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Martha Sosa
En una carta que me escribió, Guillermo Arriaga me dijo que yo había sido la locomotora de Amores Perros
Publicada en la Revista no. 109 el 16 de octubre 2009
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Por José Antonio Fernández Fernández

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Martha Sosa cuenta en esta entrevista cómo es que se convirtió en productora de la película Amorres Perros, la cinta mexicana más exitosa de la última década y también uno de los largometrajes más emblemáticos de toda la historia del cine mexicano.
Explica también qué hace un productor en el cine nacional y cuál es la importancia del director en una película hechaen México.
Martha Sosa es modesta al darse su crédito, pero su historia como productora demuestra que influye en el nivel, en la eficacia de las historias, en el gusto de los largometrajes, en la profundidad de su buena fama nacional e internacional y, por supuesto, en el resultado
en taquilla.
Ha sido productora de Amores Perros, Por la Libre y Nicotina, tres cintas que han conseguido éxito con el público y que también lograron recuperar la inversión. Participa hoy como coproductora (aunque no entró desde el inicio, lo aclara) en la película-documental Los que se quedan, dirigida por Juan Carlos Rulfo y Carlos Hagerman.


José Antonio Fernández: ¿Consideras que hoy en día los productores de cine en México son autoridad en el cine nacional, o no?
Martha Sosa:
Creo que depende de la relación que tenga ese productor con el resto de quienes colaboran con hacer una película, en especial, sin duda, con el director.
Es muy difícil generalizar. ¿A qué te refieres al decir autoridad?¿Me preguntas si el productor de cine en México tiene poder en la película?

José Antonio Fernández: Justamente es mi pregunta: ¿qué autoridad tiene hoy un productor de cine en México en una película?
Martha Sosa:
Si la relación con el director es muy buena, auténtica y honesta en la que exista un respeto mutuo por el trabajo del otro, yo creo que el productor tiene el mismo poder que el que tiene con su marido una buena esposa.

José Antonio Fernández: Eso sí te pido que me lo expliques a detalle.
Martha Sosa:
El productor de cine en México se convierte en el cómplice más importante del director o de la directora.
El productor puede llegar a tener la misma autoridad moral que tiene tu mejor amigo para tí. Entre el productor y el director se da una relación amorosa, de confianza, en la que mucho del trabajo del productor es interpretar lo que el director necesita.
Y también el productor tiene que enfrentar al director con las limitaciones y con sus propias limitaciones.
Al mismo tiempo que sucede todo lo que digo, el productor debe hacer aportaciones concretas para que la película crezca.
Será distinta una película si el director selecciona a otro productor.
Lo subrayo: la relación entre un productor y un director o una directora es muy íntima, de mucha complicidad y de mucha confianza.
Esto que te digo está en relación a la actitud que yo tomo al producir una película, quizá existan otros productores que establecen un compromiso más superficial.

José Antonio Fernández: ¿Quieres decir que tú te comprometes al máximo cuando entras como productora de una película?
Martha Sosa:
Si no me comprometo totalmente como productora, para mí no tiene caso producir.
Yo me comprometo con el director y por lo tanto también con el resto de los colaboradores de la película.

José Antonio Fernández: ¿Qué te mueve para entrar a producir una película?
Martha Sosa:
A mí lo que siempre me ha motivado es el “de qué se trata la película”. Todo empieza por ahí.
Todo inicia por querer contar la misma historia que quiere contar el director, lo que significa que como productor no quieras cambiar la historia sino enriquecerla y aportarle lo más posible para que se cuente mejor, ayudarla a que sea más grande.
En esto de qué hacer como productor de cine hay muchas discrepancias.
Añado algo muy importante, al menos para mí: si como productor encuentras también cosas personales en la historia que se va a contar, entonces te conviertes francamente en cómplice de la película.
Esa película de ese director se vuelve también tu película como productor, y a partir de ese momento me refiero a ella como mi película.
Cuando a mi me preguntan de la película de El Negro González Iñárritu (Amores Perros), de la de Juan Carlos Llaca (Por la libre), de la de Hugo Rodríguez (Nicotina) o la de Juan Carlos Rulfo y Carlos Hagerman (Los que se quedan), las veo también como mis películas. Y es que siento que un cachito de mí se ha ido en cada una de ellas.
Igual lo que digo suena un poco cursi, pero créeme que no lo es. Producir una película es un viaje muy intenso, por eso para mí no tiene ningún chiste, ningún sentido, si no se da ese altísimo nivel de compromiso que te platico.


José Antonio Fernández: ¿La autoridad del director de cine en México está por encima de la autoridad del productor?
Martha Sosa:
Esto que planteas es una discusión que siempre está presente cuando se hace una película. Depende de la situación. Es un asunto muy importante que lo he conversado con productores muy importantes como Giselle Ibarra, Laura Imperiale, Mónica Lozano y Francisco y Federico González Compeán.
No te puedo dar una respuesta tajante, porque el producir una película es un trabajo de ponerte de acuerdo, de hablar de las cosas para encontrar el mejor camino, la mejor solución o la mejor propuesta.
Te doy un ejemplo: si yo le digo a un director que la actriz que seleccionó no me termina de encantar y él me responde que defiende su decisión contra su cadáver, si deveras estoy convencida de que esa actriz no es la mejor opción, entonces me toca mostrarle alternativas y quizás lo haga dudar y en una de esas cambia su decisión y opte por mi sugerencia.
La relación entre productor y director es un trabajo de colaboración y también de manipulación mutua.
Describir la relación entre productor y director en términos de quién es el que manda y quién es el más fuerte, me parece que es una posición que provoca la lucha y de eso no se trata. El punto clave de todo es que para producir una película es indispensable la colaboración mutua entre productor y director.
Trabajar en colaboración con otros es difícil. No es sencillo ceder. Por eso al principio de la plática te hacía esas analogías con las relaciones amorosas o
amistosas. Uno aprende mucho de esas relaciones. Aprendes, por ejemplo, que no siempre tienes la razón.

José Antonio Fernández: ¿Cómo se da en la práctica tu relación con los directores?
Martha Sosa:
Con los directores con los que he trabajado quizá no me escuchan mucho al principio, pero conforme avanza la producción me oyen más.
También siento que yo los llego a conocer a lo largo de todo el proceso de producción, que llega a ser realmente muy largo.
Sé que hay directores que son muy autosuficientes, pero a mí me gusta trabajar con quienes creen que necesitan de otros para que las cosas les salgan mejor, que son los directores que les gusta trabajar en equipo.


José Antonio Fernández: ¿Me puedes dar ejemplos de directores a los que les gusta trabajar en equipo?
Martha Sosa:
Justamente los directores con los que he trabajado que te mencioné hace un momento.
Y debo decir claramente que todos ellos son grandes manipuladores, son muchísimo mejores manipulando que yo (ríe a carcajadas).


José Antonio Fernández: En la Revista Telemundo aplicamos una encuesta desde hace más de una década a los asistentes de la Expo Cine Video Televisión. Una de las preguntas es cuál es su película favorita. La respuesta de la mayoría es Amores Perros desde hace casi diez años,
sin fallar un sólo año.
¿Qué pasó de especial en Amores Perros entre el director (Alejandro González Iñárritu), el guionista (Guillermo Arriaga), los productores (Alejandro Soberón, Raúl Olvera, Federico y Francisco González Compeán y Martha Sosa) y el resto del equipo que se dio una película tan
tremendamente exitosa?
Martha Sosa:
Creo que a las películas les puedes aplicar el mismo dicho que se aplica para resumir con cierta crueldad la suerte en la vida de las personas: hay quien nace con estrella y quien nace estrellado. Amores Perros es un largometraje que nació con una estrella enorme. Se dieron muchas circunstancias que van más allá del talento y de las ambiciones que teníamos en ese momento. De alguna manera nos impulsó la inconsciencia de la mayoría de los que participábamos en la película. Casi todos éramos bastante inocentes porque prácticamente para todos era nuestra primera película.
Y cuando eres inocente crees que todo es posible. Nos la creímos y eso nos ayudó a producirla porque nuestro entusiasmo era desbordante.
También ayudó al éxito el que hubiera una audiencia que estaba lista para recibir una película como Amores Perros. Nosotros no lo sabíamos cuando la estábamos filmando, porque no teníamos una varita mágica.

José Antonio Fernández: ¿Imaginaron el éxito que tendrían con Amores Perros?
Martha Sosa:
Cuando iniciamos el proyecto el guión tenía 230 páginas. La película podría haber durado tres horas y media, lo que de plano habría sido una locura. El director, Alejandro González Iñárritu, nunca había dirigido una película, nosotros jamás habíamos producido un largometraje. Para el escritor Guillermo Arriaga, era también su primer guión hecho especialmente para una cinta. Sin embargo, todos los que leímos el guión y trabajamos junto con Alejandro González Iñárritu y Guillermo Arriaga, sufrimos un contagio de entusiasmo sin medida. Vivimos intensamente los temas que toca Amores Perros, como el de la relación padres e hijos que a mí personalmente me conmueve muchísimo.
Yo quería ver en el cine Amores Perros.


José Antonio Fernández: ¿Cual fue tu papel como productora en Amores Perros?
Martha Sosa:
Como era la primera vez, yo ni siquiera sabía al principio del proyecto que yo era productora de Amores Perros. De hecho mi crédito lo discutimos el Negro (Alejandro González Iñárritu) y yo hasta después de que terminamos de hacer la película. Yo no lo tenía muy claro.
Pienso que en Amores Perros no fui una productora muy completa. Cada vez he sido mejor, lo considero así.
En Amores Perros aprendí lo que sí y lo que no debo de hacer. Fui cómplice de Alejandro González Iñárritu hasta las últimas consecuencias, defendí la historia en la que yo creía, ayudé a quienes estaban arriesgando su dinero en la producción, que en ese momento era muchísimo dinero, y busqué al mismo tiempo que esos inversionistas entendieran y respetaran la libertad creativa de Alejandro (González Iñárritu), el director.
Después aprendí a mover la película por el mundo con toda la fuerza. Lo hice con el agente de ventas. Acompañé a Amores Perros a lo largo de todo el proceso. Para mí fue un viaje larguísimo.


José Antonio Fernández: ¿En qué momento inicia tu relación con la película Amores Perros?
Martha Sosa:
Primero convencí a Guillermo Arriaga y a Alejandro González Iñárritu para que me dejaran leer el guión a mí primero que a nadie. No fue fácil lograrlo.
Después trabajé el guión con ellos, en términos de pelotearlo y de entender la historia. Preguntaba cómo se les ocurría resolver secuencias de la historia o sugería cómo podían subrayarse ciertas características de los personajes. Te doy un ejemplo sencillo de lo que digo, aunque significativo porque ayudó a entender al personaje central de la tercera historia: a mí me hacía falta una escena en la que se sintiera que el perro de Octavio era su compañero, no sólo su mascota.
Se incluyó mi propuesta.


José Antonio Fernández: Por los detalles que me comentas entiendo que te metiste a fondo con Amores Perros desde el principio. ¿Es así?
Martha Sosa:
¡Claro, desde que se estaba trabajando el guión! Aunque te vuelvo a decir que no tenía muy claro cuál era mi papel.

José Antonio Fernández: Pero es un hecho que tú influiste en guión, elenco y diversas cuestiones claves de la película, incluso alguna vez me platicaste que tu opinión fue muy importante para construir el final de Amores Perros.
Martha Sosa:
El final que teníamos del guión original, que por cierto lo tenemos filmado, a mí nunca me convenció del todo porque me parecía que era muy injusto para el espectador porque daba poca esperanza. Y también me parecía que era un final injusto para la misma historia. Me gustaba más el que vieras al final el horizonte abierto y a los protagonistas más importantes de la historia, que son el Cofee y el personaje que interpreta Emilio Echevarría.
Yo no te puedo decir que yo fui la que convencí al Negro (González Iñárritu) de que fuera ese el final. Yo fui una de las que le insistió. No sé a quién escuchó, si fue a mí, a Lisi, a su esposa o a alguien más. Para mí era claro que él era el capitán del barco, y si a mí me decía que debíamos tirarnos al mar yo me aventaba.


José Antonio Fernández: Comprendo tu intención al decir que si González Iñárritu te decía que te aventaras al mar tú de inmediato te lanzabas, sin embargo no creo en tu obediencia incondicional.
No veo que jugaras ese papel, y tan no lo hacías que peleaste por un final diferente, lo que no es poca cosa.
Martha Sosa:
Ser productor es estar todo el tiempo espejeando, confrontando al director.
Como productor tienes la obligación moral de cuestionar lo que intuyes, sientes o ves que podría hacerse de otra manera.


José Antonio Fernández: Me decías que en Amores Perros metieron dinero varias personas. ¿Hubo más productores además de Altavista y Z Film?
Martha Sosa:
La película fue una coproducción entre Altavista y Z Film.
Alejandro Soberón y Federico González Compeán debían rendir cuentas a los socios de Altavista de cómo iba la producción de la película. Toma en cuenta que hacer cine es caro y es un mercado muy incierto. Se corren riesgos al producir un largometraje.
Amores Perros es una película que tuvo patitas desde el principio.


José Antonio Fernández: ¿Fue negocio Amores Perros?
Martha Sosa:
Sí lo fue, en muchos sentidos.
Desde el punto de vista dinero, lo fue para las compañías que apostaron por la película. Para los demás fue el mejor negocio que hemos hecho en nuestras vidas porque nos abrió un mundo y todas las puertas.
El que tú me digas que Amores Perros tiene diez años siendo la película mexicana favorita de tus lectores, es sin duda la mejor recompensa.


José Antonio Fernández: ¿Con quién compartiste el crédito de producción en Amores perros?
Martha Sosa:
Con Francisco González Compeán, que era el Director de Altavista.

José Antonio Fernández: ¿Hicieron un trabajo distinto Francisco González Compeán y tú?
Martha Sosa:
Sí fue diferente. Nos repartíamosla chamba.

José Antonio Fernández: ¿Por qué si tuvieron tanto éxito con Amores Perros no se mantuvo el mismo equipo de producción con las películas 21 gramos y Babel, que también dirigió Alejandro González Iñárritu y escribió Guillermo Arriaga? ¿Qué sucedió?
Martha Sosa:
Pasó lo que tenía que suceder. Recuerdo que un día durante la filmación de Amores Perros me acerqué a Alejandro (González Ilárritu) y le dije: “te va a cambiar la vida”.
Al verlo dirigir me di cuenta que va más allá, que es un directorzaso, que es de otras ligas.
Cuando estrenamos Amores Perros en Cannes y vi que todos los agentes lo perseguían, me quedó claro que González Iñárritu debía hacer cine en el mundo y que nosotros no podíamos seguir siendo sus productores. La realidad es que le quedamos chiquitos después del éxito…

Más de lo que dijo Martha Sosa en la entrevista
(respuestas relacionadas a cómo se definio su crédito como productora de Amores Perros)

Soy una militante del nuevo talento del cine de México.

Con Amores Perros pude darme cuenta que lo que quiero hacer en mi vida es producir películas.

Amores Perros me enseñó que tengo que aprender a escuchar más y también que debo defender más mi espacio y a tener más confianza en mi voz, en términos de mi intuición. A aventarme más.

A todo nos agarró desprevenidos el éxito que tuvimos con Amores Perros. Esperábamos que nos iba a ir bien, pero no tan bien. Sí hubo un momento en el que me sentí como perdida con una necesidad de reconocimiento absurda. Eso creó muchas tensiones. Me hubiera gustado disfrutar y compartir más el momento en el que estuvimos en la cima de la montaña, en vez de haber estado compitiendo por conseguir un espacio en la foto.

José Antonio Fernández: González Iñárritu y Guillermo Arriaga se vendieron de manera extraordinaria con Amores Perros. De hecho,
Guillermo Arriaga es el guionista más conocido de toda la historia del cine mexicano. Ha encontrado una manera muy interesante de hacer valer su trabajo. En tu caso no te has querido vender como la productora de Amores Perros. ¿Por qué no lo has hecho?
Martha Sosa:
Primero que nada, porque no soy la única productora de Amores Perros.
Hoy que veo a la distancia Amores Perros, sí valoro que mi lugar en la película fue muy importante. El otro día me encontré una carta que me escribió Guillermo Arriaga con su famosa máquina Olivetti, en la que me dice: no me queda claro cuál es tu crédito en Amores Perros, lo que si sé es que fuiste la locomotora de la película.
Sí me he beneficiado muchísimo de Amores Perros. Primero porque como ya te comenté, fue para mí una lección de vida enorme. Segundo, me permitió confirmar que yo me quería dedicar a producir películas.
Tercero, porque hoy muchísima gente, de México y del extranjero, reconoce que yo fui una pieza importante de Amores Perros.


José Antonio Fernández: Cuéntame cómo se da esa discusión con Alejandro González Iñárritu para definir tu crédito como productora de Amores perros. ¿Él te propuso el crédito o tú lo peleaste?
Martha Sosa:
Nunca fue una discusión en términos de enfrentamiento.
Nos reunimos a definir mi crédito porque a lo largo de todo el proceso nunca habíamos hablado del tema, lo cual me parece padrísimo porque revela que las motivaciones eran otras, no el crédito que tendría ni el cuánto me iban a pagar.
Hoy, ya con la experiencia que tengo, sé que fui una productora muy comprometida con la película. Acepté el crédito de Productora Ejecutiva. Me siento bien al haber acordado con el Negro (González Iñárritu) el que apareciera así mi nombre en la película, me lo merecía...

 

Lea más de lo que dijo Martha Sosa
publicado en exclusiva por Canal100.com.mx


Nunca tuve una discusión con Alejandro González Iñárritu para definir mi crédito en Amores Perros, entendiendo discusión como pelea. Lo que se dio fue una conversación.

En Amores Perros viví mucha generosidad por parte de todos los que trabajaron en la película, incluyendo a Guillermo Arriaga y a Francisco González Compeán. En el set se sentía amor por Amores Perros. La gente estaba dispuesta a hacer cosas que generalmente no están dispuestos a hacer en otras producciones. En Amores Perros todo mundo estaba metido. Éramos como un batallón que íbamos hacia un mismo lugar. Y el que llevaba la batuta era Alejandro (González Iñárritu), porque él genera ese espíritu de colaboración, de equipo. Te hace llegar a unos límites de capacidad extraordinarios.


José Antonio Fernández: ¿Cuál era tu papel al inicio de Amores Perros?
Martha Sosa:
Yo estaba a cargo del desarrollo de proyecto de Altavista Films. Sabíamos que Alejandro (González Iñárritu) estaba desarrollando varios proyectos, no sólo Amores Perros. Yo lo contacté para contarle lo que queríamos hacer con Altavista Films para que nos considerara como una opción. Así fue que me acerqué a él.

Le expliqué de dónde sacaríamos el dinero y cómo pensábamos que podíamos hacer el financiamiento. Conservo una libretita en la que yo anotaba preguntas para las reuniones de ese tiempo. Una de las preguntas que le hice fue: ¿quién manda en una película? Me respondió: el director. Pregunté entonces para qué necesitaba un productor. Me dijo: para que me acompañe. Me gustó que no centrara su respuesta en el dinero.


José Antonio Fernández: ¿Arrancaron Amores Perros con un presupuesto definido?
Martha Sosa:
Desde un inicio el presupuesto fue de 2 millones de dólares, si González Iñárritu se pasaba él conseguiría la diferencia. Costó al final dos millones doscientos mil dólares. Por eso Z Film es coproductor de la película. Amores Perros es una coproducción entre Altavista Films y Z Film. Ellos, Z Film, pusieron los doscientos mil dólares de diferencia.

Yo sí di la pelea para que Altavista pusiera los doscientos mil dólares adicionales. Y mi pelea la di porque era evidente para mí que la película era una chingonería, pero ya no los convencí. Estaban todos mundo muy cansados.

Yo odio hablar de dinero porque el dinero nunca refleja el verdadero valor que tienen las cosas.


José Antonio Fernández: Apoyando lo que dices, los editores de Amores Perros, Luis Carballar y Fernando Pérez Unda, me contaron que estuvieron seis meses editando la película, de lunes a viernes de siete de la mañana a diez de la noche.
Martha Sosa:
Así es.

¿Cómo contabilizas ese esfuerzo? Sucede con los documentales, que se llevan hasta años de grabación y muchos meses de edición.


José Antonio Fernández: Te convertiste en productora de Amores Perros en el proceso de filmación y también en Amores Perros te convertiste en productora de cine, ¿es así?
Martha Sosa:
Lo describes con total exactitud.

En Amores Perros me di cuenta que tenía madera para ser productora. Vi mis carencias y mis valores y vi también que justamente es lo que me gusta hacer. Acabé muy cansada, pero con muchas ganas de ser mejor productora.


José Antonio Fernández: ¿Te gusta tanto ser productora?
Martha Sosa:
Me gusta muchísimo.

El mercado me da susto porque las reglas que dominan son injustas para el productor mexicano, pero no me quejo. Ahora que estamos lanzando Los que se quedan de Juan Carlos Rulfo y Carlos Hagerman, tengo miedo de ver los números finales. Traemos 60 copias y esperamos que nos vaya bien.

No soy de las productoras que se quejan porque esto para mí no es un trabajo, es mi vida, es mi manera de vivir. Yo creo que las películas tienen un poder impresionante para transformar la vida de la gente y para crear conciencia y mover el alma. Y no te estoy choreando. Esto que te digo es lo máximo para mí.


José Antonio Fernández: ¿Se puede vivir de ser productor de cine?
Martha Sosa:
No me hecho rica, pero no me puedo quejar, para nada. Vivo dignamente con mi trabajo, y trabajo como hormiga todo el día, pero me encanta.

José Antonio Fernández: ¿Qué hiciste después de Amores Perros?
Martha Sosa:
Paralelamente a Amores Perros arrancamos la película Por la libre, de la que soy productora asociada. Una película muy disfrutable. Un gusto también trabajar con Juan Carlos de Llaca. Es un director que quiere a todos sus personajes.

He podido trabajar con productoras que han sido mis maestras, hablo de Ana Roth, Mónica Lozano,
Giselle Ibarra y Laura Imperiale, quien particularmente me dio una mega lección de producción cuando hicimos Nicotina, largometraje en el que fue divertido trabajar con una banda de argenmex (argentinos mexicanos).

Las películas en las que participado como productora han econtrado un público, ninguna se ha quedado perdida.


José Antonio Fernández: ¿Qué toque crees que les das a los largometrajes como productora?
Martha Sosa:
Algo les daré, algo les encuentro. Ahora estoy cada vez más entusiasmada con producir películas documentales.

En el género documental empecé con Un día más, de María Inés Roqué. Cuenta una historia de sobrevivencia al cáncer. Me identifiqué con el documental porque mi hermano sobrevivió al cáncer. Mis razones personales para participar fueron muy fuertes.

De hecho, yo fui quien le propuse a Alejandra de Cima que hiciéramos una película sobre sobrevivientes de cáncer de mama. El cáncer de mama y el testicular tienen condiciones muy parecidas. Tienen que ver con la identidad sexual de las personas. La mamá de María Inés Roqué también es sobreviviente de cáncer de mama. Este documental ganó el Premio del Público en Morelia.

Hoy estoy entregada a los documentales porque para mí es muy fuerte ver emociones reales en la pantalla. Creo que es algo que tiene un poder de transformación de vidas todavía más grande que las películas de ficción. El cine documental es muy poderoso.

Mi misión hoy es crear audiencias para este tipo de películas documentales. Quisiera pasar los próximos veinte años de mi vida haciendo documentales.


José Antonio Fernández: ¿Cuál es tu papel en Los que se quedan, de Juan Carlos Rulfo y Carlos Hagerman?
Martha Sosa:
Me invitó Nicolás Vale, a quien le tengo gran respeto, afecto y admiración, para encargarme básicamente de la estrategia de lanzamiento y de la presencia en festivales para encontrar un mercado. Ha sido un gusto para mí trabajar con Juan Carlos Rulfo, Carlos Hagerman y Valentina Leduc. Me siento muy privilegiada. Sí hay un público para Los que se quedan.

Sí di mi opinión cuando me presentaron cortes de Los que se quedan. Me puse del lado del espectador, traté de comprender al público que vería la película. Di opiniones conforme a mi experiencia. Me siento cómoda en los documentales porque no hay tanto glamour y porque no pesa tanto ese concepto de autor que existe en la ficción.

En Los que se quedan se cuenta la historia de las mujeres que se quedan solas porque sus maridos se fueron a trabajar a Estados Unidos. Se ve también a los niños que crecieron sin sus padres.


José Antonio Fernández: ¿Es posible que lo documentales sean sustentables desde el punto de vista financiero?
Martha Sosa:
Sí, ahora más que nunca, porque hoy todas las empresas tienen un proyecto de responsabilidad social importante.

En el caso de Los que se quedan, apoyó Fundación Bancomer, institución que es pionera en esto. Nicolás Vale les propuso hacer el documental en vez de producir una campaña publicitaria, y lo apoyaron.

A Fundación Bancomer les preocupa muchísimo el tema de la migración porque tienen un plan de becas que dan a los hijos de los migrantes. Conocen el asunto. Debo decirte que les dieron una libertad creativa total a los realizadores, para que hicieran lo que quisieran. Por supuesto, fue definitivo el prestigio de Juan Carlos Rulfo y la confianza que le tienen a Nicolás Vale y también a Carlos Hagerman, quien ya había trabajado con ellos antes en muchísimos comerciales.

 

Otras 15 respuestas de Martha Sosa publicadas en exclusiva por Canal100.com.mx:


1. En México hay mucho temas por hacer en el género documental. Hay tantos como queramos ver. Tengo confianza de que luego de Los que se quedan, muchas otras empresas van a decir: yo también quiero.

2. En México todavía no existe unas cultura para ver documentales en las salas de cine y en la televisión. Si no fuera por los canales 11 y 22, no se verían documentales en México en televisión abierta. Tenemos que abrir las opciones y no esperarnos a que se abra la televisión. Si tenemos un documental hay que buscar otros medios para exhibirlo al público, que es lo que se conoce en el mundo como outreach.

3. Con la película documental Los que se quedan, vamos a estar en salas comerciales y al mismo tiempo la exhibiremos en más de 300 municipios en todo el país. Esa gira va a durar cinco meses. Estaremos en las plazas proyectando Los que se quedan en las plazas de las poblaciones en las que no hay cines. Iremos con una salas inflables. Esta idea moverá Los que se quedan y provocaremos que la vean miles de personas.

4. La idea de proyectar en 300 municipios es de unos chavos que tienen una empresa que se llama Cine en el campo. Vieron Los que se quedan y se acercaron a Fundación Bancomer con su propuesta. En Estados Unidos estamos tratando de hacer lo mismo. Platiqué con varios líderes y quieren proyectar Los que se quedan en escuelas, iglesias, comunidades, casas. Allá el tema no es la taquilla, es un asunto de congruencia.

5. Por supuesto que estamos buscando vender Los que se quedan, pero también trabajamos la estrategia outreach.

6. Lo mismo estamos haciendo con el documental Presunto culpable, que fue filmado por abogados y cuenta la historia de la reposición de un juicio a un muchacho de Iztapalapa, que fue acusado de asesinato y sentenciado a 20 años de prisión.

7. Me sigue indignando y enojando que la gente que se dedica al cine y en particular al documental no pueda vivir de su trabajo. De esto nadie se va a ser rico.

8. El cine puede ser rentable cuando una película se comunica con un público y cuando se acompaña de una buena estrategia de lanzamiento. Pero no todo lo que se produce tiene estas dos condiciones indispensables.

9. Entiendo que hay cineastas que no necesariamente buscan comunicarse con mucha gente. Los que sí quieren más público, requieren encontrar ese audiencia, pensar en ella y considerar una estrategia que haga ruido para colocar la película en pantalla.

10. Las películas documentales como Presunto culpable y Los que se quedan, no son como los documentales de History Channel. Presunto culpable y Los que se quedan te hacen reír, te hacen llorar, te conmueven y emocionan y te dejan tarea. Me choca decirles documentales por el prejuicio de la audiencia, por eso prefiero llamarlos películas.

11. Si encuentro un buen proyecto, sí buscaría convencer a alguien de mi familia para que metiera dinero en el financiamiento y convertirlo en película.

12. Los exhibidores de cine hacen su trabajo, ellos buscan llenar sus cines. No los veo como los malos, son una parte del proceso de una película. Ellos, los exhibidores, no son nuestros militantes ni nuestros fans, pero sí han hecho muchas cosas para favorecer el cine. Por supuesto, ellos jalan agua para su molino.

13. Los distribuidores son cómplices del proceso de una película. Difícilmente se les reconoce el trabajo de hacer bien una distribución, que es diseñar y planear una buena campaña, poner la película en la prensa, moverla bien, promoverla lo mejor posible, calcular el número de copias, pagarlas...

14. El productor debe ser lo más objetivo que pueda cuando ve una película, porque necesita entender cómo manejarla. Debe aceptar que puede equivocarse en su valoración. Al pedirle objetividad al productor, me refiero a que no podemos pensar que nuestro hijo será una estrella para jugar basquet, si no tiene la altura para pelear la bola en la canasta.

15. En México puedes recuperar tu inversión en una película si metes 800,000 espectadores a las salas y no gastas más de 10 millones de pesos en la producción (unos 900,000 dólares como máximo).

 



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