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Editorial publicado en la Revista Telemundo el 03 de mayo 2024 |
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Por José Antonio Fernández Fernández
Descartes acuñó una famosa frase: "Pienso, luego existo". Es recomendable aplicarla en infinidad de momentos en la vida, sirve para los toreros en la plaza de toros, es muy útil que la consideren los goleadores en los equipos de futbol, los pilotos de aviones especialmente al momento de despegue y aterrizaje, los legisladores cuando aprueban una ley, los científicos que dan el visto bueno a una vacuna, los representantes de países en la ONU al momento de que aprueban o no una sanción a otro país, el profesor cuando pone las calificaciones finales y el ciudadano o la ciudadana cuando deciden su voto en una elección.
"Pienso, luego existo" es una frase llena de sentido del humor, es capaz de provocar carcajadas internas que se escuchen en todo nuestro cuerpo, que las entienda la piel. Obliga a sincerarnos, a que nos digamos nuestra verdad y que esa verdad nuestra la pongamos a prueba.
Cuando nos lanzamos a nosotros mismos un "Pienso, luego existo", en la mayoría de las ocasiones significa que nuestra decisión fue sacar un escudo de gladiador para defender nuestra autoestima y al mismo tiempo abrir camino, nuestro camino. Que, por supuesto, lo podemos compartir con más personas.
El derecho de existir nos lo da el pensar, y pensar es lo que nos da el derecho de existir por nosotros mismos, es la esencia de la libertad con todas sus posibilidades.
El "Pienso, luego existo" nos compromete a responder cualquier pregunta, incluyendo la de confesar nuestra ignorancia, explicar eso que sabemos o hasta preguntar para saber más. Nos da alas para volver al origen, también alas para volar a lo desconocido.
"Pienso, luego existo" significa un reto, es que cada quien se entere y reconozca que está hecho para pensar por sí mismo, aún cuando se vea rodeado de miradas que lo intimiden para que justamente no piense y decida por cuenta propia, sino ceda a la presión de quienes buscan manipular sus decisiones y conductas.
"Pienso, luego existo" es un canto que invita a ser uno mismo, y solo se puede ser uno mismo si se piensa. Lo dicen en las escuelas de todo el mundo los profesores de todas las materias: piensen, no olviden que la diferencia entre los seres humanos y los animales es nuestra capacidad de pensar.
Para comprender más al ser humano, es muy útil dividirlo en partes: la carnal, que es la piel tal cual. Nunca miente. Otra es la emocional, deja sentir su poder cuando hay velocidad. Tampoco miente, alerta de peligros y hace gozar con la adrenalina. Otra más es la sentimental, el corazón tampoco miente, ahí viven cariños, querencias, amores. Otra parte es la racional, ahí está el pensamiento con todos sus juegos. Ahí aparece la frase "Pienso, luego existo", esta parte es la única que puede mentir, incluso que nosotros busquemos mentirnos a nosotros mismos ante lo evidente. Los miedos y falsedades acosan la razón, la ponen contra la pared, no cualquiera aguanta tanta presión. Ahí es cuando hay que sacar la casta, el pensar más para que el "Pienso, luego existo" sea fuerte y no forme parte de una ola incomprensible. Y la quinta parte es la espiritual, tampoco miente. Lo espiritual es eso inexpicable que nos inspira, que nos hace ser mejores personas. Ahí están nuestras inspiraciones que no pocas veces también nos hacen llorar. (JAFF) 
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