El amarillismo le ha hecho un tremendo daño a la televisión y al público
Publicada en la Revista
no. 76 el 19 de abril 2004
Untitled DocumentPor José Antonio
Fernández F.
El Arq. Héctor Benavides es el conductor de noticias más importante
de la ciudad de Monterrey. Tiene un programa de radio y conduce por televisión
de 7 a 9 de la noche el Telediario, por el canal 12 local, que es propiedad de
la empresa Multimedios.
El lector debe recordar que en Monterrey se da un fenómeno único
de modelo de televisión. Hay tres cadenas compitiendo (y no dos, como sucede
en la mayoría del país, incluida la ciudad de México). En
Monterrey compiten de tú a tú los canales locales 12, propiedad
de Multimedios (dueños también del periódico Milenio), el
2 local de Televisa (que dirige Eugenio Azcárraga) y el 7 de TV Azteca
(que combina programación nacional con local, y lo maneja Guillermo Salinas
Pliego). Las tres cadenas se disputan la audiencia con toda su fuerza. El 12 de
Monterrey es el canal más moderno. Fue el primero del país en contar
con helicóptero, y también el primero en tener una unidad móvil
para transmitir en vivo en movimiento desde cualquier punto de la ciudad.
El Arq. Benavides responde en una mayoría de ocasiones con anécdotas
y es muy amigable, tanto que la entrevista la inicié hablándole
de usted y la terminé de tú.
José Antonio Fernández: Cumple ya 44 años
de ser conductor de noticias en radio y televisión, y casi 40 años
de trabajar en el grupo Multimedios. Cuando decidió dedicarse a los medios
de comunicación, ¿hubo oposición por parte de sus padres?
Arq. Héctor Benavides: Yo estudié
y terminé la carrera de arquitectura. En aquél tiempo, hace ya más
de 40 años, la profesión de locutor estaba muy desacreditada. Se
tenía la imagen de que era un bohemio que nunca traía dinero. Alguien
que era artista que siempre vivía desvelado.
Mi papá me decía que como locutor yo no tendría futuro, que
él conocía locutores y que no me quería ver como ellos. Me
insistió que no me dedicara a esto. Se ponía duro, pero sus intentos
fueron vanos.
A los 19 años, en 1965, yo entré a trabajar en radio y ganaba 400
pesos al mes. Durante 10 años fui locutor de todos los géneros:
animé el programa El clan del martillito, fui cronista de lucha libre,
tuve un noticiero en el piso 27 del condominio El Norte, en el que tenía
como escenografía la ciudad de Monterrey, y también animé
el programa Cinelandia (en el que participaba Cepillín, payaso muy famoso).
Así que era animador infantil, cronista serio de noticias al mediodía,
cronista de lucha libre y director de programación de la estación,
todo al mismo tiempo.
José Antonio Fernández: ¿Cómo
es que se centra sólo en las noticias?
Arq. Héctor Benavides: En 1975 fui consciente
de que tenía ya 34 años. Renunció el director de Noticias
(Fernando Von Rossum) y le pedí a Francisco González, el presidente
del grupo Multimedios, que me diera la oportunidad de quedarme con la dirección
de Noticias (yo estaba en Programación). Le dije que sentía que
ya me veía mal y hasta ridículo animando programas infantiles y
narrrando la lucha libre. Francisco me respondió que nadie me iba a tomar
en serio como noticiarista, porque mi imagen era otra. Le insistí. Le dije
que me diera chance, que me probara porque yo tenía que ver hacia adelante.
Finalmente aceptó. Me dio un plazo de prueba de tres meses. Empecé
esa misma noche. Fue en julio de 1975.
Para hacerme notar, de inmediato busqué invitar gente destacada al noticiero.
El espacio se calentó rápido. Pasaron los tres meses. Llegó
noviembre y le pregunté a Francisco: ¿cómo vas viendo? Me
repondió: síguele, tú síguele. Y le he seguido y ya
llevó 30 años haciendo el noticiero de la noche en forma ininterrumpida.
Ha variado el nombre del noticiero, pero yo siempre he estado ahí. Desde
1983 hasta hoy se llama Telediario, con dos horas de duración.
J.A.F: ¿Es el que más audiencia tiene en
Monterrey?
Arq. Héctor Benavides:Es el de mayor arraigo
y el de mayor audiencia, en un horario muy difícil porque competimos con
las telenovelas.
J.A.F.: En estos treinta años el país ha
cambiado enormemente. ¿Cómo se siente ese cambio desde la silla
de un conductor de noticias?
Arq. Héctor Benavides:Es una experiencia
inolvidable. En 1975, cuando empecé a traer entrevistados al estudio del
noticiero, un día tuve la oportunidad de entrevistar al hijo y al nieto
de José Clemente Orozco, el famoso muralista mexicano. El papá dijo
al aire que su hijo había heredado el talento para dibujar de su abuelo,
el muralista Orozco. Me dijo que para probarlo en ese mismo momento me podía
dibujar algo. Le pregunté que si podía darle un tema para que lo
desarrollara. Le dije una sóla palabra: corrupción. Era 1975 y estábamos
en el sexenio de Echeverría. El chavito Orozco, que tenía 12 años,
hizo un extraordinario dibujo que aun conservo, en el que se ven unos cuervos
y distintos motivos que dan miedo.
¿A dónde quiero llegar? Ya desde 1975 se hablaba de la corrupción.
Con López Portillo, ¡uuufff!, fue la corrupción a la n potencia
con todos sus familiares y amigos. Y hasta hoy seguimos hablando de la corrupción.
Ahí está el caso del niño verde.
Estar sentado en esta silla del noticiero te va creando callo y te das cuenta
que la condición humana no cambia. Las injusticias en este país
siguen existiendo. Pero si le das el enfoque del vaso medio vacío, te amargas
y te paralizas y puedes perder toda esperanza de que esto (nuestra ciudad, nuestro
país y nuestro mundo) logre ser mejor.
J.A.F: ¿Cómo se lleva con los políticos?
Arq. Héctor Benavides: Nunca me he llevado
bien con los políticos, porque no me he dedicado a complacerlos con las
noticias.
Un día me mando Francisco (González), el director del Multimedios,
a entrevistar a Alfonso Martínez Domínguez, quien era su compadre,
y había sido destapado por el PRI como candidato a gobernador de Nuevo
León. Tomé un avión y me fui a la ciudad de México.
Cuando llegué a la entrevista, Martínez Domínguez me dijo
que primero me pusiera de acuerdo con Joaquín López Dóriga,
que en ese tiempo era su asesor de imagen. De inmediato le respondí que
yo no tenía por qué ponerme de acuerdo con López Dóriga,
que yo sabía hacer mi trabajo. Insistió en que nos pusiéramos
de acuerdo. Le dije que yo sabía en donde nos colocaríamos, y que
si el señor López Dóriga tenía algo que opinar que
lo hablara una vez terminada la entrevista. Estaba presente el Ingeniero Pastor,
que era nuestro representante allá. Lo vi que se asustó, pero le
comenté de inmediato que no se preocupara.
J.A.F: ¿Cómo reaccionó López
Dóriga?
Arq. Héctor Benavides: Fue muy prudente.
No dijo nada.
J.A.F: ¿Alguna pregunta que le haya hecho a Martínez
Domínguez que refleje el tono de la entrevista?
Arq. Héctor Benavides: Yo de por sí
iba de mal humor a la entrevista. ¿Por qué tenía que ir a
México a entrevistar al futuro gobernador de Nuevo León? ¿Por
qué no lo podía entrevistar en Monterrey? La explicación
era que debíamos ganarle la entrevista a los demás medios.
Le pregunté de entrada: "¿Lo están sacando de la banca?".
De inmediato se molestó. Pero yo insistí. Le dije que lo habían
mandado a la banca a raíz de la matanza del jueves de Corpus. Su expresión
cambió. Y así nos llevamos la entrevista. Fue incómoda para
Martínez Domínguez.
Yo soy de los que pienso, desde siempre, que no tiene sentido preguntar, solamente:
"¿y cómo se siente después de su nombramiento?".
Esas preguntas son un día de campo, responden lo que quieren y aportan
poco o nada al auditorio. Eso no tiene sentido.
J.A.F.: ¿Y cómo fue tu relación con
Martínez cuando llegó a ser gobernador?
Arq. Héctor Benavides:Siempre resultó
tensa. Martínez Domínguez mandó a construir una gran presa,
la de Cerro Prieto, porque Monterrey ya no tenía agua. Yo cuestioné
siempre el lugar en donde decidieron construirla, porque como es una zona de tierras
muy flojas, es muy difícil controlar las filtraciones.
Martínez Domínguez, el Gobernador, me mandó una carta que
decía: "usted es un profesional de la comunicación, yo soy
un profesional de la política. Sería conveniente que usted y yo
nos sentásemos a platicar. Lo invito a un desayuno en mi casa". Me
llamó también su publirrelacionista Adolfo Pérez Chávez,
para poner fecha a ese desayuno. Yo le respondí que "mientras más
lejecitos de ellos (de los políticos), mejor".
Mi relación con Martínez Domínguez mejoró cuando dejó
de ser gobernador. Le hice una entrevista sobre el jueves de Corpus, y responsabilizó
directamente a Luis Echevería de los hechos. Me platicó que Echeverría
lo agarró de la quijada y le dijo: "Alfonso (Martínez Domínguez),
vas a hacer un servicio al país. Vas a tener que presentar tu renuncia,
no hay otra forma de parar esto"
(la inconformidad por la matanza de los jóvenes).
J.A.F.: ¿Qué nota informativa recuerdas haber ganado que te marcó
como periodista y te dio un lugar entre la gente de Monterrey?
Arq. Héctor Benavides: En enero de 1979 salí de vacaciones a Europa.
Hablé con el señor Francisco González y le comenté
que como ya estaba planeada la visita del Papa a México, me autorizara
una lana para ir a Roma y hacer un reportaje sobre Juan Pablo II. Aceptó.
Hablé con nuestros amigos de la agencia EFE y me acredité en el
Vaticano. Ahí, por cierto, me encontré a López Dóriga
cubriendo el viaje del Papa.
Ahí en Roma se da una anécdota a todísima madre: el miércoles
24 de enero de 1979, un día antes de que el Papa saliera a México,
durante la tradicional audiencia de los miércoles, fui al aula Paulo VI
con el objetivo de conseguir un saludo del Papa para Monterrey. Nos acreditaron,
a mí y a Manolo Don Pablo, de la agencia EFE, para estar en la segunda
planta, con todos los reporteros. Cuando me vi tan lejos del Papa, yo busqué
la forma de bajarme. Nos pegamos con un grupo de polacos y nos fuimos acercando.
Cuando pasé frente al Papa le dije con voz fuerte: "¡su Santidad,
un saludo para el 'Popolo' de Monterrey!" Me di cuenta que el Papa me veía
con ojos de extrañeza, como preguntando ¿y éste quién
es? Yo estaba apachurrando a unas monjitas para poder estar mero enfrente del
Papa. Sentí que Juan Pablo II estaba molesto con mi insistencia, pero le
volví a insistir y entonces fue cuando me contestó: "Sí,
sí, sí, Monterrey, sí, sí". La voz del Papa diciendo
Monterrey ya estaba en mi grabadora.
Manolo Don Pablo, mi compañero de EFE, que me había dicho desde
un principio que la idea de conseguir el saludo del Papa era una locura, me dijo
que nos fuéramos porque nos iban a quitar la grabadora. Ahí vi,
adentro de la zona donde estaba el Papa, a Joaquín López Dóriga
y a Valentina Alazraki. A ellos sí les iban a dar una entrevista. Yo mandé
mi nota, y en el Diario de Monterrey publicaron: "el Papa bendice Monterrey"
J.A.F.: ¿Qué hiciste con "el saludo" del Papa?
Arq. Héctor Benavides: Cuando salí le pregunté a Manolo si
me había sacado la foto. Me respondió que sí, pero que me
había tomado por atrás. La revelamos y me di cuenta que la foto
no decía nada. No me veía. Podía ser cualquier persona. Ese
día comí en la casa de Manolo. Le contamos la anécdota a
su esposa y ella me dijo que fuera al Vaticano a buscar la foto, porque "en
donde está el Papa siempre hay cientos de fotos, y el Vaticano las vende.
Es un negocio".
Al día siguiente fuimos al Vaticano. Encontré dos fotos. 50 dólares
pagué por cada una. Las compré. Claro se ve al Papa diciéndome
algo. Vi también la de López Dóriga y también la compré.
No las daban en ese momento. Me llegaron a México un mes después.
Le mandé a López Dóriga la suya de regalo. Le escribí,
de broma: "diez metros antes que tú".
Mis fotos las hice públicas de inmediato, porque siempre existe la suspicacia
de si fue cierto o no que el Papa me dijo: "Monterrey". Yo había
logrado la nota y eso era la prueba.
Este asunto de mostrar las fotos era muy importante, porque existía ya
la anécdota de Natividad Rosales, reportero de la revista Siempre!, de
cuando lo mandaron a entrevistar al Papa PIO XII. En esos días Natividad
andaba urgido de lana. El director de la Revista Siempre!, José Pagés
Llergo, lo amenazó con que si no le mandaba un saludo del Papa, no le enviaba
dinero para su manutención. Entonces Natividad compró una estampita
en el Vaticano y le escribió de su puño y letra: "Saludos a
los lectores de Siempre!", Firma: el Papa.
A Natividad se le armó una bronca tremenda, porque su estampita era falsa.
Durante ese mes de espera de las fotos, aquí la raza me decía que
yo era como Natividad. Me preguntaban: "¿cómo podemos saber
que la voz de tu grabadora es la del Papa?". Cuando llegaron las fotos mostré
las pruebas. Desde entonces tengo colgadas las fotos en mi oficina.
J.A.F: Cuando manejas una crítica fuerte o cuando
tocas un tema duro, ¿consultas antes de salir al aire con Francisco González,
el director general de Multimedios?
Arq. Héctor Benavides: No. Yo tengo plena
libertad y eso es importante decirlo, porque cuando critico a Marta Sahagún,
por poner un ejemplo, lo hago como periodista por la información que pueda
tener en ese momento. El señor González no permite que nos politizemos.
Nos deja trabajar. Sé que es una situación incómoda para
los señores González, pero cuando me siento frente al micrófono
me quitó la camiseta de ejecutivo de la empresa (soy Vicepresidente de
Información), y me pongo la del profesional que aspira a ser un comunicador
serio y creíble y hago mi función de periodista.
J.A.F.: ¿Te han castigado con salir del aire alguna
vez en estos más de treinta años de estar frente al micrófono?
Arq. Héctor Benavides:No, ellos no. He
recibido críticas a mi trabajo a lo largo del tiempo, pero eso es otra
cosa y no me quejo por recibirlas.
Y yo me doy una explicación: no es lo mismo decir las cosas en un canal
regional que en uno nacional, y mi medio llega sólo a una zona del país.
A Zabludovsky se le critica, pero yo comprendo que debe de haber recibido tremendas
presiones.
J.A.F: ¿Recibes presiones?
Arq. Héctor Benavides:¡Claro! No
tanto de mi empresa. Mi empresa sólo me avisa: "abusado, te la estás
jugando con eso". Y te pongo un ejemplo. Hace tiempo hubo un conflicto muy
fuerte. Salían 20,000 personas a la calle a manifestarse, y en algunas
de sus pancartas ponían: "no nos olvides, Benavides". Ellos sentían
que yo estaba con ellos. Me hablaron de Gobernación (de México)
y me dijeron: "oiga, señor Benavides, usted es comunicador o agitador".
Le contesté a esa persona: "no señor, ¿por qué
me habla así? Yo le pido que hable usted con el señor González,
el presidente de Multimedios, no conmigo".
Me dijo el de Gobernación que si esa era mi postura me atuviera a las consecuencias.
Que yo los estaba azuzando y que les daba demasiado tiempo para que dijeran "sus
pendejadas". Yo le argumenté que era un comunicador y tenía
como obligación informar y eso justo era lo que estaba haciendo. Para terminar
le dije que no compartía su opinión y que sentía lo que decía
como una amenaza. Era entonces gobernador de Nuevo León Sócrates
Rizzo. Fue en 1993.
J.A.F.: ¿Y callaron el conflicto en el Canal 12?
Arq. Héctor Benavides: No, por supuesto
que no. El señor González fue muy hombre. porque las presiones fueron
fuertes.
J.A.F.: Yo sí observo que algo pasa en Monterrey distinto a lo que se ve
en el centro del país. Y pongo sólo dos ejemplos: aquí hay
tres cadenas de televisión fuertes en competencia y ni Televisa ni TV Azteca
van de líderes absolutos en audiencia. Además, ustedes se democratizaron
más rápidamente que el resto del país, de hecho ahora están
votando otra vez por el PRI. Ya van en la alternancia real.
¿Qué sucede en Monterrey que van más rápido en comparación
con la mayoría de las ciudades del resto del país?
Más de lo que dijo el Arq. Héctor
Benavides en entrevista
(respuestas sobre la crisis de credibilidad de los medios, el amarillismo y
los políticos)
- Aquí en Monterrey se ejerce
con más amplitud la libre expresión de las ideas. Los medios impresos
son pesados, como Milenio y El Norte (Reforma). En radio los muchachos se avientan
fuerte, y en televisión también estamos haciendo nuestro trabajo.
Esto es bueno para la sociedad, porque nos creen y nos tienen confianza.
- Los medios viven una crisis de credibilidad. Se nos tilda a todos de amarillistas,
de a ver quién presenta más sangre y quién entra más
a la frivolidad. Hoy se da mucho el chismorreo, lo superficialito. Se pierde
el tiempo, es común no ahondar y no ir al fondo de las cosas.
- El amarillismo le ha hecho mucho daño a la televisión y al público.
- Los medios estamos obligados a ser objetores de conciencia: a recodarle a
la autoridad el compromiso que tiene con la población y asumirlo nosotros
también. No debemos (los medios) ser caja de resonancia de mentiras o
de demagogia. Hay que denunciar.
- La gente sabe cuando un medio de comunicación la engaña. Es
la gran lección que yo he aprendido en todos estos años.
- En los medios de comunicación en una noche se puede perder lo que llevó
años ganar. Nuestro gran patrimonio es que nos crean.
- Yo soy duro con los políticos. Tengo repulsión por el poder
y por la gente que lo ejerce. No tengo ningún amigo en el poder. Hay
algo que hace que me aleje. No les tengo confianza. En estos años he
visto que aun la gente más equilibrada, usa el poder o para beneficio
propio o de un grupo y fácil se olvidan de quienes lo llevaron ahí.
Y te hablo desde el Presidente de la República hasta de los alcaldes
de los municipios más chiquitos del Estado de Nuevo León. El poder
marea.
- Los políticos le apuestan al olvido, por eso dan información
a medias o no la dan.
- Una de las entrevistas más ásperas que he tenido es la que hice
al entonces gobernador Pedro Zorrilla, uno de los más cultos que ha tenido
Nuevo León. Zorrilla me maltrató todo lo que pudo porque yo cuestioné
la compra de más de 30 autobuses. Él me aseguró que habían
sido donados. Viajé a Estados Unidos para hacer la investigación
completa: hablé con la empresa norteamericana que los vendió,
me hice pasar por comprador y me dieron toda la información: efectivamente
habían sido vendidos y no donados. Les callamos la boca. Fue la primera
vez en Monterrey que un periódico chocaba de frente contra un gobernante.
Fue en 1975. Nos pusimos al tú por tú y era la mitad del sexenio.
- La televisión siempre debe estar lista para servir a la población.
Cuando el huracán Gilberto, hicimos una transmisión contínua
sin cortes comerciales de más de 25 horas para alertar y mantener informada
a la población.
- La clase política mexicana le teme más a lo que puedan publicar
los periódicos de Estados Unidos, como el Washington Post ó el
Wall Street Journal. Quizá no los respetan, pero sí les tiene
miedo. Al interior, da la impresión de que algunos políticos ni
respetan ni le tienen miedo a la prensa nacional.
Más de lo que dijo el Arq. Héctor
Benavides en entrevista publicado en exclusiva en Canal100.com.mx
1.- Le reconozco a mi
amigo Raymundo Rivapalacio el haber sido quien prendió la mecha, con
el periódico El Independiente, del asunto Vamos México publicado
por The Financial Times.Luego de que El Independiente dio cuenta de la nota
del Financial, la señora Sahagún se vio obligada a salir a los
medios para dar una explicación sobre Vamos México y todos los
medios se pusieron a hablar y a cuestionar a esa organización. 2.-La clase política
le teme más al periodicazo que al camarazo, porque la prensa escrita
permanece. 3.-En la radio y la
televisión siempre existe el fantasma de que el gobierno puede llegar
con el concesionario a quitarle la concesión o a restringirle su operación.
Afortunadamente no hay casos, que yo sepa, pero sí existe el fantasma
y por eso se llega a dar en algunas estaciones la autocensura. Es por temor.
4.-Yo me inicié
en Radio Alameda hace hace 44 años. Cuando yo estudiaba arquitectura
escuchaba mucho radio, porque el trabajo del arquitecto es estar pegado al restirador
y la radio es una buena compañía. Me gustaba oír música
instrumental. Un día nos encargaron un trabajo con tema libre en el que
debíamos averiguar cómo habían construido algún
tipo de edificio. Entonces fue que me acerque a la XEH, porque siempre tuve
curiosidad de conocerla físicamente por dentro. Los dueños eran
Constantino y Luis de Tárnava. Toqué a la puerta y pedí
entrar. Les expliqué que quería hacer un trabajo. Me abrieron
las puertas, conocí la cabina. Hice amigos ahí. Empecé
a frecuentar la estación y un día le dije a Domingo García
que yo quería ser locutor. Me respondió que debía ir a
México a sacar mi licencia de locutor. Estudié el reglamento,
presenté el examen, fui aprobado, me dieron la licencia 5319 categoría
B. La firmó Eugenio Méndez Docurro, quien entonces era subsecretario
de Telecomunicaciones, y finalmente regresé a Monterrey. 5.- Pensé que
sería fácil encontrar trabajo. Me pedían experiencia y
yo no tenía ninguna. Me preguntaba: ¿cómo voy a tener experiencia
si no me dan oportunidad? A través de un amigo de mi padre, el ingeniero
Raúl Chapa, delegado en Monterrey de la SCT, me contacté con Alfonso
Flores López quien tenía la estación XR. Ahí hice
mi primer trabajo el jueves santo de 1960. Me metieron a una cabina a hacer
anuncios. En septiembre perdí el empleo porque Alfonso Flores vendió
la estación y a todos nos dieron las gracias. Todo el equipo de noticias
se fue a trabajar con Clemente Serna Martínez, que tenía varias
estaciones. Yo no quería alejarme del micrófono. -- Busqué
al grupo de reporteros que se contrataron con Serna. Hablé con Raúl
Pérez Alameda y me dio una grabadora para que hiciera entrevistas. En
las mañanas agarraba mi grabadora y me iba a los tres palacios, el municipal,
el de gobierno y el federal, y para las dos de la tarde llegaba a la estación
con 15 ó 20 entrevistas. Unas las pasaban y otras no. 6.-Un buen día,
en 1961, el presidente López Mateos visitó Monterrey. Yo me subí
a un autobús con otros compañeros de la prensa. Llegamos a una
comida. Yo era el único reportero que traía grabadora. Me pagaban
200 pesos a la quincena. Yo le caía bien al gobernador. Levanté
mi grabadora para que la vieran el gobernador y el presidente. El gobernador
me hizo la seña de "qué quiere". Le dije que quería
una entrevista con el señor Presidente. Se rieron los dos, el gobernador
Rangel Frías y el presidente López Mateos y siguieron comiendo.
Pensé que no me harían caso, pero yo no me moví. Al ratito
llegó una persona del Estado Mayor Presidencial. Me dijo que tendría
cinco minutos para entrevistar a López Mateos. Me insistió que
serían sólo cinco minutos. Yo tenía veinte años.
Cuando inicié la entrevista, López Mateos se dio cuenta que yo
era un novato y empezó a adornarse. Yo me quedé bloqueado. Me
dio una entrevista de 15 minutos en la que me dijo cosas como de este tipo:
"Monterrey es una tierra de hombres de gran empuje que han sabido convertir
a una tierra agreste en un vergel". Para mí lo importante fue la
suerte que tuve. A un año de iniciado como reportero, ya estaba entrevistando
al presidente López Mateos. Esa suerte me ha acompañado toda la
vida. De regreso en el autobús, todos los reporteros de los periódicos
locales y nacionales escucharon mi entrevista y tomaron de ahí información
para hacer su nota.
7.-En 1964, asistí a un concierto en Houston de los Beatles. Yo fui el
único mexicano que los entrevistó en esa ocasión. Se publicó
en el periódico El Porvenir. Esa entrevista provocó que me llamaran
a la televisión al Canal 10 para conducir el programa El clan del martillito,
una emisión musical en la que entrevisté a muchas figuras. Fue
el primer programa grabado en provincia que se transmitió a nivel nacional
por Canal 2. 8.-Desde el 1 de septiembre
de 1968 estoy en el Canal12 de Monterrey, con Francisco González. De
eso ya hace 36 años. A los 24 años yo era director de Producción
y Programación del Canal 12. Lo empezamos 15 personas, contando a los
dueños. Yo terminé la carrera de arquitectura y me recibí
en 1968, aunque jamás me dediqué a esa profesión. Quise
obtener el título de arquitecto para darle una satisfacción a
mi padre y a mi madre. 9.-Sin darme cuenta,
a la distancia, creo que he sido muy audaz y, al mismo tiempo, poco malicioso.
Yo no busco engañar ni embaucar, persigo lo que quiero e intento alcanzar
mi sueños.