Fuente: CinesecuenciaS
Conversar, aunque sea de manera breve y accidentada con Arturo Ripstein, considerado a nivel internacional uno de los directores mexicanos más destacados, siempre resulta una experiencia aleccionadora. Cine-SecuenciaS tuvo oportunidad de platicar con el cineasta, vía telefónica, con motivo de la participación de la cinta Las razones del corazón en la Sección Oficial en competencia del Festival Internacional de Cine de San Sebastián; la película se exhibirá el próximo 23 y 24 de septiembre en la ciudad española.
El dos veces ganador de la Concha de Oro del certamen español (por Principio y fin y La perdición de los hombres) hizo gala de sus características solemnidad y agudeza intelectual, combinadas con buen humor y concisión, en las respuestas que brindó -en medio del bullicio de su hogar- acerca de su más reciente filme, al que considera como “el mejor que he hecho”.
Cuando Las razones del corazón era un proyecto en desarrollo, usted comentó sobre el asunto que trataba, que le parecía más importante el acontecimiento de morir que la misma idea del amor, ¿podría detallarnos este punto?
Con eso es suficiente, es más que bueno el recuerdo que tiene de mi respuesta que, seguramente, fue mucho peor que lo que usted dice.
Estamos hablando de la adaptación de Madame Bovary de Gustave Flaubert, hecha por Paz Alicia Garciadiego, ¿cómo fue su aproximación como director a esta clásico de la literatura?
No, no, no. No es una adaptación ni mucho menos. Alguna vez Paz dijo que se inspiró en Flaubert, igual que pudo haberse inspirado en (Leopoldo Alas) Clarine o en (León) Tolstoi; es un adulterio que termina mal, no es una adaptación, de ninguna manera, de nada.
¿Por qué le interesó abordar este tema?
Me interesan los extremos, la crudeza de ciertas situaciones que te van llevando estructuralmente, dramáticamente, a un final feroz. Eso siempre me ha interesado, ese es el mundo por el que siempre he transitado.
El de los melodramas que se enfilan a la tragedia…
El melodrama siempre tiene la flexibilidad, la particularidad de tener plasticidad; puede uno brincar a la comedia o a la tragedia, sin remodelar las reglas profundas del melodrama.
El elenco de Las razones del corazón conjuga a actores con los que ya había colaborado anteriormente y otros para los que la película es su primer trabajo bajo sus órdenes:
El ingenio de un director de cine consiste en saberse rodear de la mejor gente posible y dejarlos hacer lo que hacen bien. Con Arcelia Ramírez me gusta mucho trabajar, y de quien me llevé una gratísima sorpresa fue de Alejandro Suárez, yo sabía el extraordinario actor que es, pero nunca había trabajado con él; la que también es una fantástica actriz es la niña que interpreta a Isabel (Paola Arroyo).
O sea que el trabajo de un director simplemente es dar libertad a los actores...
Simplemente no, para llegar a ese simplemente, el director tuvo que haber cruzado un larguísimo camino, haber tropezado muchas veces y haberse levantado de nuevo. No es “enchílame otra”. Lo que desgraciadamente pareciera ser el cine que se hace en México, muy descuidadamente.
¿Cuál es el lugar que ocupa Las razones del corazón dentro su filmografía?
Es lo mejor que he hecho. Uno se siente muy contento del último porque es el que tiene más cerca, es el que está físicamente más cerca y me parece un muy buen trabajo, es de lo mejor que he hecho.
¿Por qué se decidió por el uso del blanco y negro para esta historia?
He querido que todas mis películas sean así, lo que pasa es que los productores no me dejan. Comercialmente hablando cuesta más hacer películas en blanco y negro que en color, pero yo pienso en blanco y negro, todas mis películas son en blanco y negro, todas hubieran querido ser; todas tienen calzones en blanco y negro pero desgraciadamente, éstos no se ven.
¿Cómo se han reinventado Paz Alicia Garciadiego y usted a través de Las razones del corazón?
No nos reinventamos, seguimos penosamente adelante como Dios no da a entender.
En el caso del guión de Las razones del corazón, ¿podríamos hablar del mismo como una obra artística por sí misma?
Sin la menor duda. Es posible hacer una película sin un guión y, aunque es difícil, es posible hacer una buena película con un mal guión. Entonces si uno tiene un buen guión, las posibilidades de que las cosas salgan bien son mucho mayores. Trabajar los hermosísimos guiones de Paz son para mi una satisfacción y una inspiración; me estimulan muchísimo los diálogos, las situaciones y las atmósferas que recrea, su sentido de la estructura, la manera en que escribe y describe, son como novelitas chiquitas, es un gusto trabajar con ella.
Los diálogos de la película retratan el habla popular mexicana…
Parece que se retrata el habla popular, pero si usted analiza los diálogos minuciosamente se dará cuenta que son complejísimos, así no habla nadie, son dificilísimos, de veras, utilizan verbos y tiempos cambiados, parecen habla popular sabrosa pero van más allá, son, insisto, diálogos muy complejos.
Detrás de su aparente sencillez esconden su complejidad…
No hay sencillez ni siquiera aparente, son de una complejidad furibunda, nada es sencillo, ni en la vida, ni en el mundo, ni en la historia. Todo implica una serie de complejidades asombrosas. Buscar la sencillez implica no enseñar las raíces, no es el caso de una película como ésta, complejísima.
¿Cómo se siente de su participación en San Sebastián, un festival que le ha abierto las puertas de par en par?
Me da mucho gusto, es un festival muy lindo y la programación de este año es muy interesante. Cada vez es más grande, pero todavía tiene dimensiones muy humanas.
Pero no creas que es tan fácil, cuesta trabajo acceder a los festivales, no es como decir: “ya vine y aquí estoy”, hay que tener cierto mérito para acceder a ellos.
Pero incluso para un director como usted, que ha ganado dos veces el premio más importante del Festival de San Sebastián, ¿es difícil llegar a él?
Sin duda. A mí se me dificulta hacer mis películas, y es también muy, muy difícil que las inviten, que las exhiban, que las vean. Esta chamba es difícil, muy, muy difícil.
En el pasado Festival de Guanajuato, el director Bon Joon-ho dijo que Profundo carmesí, que vio en San Sebastián, era una de sus películas favoritas sobre asesinos…
Seguramente él ha de ser un director de gustos exquisitos.
¿Qué sigue para usted y para Las razones del corazón después de San Sebastián?
Estamos pensando en otro proyecto. Es lentito el proceso, dejamos que esta película terminara, sigo chambeando. Y después de San Sebastián, Las razones del corazón va a otros festivales como los de Biarritz, Varsovia, Abu-Dhabi y Nantes.