Marcial Alejandro se fue dejando una estela de emociones en este mundo.
Compositor, cantante y programador legendario de música en Radio Educación, fue el trovador que llenaba sus canciones de México, tequila y corazón.
El domingo 22 de marzo recibí una llamada que me hizo saber la mala noticia. Pedí hablar con Clarisa Montaraz, su pareja. Me dijo que Marcial se iba y que ya no podían detenerlo. Que era cuestión de minutos, de una hora como máximo. Al colgar llamé a la cabina de Radio Educación. Me contestó el operador en turno, Luis Luna, a quien le conté lo que sucedía. Le dije (creo en el espíritu y en la energía) que era el momento justo de poner al aire a Marcial Alejandro con sus canciones en la estación que fue su casa. Al poco rato, en el 1060 de AM se escuchó su canción dedicada a sus amigos, a sus padres y a sus hermanos. Supongo fueron varias llamadas las que pidieron escucharlo. Fue un instante único en un momento terrible de lluvia, hielo y fuego.
Marcial Alejandro fue un mexicano por los cuatro costados. Supo darle vida a su sentido de mexicanidad. Era neto, como su entrañable compañero Emilio Eber-genyi, quien fuera la voz emblemática de Radio Educación y de Canal 22, y que se le adelantó en el camino. Ambos corrieron intensamente su kilometraje, y también, quizá por eso, siempre supieron darle a su público energía y lo hicieron sentirse vivo. ¡Vaya privilegio!
Marcial probó las efímeras mieles de la gran fama al ganar el Festival OTI de la Canción con El fandango aquí, una obra maestra inspirada en las fiestas veracruzanas, las de Tlacotalpan, que fue interpretada por Eugenia León, quien tiene la capacidad artística para proyectar toda la enorme riqueza melódica de la pieza.
A Emilio Ebergenyi y a Marcial Alejandro les vimos irse muy jóvenes. Demasiado jóvenes. Debieran estar aquí dando lata y jugando y retando a los micrófonos, a sus productores, al poder y a su público. Fuente de inspiración seguirán siendo. Su compromiso casi de sangre con los medios públicos, con la cultura, la música y el sabor mexicano, con dar contenido sensible a radioescuchas y televidentes, es su mejor herencia.

¿Son los mercadólogos jefes de los publicistas?, Enrique Gibert, Presidente y Director General de la agencia Gibert, responde a la pregunta:

Ja! ja! ¡Qué pregunta tan chistosa!
Pienso que en pleno siglo XXI resulta bastante anacrónico plantearse si los mercadólogos son “jefes de los publicistas”.
Con todo respeto, la pregunta se me hace del siglo pasado, aunque entiendo que, en muchos aspectos, nuestra mercadotecnia y nuestra publicidad pertenecen al siglo pasado.
La frase “el cliente siempre tiene la última palabra” no se acuñó a raíz de una discusión entre un mercadotécnico (la carrera es mercadotecnia) y un publicista, sino como reconocimiento al poder soberano de la decisión del “consumidor” al momento en que se para frente al anaquel de toallas sanitarias en el autoservicio y escoge la marca que mejor le cae. ¿Qué quiero decir? Que ni el mercadotécnico tiene autoridad sobre el publicista ni ninguno de los dos sobre el mercado.
La verdad está en otra parte: en lo que mueve la razón y la emoción para que se prefiera una marca respecto de otra.
Por supuesto que no ignoro que hay mercadotécnicos que se sienten dueños de la verdad -si es que la verdad estuviera en los resultados de las investigaciones-, como hay publicistas que se sienten dueños de la gran idea -si es que no es un fusil de otra que bajaron de sus archivos en internet-, pero unos y otros suelen equivocarse con igual falta de criterio... y necedad. Y es entonces cuando el damnificado no es el consumidor. Que no se preocupen quienes compran, sino la marca que deja (el consumidor) para adoptar otra.

Y Canal Once cumple 50 años de vida. Ha pasado por muchas épocas.
Una de las más brillantes la vivió en los setentas y parte de los ochentas, tiempos de un Once que mostraba el corazón por delante cuando fue contestatario, divertido, crítico y altamente creativo, con personajes como Tomás Mojarro, Sergio Romano, Luis Carbajo y sus Buenos Días, el programa Trizas en trazos, Teatro en atril y las mesas de polémica de Jimmy Fortson (que por cierto demandó a Alejandra Lajous porque considera que le arruinó la vida al dejarlo fuera del 11). Destacaron directores como Héctor Parker y Pablo Marentes.
Con Alejandra Lajous el 11 se hizo serio y olvidó ser contestatario, pero potenció al máximo la calidad de su transmisión (obra del Ing. Eduardo García Travesí que ha continuado el Ing. Oscar Baldenebro hasta lograr la imagen impecable) y también su diseño de imagen en pantalla de alta estética (creada por Daniel Schwebel). Destacaron los documentales de naturaleza producidos por Fabricio Feduchy y el lanzamiento de la barra Bizbirije, diseñada por Patricia Arriaga.
Después con Julio Di-Bella el Once se atrevió a producir un noticiero no gobiernista y de nueva cuenta a colocar las producciones propias en sus mejores horarios (como en sus tiempos traviesos de los setentas y ochentas), lo que llenó de vida otra vez al Canal. Sus niveles de audiencia subieron significativamente. Y ahora Fernando Sariñana le da un nuevo aire al Once. Lo rejuvenece con series de ficción, formatos imaginativos y mayor ambición de público. El Once es invencible (Juan Ibarguengoitia).

Kramer (5523 0629 / www.kramermexico.com) es la marca israelí que vende switchers, matrices, ruteadores, distribuidores y generadores de señal, convertidores y soluciones de instalación, como cable, conectores y placas de pared, entre otros productos. Promueven los siguientes equipos:
1) El producto más vendido de Kramer es el escalador VP-724XL. Ahora lanzan el nuevo modelo VP-729 que acepta dos entradas VGA, dos en HDMI, dos en Video Compuesto, dos en S-Video, tres en Componentes y una en USB. Cuenta con una salida a HDMI (escala todas las señales a HDMI). Vale menos de 3,000 dls.
2) Impulsan su línea de cables. Advierten a los usuarios que el 80 por ciento del éxito de la calidad de imagen de una instalación depende de la calidad de los cables y de los conectores. Los usuarios deben considerar que un mal cable y un mal conector puede dar al traste con la mejor producción. Kramer garantiza óptima calidad en todos sus productos y sus cables, aseguran, lo confirman. Los venden por rollo y también a la medida, según sea el caso. Un cable de fibra óptica vale alrededor de 100 dls. el metro lineal. También es importante que el usuario no olvide que los cables de fibra óptica son muy delicados.