mala, o como bonita o fea. Lo siniestro también es parte
de la vida y también pueden ser en un momento dado vital y esperanzador.
9.- Me divierte hacer
comerciales. A mí no me gusta el show (bloff) que hay alrededor de los
comerciales, ni el racismo y clasismo que se da mucho. Afortunadamente nosotros
trabajamos con clientes a los que eso también les disgusta y producimos
de conformidad ambas partes. La publicidad también puede ser una forma
de educar, además de que tenga el objetivo de vender un producto.
10.- Estoy en el proceso
de producción del corto El Magias (junto con Imágica), y además
preparo otro de animación en plastilina.
11.- Efectivamente, siempre
traigo un proyecto en la mano y me quejo poco. Creo que todo se da en tiempos
naturales. Me dedico a trabajar. También traigo ya el proyecto de dos
largometrajes.
12.- No pertenezco a
ningún partido. No soy panista. No tengo vocación, ni capacidades,
ni actitud, ni paciencia para dedicarme a la política.
13.- En este sexenio
no se está apoyando en nada al cine mexicano.
14.- Hay que subsidiar
al cine para que existan películas importantes como Del olvido al no
me acuerdo y Bajo California. El cine es una forma de expresión muy rica.
Es cultura. Es bueno que exista el cine para vernos y para que nos conozcan.
En todos los países se protege al cine, incluido Estados Unidos. En México
no. Yo veo un desinterés por la cultura. No hay estímulos a las
editoriales mexicanas, ni a la lectura.
15.- Si las cosas siguen
como hasta hoy, El Crimen del Padre Amaro será rentable y el dinero que
puso Imcine le deberá de regresar. El Padre Amaro costo menos de 2 millones
de dólares (18 millones de pesos). Imcine a través de Foprocine
invirtió 3.5 millones de pesos.
15.- Por el momento no
tengo interés en dirigir telenovelas
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