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Por José Antonio Fernández
Fernández
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Martha Sosa cuenta en esta entrevista
cómo es que se convirtió en productora de la película
Amorres Perros, la cinta mexicana más exitosa de la última
década y también uno de los largometrajes más emblemáticos
de toda la historia del cine mexicano.
Explica también qué hace un productor en el cine nacional y cuál
es la importancia del director en una película hechaen México.
Martha Sosa es modesta al darse su crédito, pero su historia como productora
demuestra que influye en el nivel, en la eficacia de las historias, en el gusto
de los largometrajes, en la profundidad de su buena fama nacional e internacional
y, por supuesto, en el resultado
en taquilla.
Ha sido productora de Amores Perros, Por la Libre y Nicotina, tres cintas que
han conseguido éxito con el público y que también lograron
recuperar la inversión. Participa hoy como coproductora (aunque no entró desde
el inicio, lo aclara) en la película-documental Los que se quedan, dirigida
por Juan Carlos Rulfo y Carlos Hagerman.
José Antonio Fernández: ¿Consideras que hoy en día
los productores de cine en México son autoridad en el cine nacional, o
no?
Martha Sosa: Creo que depende de la relación que tenga ese productor
con el resto de quienes colaboran con hacer una película, en especial,
sin duda, con el director.
Es muy difícil generalizar. ¿A qué te refieres al decir
autoridad?¿Me preguntas si el productor de cine en México tiene
poder en la película?
José Antonio Fernández: Justamente es mi pregunta: ¿qué autoridad
tiene hoy un productor de cine en México en una película?
Martha Sosa: Si la relación con el director es muy buena, auténtica
y honesta en la que exista un respeto mutuo por el trabajo del otro, yo creo
que el productor tiene el mismo poder que el que tiene con su marido una buena
esposa.
José Antonio Fernández: Eso sí te
pido que me lo expliques a detalle.
Martha Sosa: El productor de cine en México se convierte en el
cómplice más importante del director o de la directora.
El productor puede llegar a tener la misma autoridad moral que tiene tu mejor
amigo para tí. Entre
el productor y el director se da una relación amorosa, de confianza, en
la que mucho del trabajo del productor es interpretar lo que el director necesita.
Y también el productor tiene que enfrentar al director con las limitaciones
y con sus propias limitaciones.
Al mismo tiempo que sucede todo lo que digo, el productor debe hacer aportaciones
concretas para que la película crezca.
Será distinta una película si el director selecciona a otro productor.
Lo subrayo: la relación entre un productor y un director o una directora
es muy íntima, de mucha complicidad y de mucha confianza.
Esto que te digo está en relación a la actitud que yo tomo al producir
una película, quizá existan otros productores que establecen un
compromiso más superficial.
José Antonio Fernández: ¿Quieres decir que tú te
comprometes al máximo cuando entras
como productora de una película?
Martha Sosa: Si no me comprometo totalmente como
productora, para mí no
tiene caso producir.
Yo me comprometo con el director y por lo tanto también con el resto de
los colaboradores de la película.
José Antonio Fernández: ¿Qué te mueve para entrar
a producir una película?
Martha Sosa: A mí lo que siempre me ha motivado es el “de
qué se
trata la película”. Todo empieza por ahí.
Todo inicia por querer contar la misma historia que quiere contar el director,
lo que significa que como productor no quieras cambiar la historia sino enriquecerla
y aportarle lo más posible para que se cuente mejor, ayudarla a que sea
más grande.
En esto de qué hacer como productor de cine hay muchas discrepancias.
Añado algo muy importante, al menos para mí: si como productor
encuentras también
cosas personales en la historia que se va a contar, entonces te conviertes francamente
en cómplice de la película.
Esa película de ese director se vuelve también tu película
como productor, y a partir de ese momento me refiero a ella como mi película.
Cuando a mi me preguntan de la película de El Negro González Iñárritu
(Amores Perros), de la de Juan Carlos Llaca (Por la libre), de la de Hugo Rodríguez
(Nicotina) o la de Juan Carlos Rulfo y Carlos Hagerman (Los que se quedan), las
veo también como mis películas. Y es que siento
que un cachito de mí se ha ido en cada una de ellas.
Igual lo que digo suena un poco cursi, pero créeme que no lo es. Producir
una película es un viaje muy intenso, por eso para mí no tiene
ningún chiste, ningún sentido, si no se da ese altísimo
nivel de compromiso que te platico.
José Antonio Fernández: ¿La autoridad del director de cine
en México está por encima
de la autoridad del productor?
Martha Sosa: Esto que planteas es una discusión
que siempre está presente
cuando se hace una película. Depende de la situación. Es un asunto
muy importante que lo he conversado con productores muy importantes como Giselle
Ibarra, Laura Imperiale, Mónica Lozano y Francisco y Federico González
Compeán.
No te puedo dar una respuesta tajante, porque el producir una película
es un trabajo de ponerte de acuerdo, de hablar de las cosas para encontrar el
mejor camino, la mejor solución o la mejor propuesta.
Te doy un ejemplo: si yo le digo a un director que la actriz que seleccionó no
me termina de encantar y él me responde que defiende su decisión
contra su cadáver, si deveras estoy convencida de que esa actriz no es
la mejor opción, entonces me toca mostrarle
alternativas y quizás lo haga dudar y en una de esas cambia su decisión
y opte por mi sugerencia.
La relación entre productor y director es un trabajo de colaboración
y también de manipulación mutua.
Describir la relación entre productor y director en términos de
quién es el que manda y quién es el más fuerte, me parece
que es una posición que provoca la lucha y de eso no se trata. El punto
clave de todo es que para producir una película es indispensable la colaboración
mutua entre productor y director.
Trabajar en colaboración con otros es difícil. No es sencillo ceder.
Por eso al principio de la plática te hacía esas analogías
con las relaciones amorosas o
amistosas. Uno aprende mucho de esas relaciones. Aprendes, por ejemplo, que no
siempre tienes la razón.
José Antonio Fernández: ¿Cómo se da en la práctica
tu relación con los directores?
Martha Sosa: Con los directores con los que he
trabajado quizá no
me escuchan mucho al principio, pero conforme avanza la producción me
oyen más.
También siento que yo los llego a conocer a lo largo de todo el proceso
de producción, que llega a ser realmente muy largo.
Sé que hay directores que son muy autosuficientes, pero a mí me
gusta trabajar con quienes creen que necesitan de otros para que las cosas les
salgan mejor, que son los directores que les gusta trabajar en equipo.
José Antonio Fernández: ¿Me puedes
dar ejemplos de directores a los que les gusta trabajar en equipo?
Martha Sosa: Justamente los directores con los
que he trabajado que te mencioné hace un momento.
Y debo decir claramente que todos ellos son grandes manipuladores, son muchísimo
mejores manipulando que yo (ríe a carcajadas).
José Antonio Fernández: En la Revista Telemundo aplicamos una encuesta
desde hace más de una década a los asistentes de la Expo Cine Video
Televisión.
Una de las preguntas es cuál es su película favorita. La respuesta
de la mayoría
es Amores Perros desde hace casi diez años,
sin fallar un sólo año.
¿Qué pasó de especial en Amores Perros entre el director
(Alejandro González Iñárritu), el guionista (Guillermo Arriaga),
los productores (Alejandro Soberón, Raúl Olvera, Federico y Francisco
González Compeán y Martha Sosa) y el resto del equipo
que se dio una película tan
tremendamente exitosa?
Martha Sosa: Creo que a las películas les puedes aplicar el mismo
dicho que se aplica para resumir con cierta crueldad la suerte en la vida de
las personas: hay quien nace con estrella y quien nace estrellado. Amores Perros
es un largometraje que nació con una estrella enorme. Se dieron muchas
circunstancias que van más allá del talento y de las ambiciones
que teníamos en ese momento. De alguna manera nos impulsó la inconsciencia
de la mayoría de los que participábamos en la película.
Casi todos éramos bastante inocentes porque prácticamente para
todos era nuestra primera película.
Y cuando eres inocente crees que todo es posible. Nos la creímos y eso
nos ayudó a producirla porque nuestro entusiasmo era desbordante.
También ayudó al éxito el que hubiera una audiencia que
estaba lista para recibir una película como Amores Perros. Nosotros no
lo sabíamos cuando la
estábamos filmando, porque no teníamos una varita mágica.
José Antonio Fernández: ¿Imaginaron el éxito que
tendrían con Amores Perros?
Martha Sosa: Cuando iniciamos el proyecto el guión
tenía 230 páginas.
La película podría haber durado tres horas y media, lo que de plano
habría sido una locura. El director, Alejandro González Iñárritu,
nunca había dirigido una película, nosotros jamás habíamos
producido un largometraje. Para el escritor Guillermo Arriaga, era también
su primer guión hecho
especialmente para una cinta. Sin embargo, todos los que leímos el guión
y trabajamos junto con Alejandro González Iñárritu y Guillermo
Arriaga, sufrimos un contagio de entusiasmo sin medida. Vivimos intensamente
los temas que toca Amores Perros, como el de la relación padres e hijos
que a mí personalmente
me conmueve muchísimo.
Yo quería ver en el cine Amores Perros.
José Antonio Fernández: ¿Cual fue
tu papel como productora en Amores Perros?
Martha Sosa: Como era la primera vez, yo ni siquiera
sabía al principio
del proyecto que yo era productora de Amores Perros. De hecho mi crédito
lo discutimos el Negro (Alejandro González Iñárritu) y yo
hasta después de que terminamos de hacer
la película. Yo no lo tenía muy claro.
Pienso que en Amores Perros no fui una productora muy completa. Cada vez he sido
mejor, lo considero así.
En Amores Perros aprendí lo que sí y lo que no debo de hacer. Fui
cómplice
de Alejandro González Iñárritu hasta las últimas
consecuencias, defendí la historia en la que yo creía, ayudé a
quienes estaban arriesgando su dinero en la producción, que en ese momento
era muchísimo dinero, y busqué al mismo tiempo que esos inversionistas
entendieran y respetaran la libertad creativa de Alejandro (González Iñárritu),
el director.
Después aprendí a mover la película por el mundo con toda
la fuerza. Lo hice con el agente de ventas. Acompañé a Amores Perros
a lo largo de todo el proceso. Para mí fue un viaje larguísimo.
José Antonio Fernández: ¿En qué momento inicia tu
relación con la película Amores Perros?
Martha Sosa: Primero convencí a Guillermo Arriaga y a Alejandro
González Iñárritu para que me dejaran leer el guión
a mí primero que a nadie. No fue fácil lograrlo.
Después trabajé el guión con ellos, en términos de
pelotearlo y de entender la historia. Preguntaba cómo
se les ocurría resolver secuencias de la historia o sugería cómo
podían subrayarse ciertas características de los personajes. Te
doy un ejemplo sencillo de lo que digo, aunque significativo porque ayudó a
entender al personaje central de la tercera historia: a mí me hacía
falta una escena en la que se sintiera que el perro de Octavio era su compañero,
no sólo su mascota.
Se incluyó mi propuesta.
José Antonio Fernández: Por los detalles que me comentas entiendo
que te metiste a fondo con Amores Perros desde el principio. ¿Es así?
Martha Sosa: ¡Claro, desde que se estaba trabajando el guión!
Aunque te vuelvo a decir que no tenía muy claro cuál era mi papel.
José Antonio Fernández: Pero es un hecho que tú influiste
en guión, elenco y diversas cuestiones claves de la película, incluso
alguna vez me platicaste que tu opinión fue muy importante para construir
el final de Amores Perros.
Martha Sosa: El final que teníamos del
guión original, que por
cierto lo tenemos filmado, a mí nunca me convenció del todo porque
me parecía que era muy injusto para el espectador porque daba poca esperanza.
Y también me parecía que era un final injusto para la misma historia.
Me gustaba más el que vieras al final el horizonte abierto y a los protagonistas
más importantes
de la historia, que son el Cofee y el personaje que interpreta Emilio Echevarría.
Yo no te puedo decir que yo fui la que convencí al Negro (González
Iñárritu) de que fuera ese el final. Yo fui una de las que le insistió.
No sé a quién escuchó, si fue a mí, a Lisi, a su
esposa o a alguien más. Para mí era claro que él era el
capitán del barco, y si a mí me decía que debíamos
tirarnos al mar yo me aventaba.
José Antonio Fernández: Comprendo tu intención al decir
que si González Iñárritu te decía que te aventaras
al mar tú de inmediato te lanzabas, sin embargo no creo en tu obediencia
incondicional.
No veo que jugaras ese papel, y tan no lo hacías que peleaste por un final
diferente, lo que no es poca cosa.
Martha Sosa: Ser productor es estar todo el tiempo espejeando, confrontando al
director.
Como productor tienes la obligación moral de cuestionar lo que intuyes,
sientes o ves que podría hacerse de otra manera.
José Antonio Fernández: Me decías que en Amores Perros metieron
dinero varias personas. ¿Hubo más productores además de
Altavista y Z Film?
Martha Sosa: La película fue una coproducción
entre Altavista y Z Film.
Alejandro Soberón y Federico González Compeán debían
rendir cuentas a los socios de Altavista de cómo iba la producción
de la película. Toma en cuenta que hacer cine es caro y es un mercado
muy incierto. Se corren riesgos al producir un largometraje.
Amores Perros es una película que tuvo patitas desde el principio.
José Antonio Fernández: ¿Fue negocio Amores Perros?
Martha Sosa: Sí lo fue, en muchos sentidos.
Desde el punto de vista dinero, lo fue para las compañías que apostaron
por la película. Para los demás
fue el mejor negocio que hemos hecho en nuestras vidas porque nos abrió un
mundo y todas las puertas.
El que tú me digas que Amores Perros tiene diez años siendo la
película mexicana favorita de tus lectores,
es sin duda la mejor recompensa.
José Antonio Fernández: ¿Con quién compartiste el
crédito de producción en Amores perros?
Martha Sosa: Con Francisco González Compeán,
que era el Director de Altavista.
José Antonio Fernández: ¿Hicieron un trabajo distinto Francisco
González Compeán y tú?
Martha Sosa: Sí fue diferente. Nos repartíamosla
chamba.
José Antonio Fernández: ¿Por qué si tuvieron tanto éxito
con Amores Perros no se mantuvo el mismo equipo de producción con las
películas 21 gramos y Babel, que también
dirigió Alejandro González Iñárritu y escribió Guillermo
Arriaga? ¿Qué sucedió?
Martha Sosa: Pasó lo que tenía que suceder. Recuerdo que
un día durante la filmación de Amores Perros me acerqué a
Alejandro (González Ilárritu) y le dije: “te va a cambiar
la vida”.
Al verlo dirigir me di cuenta que va más allá, que es un directorzaso,
que es de otras ligas.
Cuando estrenamos Amores Perros en Cannes y vi que todos los agentes lo perseguían,
me quedó claro que González Iñárritu debía
hacer cine en el mundo y que nosotros no podíamos seguir
siendo sus productores. La realidad es que le quedamos chiquitos después
del éxito…
Más de lo que dijo Martha Sosa en
la entrevista
(respuestas relacionadas a cómo se definio su crédito como productora
de Amores Perros)
• Soy una militante del nuevo
talento del cine de México.
• Con Amores Perros pude darme cuenta que lo que
quiero hacer en mi vida es producir películas.
• Amores Perros me enseñó que tengo
que aprender a escuchar más y también que debo defender más
mi espacio y a tener más
confianza en mi voz, en términos de mi intuición. A aventarme
más.
• A todo nos agarró desprevenidos el éxito
que tuvimos con Amores Perros. Esperábamos que nos iba a ir bien, pero
no tan bien. Sí hubo un momento en el que me sentí como perdida
con una necesidad de reconocimiento absurda. Eso creó muchas tensiones.
Me hubiera gustado disfrutar y compartir más el momento en el que estuvimos
en la cima de la montaña, en vez de haber estado compitiendo por conseguir
un espacio en la foto.
José Antonio Fernández: González Iñárritu
y Guillermo Arriaga se vendieron de manera extraordinaria con Amores Perros.
De hecho,
Guillermo Arriaga es el guionista más conocido de toda la historia del
cine mexicano. Ha encontrado una manera muy interesante de hacer valer su trabajo.
En tu caso no te has querido vender como la productora de Amores Perros. ¿Por
qué no lo has hecho?
Martha Sosa: Primero que nada, porque no soy la única
productora de Amores Perros.
Hoy que veo a la distancia Amores Perros, sí valoro que mi lugar en la
película fue muy importante. El otro día me encontré una
carta que me escribió Guillermo Arriaga con su famosa máquina Olivetti,
en la que me dice: no me queda claro cuál es tu crédito en Amores
Perros, lo que si sé es que fuiste la locomotora de la película.
Sí me he beneficiado muchísimo de Amores Perros. Primero porque
como ya te comenté, fue para mí una lección de vida enorme.
Segundo, me permitió confirmar que yo me quería dedicar a producir
películas.
Tercero, porque hoy muchísima gente, de México y del extranjero,
reconoce que yo fui una pieza importante de Amores Perros.
José Antonio Fernández: Cuéntame cómo se da esa discusión
con Alejandro González Iñárritu para definir tu crédito
como productora de Amores perros. ¿Él te propuso el crédito
o tú lo peleaste?
Martha Sosa: Nunca fue una discusión en términos
de enfrentamiento.
Nos reunimos a definir mi crédito porque a lo largo de todo el proceso
nunca habíamos hablado del tema, lo cual me parece padrísimo porque
revela que las motivaciones eran otras, no el crédito que tendría
ni el cuánto me iban a pagar.
Hoy, ya con la experiencia que tengo, sé que fui una productora muy comprometida
con la película. Acepté el crédito de Productora Ejecutiva.
Me siento bien al haber acordado con el Negro (González Iñárritu)
el que apareciera así mi nombre en la película, me lo merecía...
Lea más de lo que dijo Martha Sosa
publicado en exclusiva por Canal100.com.mx
Nunca tuve una discusión con Alejandro
González Iñárritu para definir mi crédito en Amores
Perros, entendiendo discusión como pelea. Lo que se dio fue una conversación.
En Amores Perros viví mucha generosidad por parte de todos los que trabajaron
en la película, incluyendo a Guillermo Arriaga y a Francisco González
Compeán.
En el set se sentía amor por Amores Perros. La gente estaba dispuesta
a hacer cosas que generalmente no están dispuestos a hacer en otras producciones.
En Amores Perros todo mundo estaba metido. Éramos como un batallón
que íbamos hacia un mismo lugar. Y el que llevaba la batuta era Alejandro
(González Iñárritu), porque él genera ese espíritu
de colaboración, de equipo. Te hace llegar a unos límites de capacidad
extraordinarios.
José Antonio Fernández: ¿Cuál era tu papel al inicio
de Amores Perros?
Martha Sosa: Yo estaba a cargo del desarrollo
de proyecto de Altavista Films. Sabíamos que Alejandro (González Iñárritu) estaba
desarrollando varios proyectos, no sólo Amores Perros. Yo lo contacté para
contarle lo que queríamos hacer con Altavista Films para que nos considerara
como una opción. Así fue que me acerqué a él.
Le expliqué de dónde sacaríamos el dinero y cómo
pensábamos que podíamos hacer el financiamiento. Conservo una libretita
en la que yo anotaba preguntas para las reuniones de ese tiempo. Una de las preguntas
que le hice fue: ¿quién manda en una película? Me respondió:
el director. Pregunté entonces para qué necesitaba un productor.
Me dijo: para que me acompañe. Me gustó que no centrara su respuesta
en el dinero.
José Antonio Fernández: ¿Arrancaron
Amores Perros con un presupuesto definido?
Martha Sosa: Desde un inicio el presupuesto fue
de 2 millones de dólares,
si González Iñárritu se pasaba él conseguiría
la diferencia. Costó al final dos millones doscientos mil dólares.
Por eso Z Film es coproductor de la película. Amores Perros es una coproducción
entre Altavista Films y Z Film. Ellos, Z Film, pusieron los doscientos mil dólares
de diferencia.
Yo sí di la pelea para que Altavista pusiera los doscientos mil dólares
adicionales. Y mi pelea la di porque era evidente para mí que la película
era una chingonería, pero ya no los convencí. Estaban todos mundo
muy cansados.
Yo odio hablar de dinero porque el dinero nunca refleja el verdadero valor que
tienen las cosas.
José Antonio Fernández: Apoyando lo que
dices, los editores de Amores Perros, Luis Carballar y Fernando Pérez Unda, me
contaron que estuvieron seis meses editando la película, de lunes a viernes
de siete de la mañana
a diez de la noche.
Martha Sosa: Así es.
¿Cómo contabilizas ese esfuerzo? Sucede
con los documentales, que se llevan hasta años de grabación y muchos
meses de edición.
José Antonio Fernández: Te convertiste en productora de Amores
Perros en el proceso de filmación y también en Amores Perros te
convertiste en productora de cine, ¿es así?
Martha Sosa: Lo describes con total exactitud.
En Amores Perros me di cuenta que tenía madera para ser productora. Vi
mis carencias y mis valores y vi también que justamente es lo que me gusta
hacer. Acabé muy cansada, pero
con muchas ganas de ser mejor productora.
José Antonio Fernández: ¿Te gusta tanto ser productora?
Martha Sosa: Me gusta muchísimo.
El mercado me
da susto porque las reglas que dominan son injustas para el productor mexicano,
pero no me quejo. Ahora que estamos lanzando Los que se quedan de Juan Carlos
Rulfo y Carlos Hagerman, tengo miedo de ver los números
finales. Traemos 60 copias y esperamos que nos vaya bien.
No soy de las productoras que se quejan porque esto para mí no es un trabajo,
es mi vida, es mi manera de vivir. Yo creo que las películas tienen un
poder impresionante para transformar la vida de la gente y para crear conciencia
y mover el alma. Y no te estoy choreando. Esto que te digo es lo máximo
para mí.
José Antonio Fernández: ¿Se puede
vivir de ser productor de cine?
Martha Sosa: No me hecho rica, pero no me puedo
quejar, para nada. Vivo dignamente con mi trabajo, y trabajo como hormiga todo
el día, pero me encanta.
José Antonio Fernández: ¿Qué hiciste después
de Amores Perros?
Martha Sosa: Paralelamente a Amores Perros arrancamos
la película Por la libre, de la que soy productora asociada. Una película
muy disfrutable. Un gusto también
trabajar con Juan Carlos de Llaca. Es un director que quiere a todos sus personajes.
He podido trabajar con productoras que han sido mis maestras, hablo de Ana Roth,
Mónica Lozano, Giselle Ibarra y Laura Imperiale,
quien particularmente me dio una mega lección de producción cuando
hicimos Nicotina, largometraje
en el que fue divertido trabajar con una banda de argenmex (argentinos mexicanos).
Las películas en las que participado como productora han econtrado un
público, ninguna se ha quedado perdida.
José Antonio Fernández: ¿Qué toque crees que les
das a los largometrajes como productora?
Martha Sosa: Algo les daré, algo les encuentro.
Ahora estoy cada vez más entusiasmada con producir películas documentales.
En el género documental empecé con Un día más, de
María Inés Roqué. Cuenta una historia de sobrevivencia al
cáncer. Me identifiqué con el documental porque mi hermano sobrevivió al
cáncer. Mis razones personales para participar fueron muy fuertes.
De hecho, yo fui quien le propuse a Alejandra de Cima que hiciéramos una
película sobre sobrevivientes de cáncer de mama. El cáncer
de mama y el testicular tienen condiciones muy parecidas. Tienen que ver con
la identidad sexual de las personas. La mamá de María Inés
Roqué también es sobreviviente de cáncer de mama. Este documental
ganó el Premio del Público en Morelia.
Hoy estoy entregada a los documentales porque para mí es muy fuerte ver
emociones reales en la pantalla. Creo que es algo que tiene un poder de transformación
de vidas todavía más grande que las películas de ficción.
El cine documental es muy poderoso.
Mi misión hoy es crear audiencias para este tipo de películas documentales.
Quisiera pasar los próximos veinte años de mi vida haciendo documentales.
José Antonio Fernández: ¿Cuál
es tu papel en Los que se quedan, de Juan Carlos Rulfo y Carlos Hagerman?
Martha Sosa: Me invitó Nicolás Vale,
a quien le tengo gran respeto, afecto y admiración, para encargarme básicamente
de la estrategia de lanzamiento y de la presencia en festivales para encontrar
un mercado. Ha sido un gusto para mí trabajar con Juan Carlos Rulfo, Carlos
Hagerman y Valentina Leduc. Me siento muy privilegiada. Sí hay un público
para Los que se quedan.
Sí di mi opinión cuando me presentaron cortes de Los que se quedan.
Me puse del lado del espectador, traté de comprender al público que vería la
película. Di opiniones conforme a mi experiencia. Me siento cómoda
en los documentales porque no hay tanto glamour y porque no pesa tanto ese concepto
de autor que existe en la ficción.
En Los que se quedan se cuenta la historia de las mujeres que se quedan solas
porque sus maridos se fueron a trabajar a Estados Unidos. Se ve también a los
niños
que crecieron sin sus padres.
José Antonio Fernández: ¿Es posible
que lo documentales sean sustentables desde el punto de vista financiero?
Martha Sosa: Sí, ahora más que nunca,
porque hoy todas las empresas tienen un proyecto de responsabilidad social importante.
En el caso de Los que se quedan, apoyó Fundación Bancomer, institución
que es pionera en esto. Nicolás Vale les propuso hacer el documental en
vez de producir una campaña publicitaria, y lo apoyaron.
A Fundación
Bancomer les preocupa muchísimo el tema de la migración porque
tienen un plan de becas que dan a los hijos de los migrantes. Conocen el asunto.
Debo decirte que les dieron una libertad creativa total a los realizadores, para
que hicieran lo que quisieran. Por supuesto, fue definitivo el prestigio de Juan
Carlos Rulfo y la confianza que le tienen a Nicolás Vale y también
a Carlos Hagerman, quien ya había trabajado con ellos antes en muchísimos
comerciales.
Otras 15 respuestas de
Martha Sosa publicadas en exclusiva por Canal100.com.mx:
1. En México hay mucho temas por hacer en el género documental.
Hay tantos como queramos ver. Tengo confianza de que luego de Los que se quedan,
muchas otras empresas van a decir: yo también quiero.
2. En México todavía no existe unas cultura para ver documentales
en las salas de cine y en la televisión. Si no fuera por los canales 11
y 22, no se verían documentales en México en televisión
abierta. Tenemos que abrir las opciones y no esperarnos a que se abra la televisión.
Si tenemos un documental hay que buscar otros medios para exhibirlo al público,
que es lo que se conoce en el mundo como outreach.
3. Con la película documental Los que se quedan, vamos a estar en salas
comerciales y al mismo tiempo la exhibiremos en más de 300 municipios
en todo el país. Esa gira va a durar cinco meses. Estaremos en las plazas
proyectando Los que se quedan en las plazas de las poblaciones en las que no
hay cines. Iremos con una salas inflables. Esta idea moverá Los que
se quedan y provocaremos que la vean miles de personas.
4. La idea de proyectar en 300 municipios es
de unos chavos que tienen una empresa que se llama Cine en el campo. Vieron
Los que se quedan y se acercaron a Fundación
Bancomer con su propuesta. En Estados Unidos estamos tratando de hacer lo mismo.
Platiqué con varios líderes y quieren proyectar Los que se quedan
en escuelas, iglesias, comunidades, casas. Allá el tema no es la taquilla,
es un asunto de congruencia.
5. Por supuesto que
estamos buscando vender Los que se quedan, pero también
trabajamos la estrategia outreach.
6. Lo mismo estamos haciendo con el documental Presunto
culpable, que fue filmado por abogados y cuenta la historia de la reposición
de un juicio a un muchacho de Iztapalapa, que fue acusado de asesinato y sentenciado
a 20 años
de prisión.
7. Me sigue indignando y enojando que la gente que
se dedica al cine y en particular al documental no pueda vivir de su trabajo.
De esto nadie se va a ser rico.
8. El cine puede ser rentable cuando una película
se comunica con un público y cuando se acompaña de una buena
estrategia de lanzamiento. Pero no todo lo que se produce tiene estas dos
condiciones indispensables.
9. Entiendo que hay cineastas que no necesariamente
buscan comunicarse con mucha gente. Los que sí quieren más
público, requieren
encontrar ese audiencia, pensar en ella y considerar una estrategia
que haga ruido para colocar la película en pantalla.
10. Las películas documentales como Presunto
culpable y Los que se quedan, no son como los documentales de History Channel.
Presunto culpable y Los que se quedan te hacen reír,
te hacen llorar, te conmueven y emocionan y te dejan tarea. Me choca decirles
documentales por el prejuicio de la audiencia, por eso prefiero llamarlos películas.
11. Si encuentro un buen proyecto, sí buscaría
convencer a alguien de mi familia para que metiera dinero en el financiamiento
y convertirlo en película.
12. Los exhibidores de cine hacen su trabajo, ellos
buscan llenar sus cines. No los veo como los malos, son una parte del proceso
de una película.
Ellos, los exhibidores, no son nuestros militantes ni nuestros fans, pero sí han
hecho muchas cosas para favorecer el cine. Por supuesto, ellos jalan agua para
su molino.
13. Los distribuidores son cómplices del proceso
de una película.
Difícilmente se les reconoce el trabajo de hacer bien una distribución,
que es diseñar y planear una buena campaña, poner la película
en la prensa, moverla bien, promoverla lo mejor posible, calcular
el número
de copias, pagarlas...
14. El productor debe ser lo más objetivo que
pueda cuando ve una película, porque necesita
entender cómo manejarla. Debe aceptar que puede equivocarse en su valoración.
Al pedirle objetividad al productor, me
refiero a que no podemos pensar que nuestro hijo será una estrella para
jugar basquet, si no
tiene la altura para pelear la bola en la canasta.
15. En México puedes recuperar tu inversión
en una película
si metes 800,000 espectadores a las salas y no gastas más de 10 millones
de pesos en la producción (unos 900,000 dólares como máximo).
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