Arturo Ripstein es uno de los directores de cine más importantes de toda la historia. Crudo, duro, terrible con sus retratos de mala vida. Es un provocador. En Europa lo aprecian siempre, en México ha corrido con poca suerte en taquilla.
Su obra es la de un artista. Su compromiso es con el arte que crea, no con la taquilla y menos con algún sentido comercial. Explora puestas en escena y técnicas cinematográficas. Pone en pantalla cuadros a la manera de un pintor.
Hace unas semanas, Ripstein dio el discurso más importante que nunca antes ningún director de cine hubiera dicho en México: dijo que Hollywood enseñó a los mexicanos (y al mundo) lo que es el cine. Y que el público asiste al cine pensando que las películas deben de ser como las de Hollywood. Ante esta máxima idea de la gente, es inevitable perder contra Hollywood. Los Spielberg, Lucas y anteriores crearon la idea del cine que domina a la mayoría de los espectadores.
Valiente fue Arturo Ripstein al decir lo que piensa. Dejó muy atrás años de discusión en los que se acusó a distribuidores y exhibidores de ser los malos de la película, por quienes el nuevo cine nacional prácticamente siempre sale perdiendo en la taquilla.
El planteamiento de Ripstein debe mover a la reflexión a todas y cada una de de las personas que pertenecen al mundo del cine mexicano. Si lo que dice Ripstein es cierto, entonces hay que tomar decisiones considerando que Hollywood no sólo es el enemigo a vencer, sino que Hollywood es el mejor amigo y el mejor aliado del público, lo que significa que cuando ese público asiste a ver cine mexicano lo hace a sabiendas de que traiciona a su amigo (Hollywood) y por eso los espectadores son capaces de cuestionar duramente al cine mexicano y son tremendamente condescendientes con el cine amigo de Hollywood (¡vaya enredo!).
El cine mexicano necesita defenderse y dar a cono-cer al público quién es, qué quiere y por qué puede resultar interesante y bueno ver cintas mexicanas. Lo que le pasa al cine mexicano, es lo que le sucede a la televisión cultural con Televisa y TV Azteca (José Antonio Fernández).

Burst (56-06-64-34 / burst.com.mx) muestra en la Gran Expo Cine Video Televisión, el siguiente equipo:

-De la marca norteamericana VariZoom, exhibió estabilizadores de alta calidad de cámara (competencia de Steadicam), tripiés de aluminio, grúas de 1.80 hasta 5 metros y sistemas de control remoto para cámaras de la marca Varizoom.
Los estabilizadores cuestan de 3,000 hasta 6,000 dls. Las grúas valen de 3,000 a 12,000 dls. El control remoto es opcional. Todos los equipos Varizoom son compatibles entre sí, lo que permite al usuario configurarlos según las necesidades y cambiar los accesorios de un equipo a otro cuando así lo quieran.

Luis Pedro González, Director Creativo de Grupo Daftfcb México, responde al Sondeo: ¿Son los mercadológos jefes de los publicistas?:
Es un hecho: la mayoría de los publicistas trabajan en agencias de publicidad, las agencias de publicidad tienen clientes y los clientes son, en su mayoría, mercadólogos. Si partimos de las ideas de que el cliente manda, el cliente es primero y el cliente siempre tiene la razón, no cabría duda de que en efecto: los mercadólogos (clientes) son los jefes de los publicistas.
Pero creo que la palabra jefe trae consigo connotaciones peyorativas que no se necesitan en una relación así.
Más que intentar descubrir quién es jefe de quién, creo que esta relación debe entenderse como complementaria. El trabajo de publicistas y mercadólogos debe significar la unión de dos cabezas con un mismo fin: supervisar la salud de la marca y juntos, colaborando en un mismo equipo, crear campañas exitosas en todos los rubros. Y así de paso, ambos darse cuenta que intentar saber si los mercadólogos son los jefes de los publicistas, es ocioso, morboso y sin sentido.

Y llamó poderosamente la atención la campaña emprendida por Carlos Slim en todos los medios para demostrar con números contantes y sonantes que Grupo Carso y Carlos Slim en persona, cartera en mano, invertirán en México en 2009 al menos casi 30,000 millones de pesos (no entiendo por qué no dejaron la cifra en poco más de 30,000 millones -otro error elemental-).
En sus desplegados de prensa, Slim combate su nueva mala fama creada por su desatinado discurso catastrofista, dicho por él mismo sin entusiasmo en el Senado en el momento más álgido de la crisis. Apunta en su campaña los empleos que Slim creará, y los casi 8,000 millones de pesos (¿por qué no pensó en anotar más de 8,000 millones?) que invertirá su Fundación en salud, educación, deporte, cultura, justicia, apoyo en desastres naturales, medio ambiente, centro Histórico de la Ciudad de México, financiamiento social y apoyo a más de 100 instituciones (suponemos de beneficio social).
El desplegado de prensa de Slim tiene la misma forma de un Informe de Gobierno del clásico PRI. Va a los números. Lo hizo el PRI por décadas y hoy lo hace Peña Nieto. Y como Slim utiliza el mismo formato paternalista del PRI, no debe olvidar que los hijos también se enojan aunque los papás les dicen que trabajan para ellos.